Ataviado con una camisa roja deliciosamente hortera -ni el rumbero catalán más osado la igualaría-, lo primero que hizo el guitarrista de San Luis, Missouri, fue animar al personal a que se congregase ante el escenario. «Todos aquí abajo», dijo en un castellano macarrónico y el público, con una nutrida representación de tupés en crecimiento y 'decrecimiento', obedeció solícito. La cosa empezaba bien , pero iba a terminar mejor, mucho mejor.
[url=http://www.ideal.es/costa/pg050408/prensa/noticias/Vivir/200504/08/ALM-SOC-073.html]Con el ambiente ya caldeado por tres cuartos de hora escasos de actuación, atacó 'Sweet Little Sixteen' ('Dulce quinceañera') e invitó a las «señoritas» a subir a bailar el escenario. La propuesta tuvo el éxito que cabía esperar y pronto había más de una docena de improvisadas 'go-gos' escoltando al protagonista de la noche.
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A la vuelta pasé por al lado de la tuya casa, saqué la cabesa desde mi hauto y grité: CHURETICAS!
una bandada de gabiotar alzó el vuelo, el sol iba sumerjiendose entre las montañias y solo me contestó el eco de mi propia vos...