Probablemente, la evolución de la fémina cántabra hacia el hermafroditismo (que les están saliendo huevos, vamos) se debe al paupérrimo material genético proporcionado por los -ejem- "machos" cántabros, de cuya fecundación emergen ejemplares tan escasamente aptos para la supervivencia como el susidicho Felishuco o Iván de la Peña: alopecia temprana, asimetría anatómica, inutilidad manifiesta.
Ante semejante proliferación de ADN mitocondrial de deshecho, la hembra cántabra tiende ahora hacia la autofecundación. Y no es extraño, la especie ha de defenderse frente una decadencia biológica que convierta el litoral cántabro en un sombrío erial poblado por felushucos y bustamantes que se persigan unos a otros olisqueándose el culo, colgando ristras de ajos y mirándose mal (especialmente felishuco, que te mira mal hasta cuando te mira bien).
Criadillas escribió:De puta madre.
Tú tratas con ellas.
Y yo simplemente me las follo.
Sí, sí.
Tú tranquilo.
Conmigo, peligro ninguno.