
Me lo pasé como hacía muchísimo tiempo que no me lo pasaba viendo una película (probablemente desde Interstellar en el cine, que me flipó bastante). Siempre me llevo una gran sorpresa cuando me encuentro a un director tan joven haciendo estas cosas: una cinta con un empaque de veterano, con ritmo (en todos los sentidos) perfecto y con elegancia y buen gusto en cada plano. Parece que el cabronazo de Damien Chazelle, en vez de 29 años, tuviese 55; y que en vez de ser su segundo largometraje, fuese el décimo. Un nombre a tener en cuenta de cara al futuro.
Enorme pareja principal en el plano interpretativo, y unos diez o quince minutos finales que te mantienen en una tensión aplastante.
Cojonuda, y uno de esos curiosos y más bien escasos ejemplos en los que un guión no especialmente brillante (en manos menos talentosas hubiese sido una película mucho menos redonda, e incluso mediocre) no es un obstáculo para que resulte una película sobresaliente.
Un 9.
Casi casi, lo mejor de 2014 de entre todo lo que llevo visto.