Mr. Blonde escribió:Bueno, el equivalente a los Goya (salvando enormes distancias) allí serían los oscars, y como digo allí tampoco permitirían que pasase.
A Buenafuente, que parece que este año vuelve a organizar los Goya le han estado increpando por twitter por no hacer algo parecido. A mi me parecería una gilipollez, porque demostraría que lo único que queremos es ser iguales que los americanos y porque las comparaciones serían sangrantes.
Entiendo lo que quieres decir, pero los Goya ya son una imitación de los americanos, la organización y estructura de las galas son una imitación de los americanos, los presentadores Buenafuente son una imitación de los americanos, y básicamente todo es ya una imitación de los americanos y las comparaciones
ya son sangrantes.
De todos modos lo que vimos fue un acto de terrorismo típicamente británico, ningún presentador americano iría tan lejos y ni siquiera Chris Rock, que se faltó bastante en los Oscars, se atrevió a llegar a esos límites. El problema de Buenafuente es el mismo que tuvo Letterman en su día: no puedes insultar a los actores de tu país a quienes después necesitarás como invitados en tu programa, así que hay que pasar por el aro. Sólo un presentador extranjero a quien le importe tres cojones podría hacer algo así. Es como si aquí la lía un presentador argentino en los Goya; no puedes esperar de ningún español que haga algo así porque le pondrían en cuarentena, pero el argento siempre puede volverse a su país hecho un héroe por haber masacrado a los gallegos.
Es un problema de negocios, yo estoy seguro de que a muchísimos americanos de a pie les ha encantado ver humillados a los estrellones de Hollywood en un país donde curiosamente se tolera sin problemas el humillar salvajemente a decadentes ex-estrellas que se dejan vapulear para poder seguir saliendo en TV (incluso hay programas que se dedican a eso) pero donde no puedes tocar públicamente a Tom Cruise o Angelina Jolie porque su nombre equivale a taquilla. Lo gracioso es que Gervais fue cruel, pero no dijo nada que la gente no supiera ya y que no se dijera constantemente en círculos privados. Lo que pasa es que tocó la fibra no sólo de los egos, sino de la imagen que en Hollywood consideran esencial para mantener el negociete en marcha.
Y en España el cine también es un negociete chulo.