Yo tampoco, pero he visto a:
Marc FordPor resumirlo de manera certera: me pasé dos horas a metro y medio de uno de mis ídolos, el hombre que elevó a las alturas mega-discos como “The Southern Harmony and Musical Companion” (de rodillas) o “Amorica” (¡de rodillas!), apabullado por su increíble clase como guitarrista de blues-rock y teniendo la sensación de estar asistiendo a la resurrección de algún difunto guitarrista legendario de los 70. Pero no, era Marc Ford, el de los solos de ”Remedy” y “Sometimos Salvation”.
Viene con su propio grupo (Fuzz Machina) y hace únicamente canciones de ese repertorio, es decir: nada de Crowes, algo que por otro lado tampoco se esperaba y que nadie tuvo la garrula idea de pedirlo: por suerte la gente sabía lo que iba a ver. Lo que habíamos ido a ver –yo al menos- era su para mí legendaria forma de tocar. El tipo no tiene una gran fama, ni su estilo puede ser apreciado al 100% por el público en general, pero es exactamente la clase de guitarrista que a mí me gusta (mucha influencia de Stevie Ray Vaughan –tocó una versión de hecho-, Hendrix, y rock setentero en general) y viéndole tan cerca estuve en el puñetero cielo, comprobando con qué irreal naturalidad se desenvuelve. En cuanto a su guitarra tuvo una noche pletórica: muy, muy pocas veces he visto a un guitarrista eléctrico con tanto feeling sobre un escenario. Muy pocas. Este tipo es uno de los grandes.
Era muy curioso verle comportándose casi como en su casa: cuando estaba tocando con máxima intensidad, de repente paraba y se giraba para encenderse el cigarrillo, o se agachaba constantemente para juguetear con su pedalera buscando ruidos nuevos, y a los pocos segundos volvía a cerrar los ojos y ¡seguía con exactamente la misma intensidad! Hay guitarristas que sólo alcanzan esos momentos de feeling unas pocas veces durante un concierto y, cuando sucede, no se les ocurre interrumpirlo encendiéndose un cigarrillo. Marc Ford, por el contrario, parece llevar la puta guitarra en la sangre hasta el punto de que necesita 0’0 segundos para alcanzar 100% sentimiento, y lo mantiene canción tras canción: quizá no tiene en conjunto la técnica de un Vaughan o un Rory Gallagher, pero el feeling está a ese nivel, absolutamente. Hizo como 5000 bendings (o sea, estirados de cuerda) y cada uno de ellos hacía que se te cayeran los cojones al suelo: un puto lagrimón.
Mi visión no es subjetiva porque soy un fan suyo desde hace muchos años y verle desde tan cerca ha sido como una puta experiencia mística, pero en fin: uno de los mejores guitarristas de las últimas dos décadas, un coloso del blues-rock, un tipo que parece nacido en otra época... pero no, está vivo, está tocando por España y en locales pequeños y medianos, donde uno puede ver cómo se deja llevar por su instrumento al estilo de las leyendas del pasado.
Quien toque y disfrute viendo tocar la guitarra que mate a quien sea por ir al verle. Quien le tenga alergia a los continuos solos de guitarra (porque básicamente es eso lo que a Ford le gusta hacer), quien no sepa comprender bien el instrumento o sencillamente espere brincar con canciones estilo Black Crowes, que se quede en casita.
El gran Marc Ford el pasado jueves: laudetur!!