Te cuento, @Ruttiger:
En el Bilbao actual, una chavala de 17 años que ha ido a colegio religioso, plantea a su padre (su madre murió cuando ella era pequeña) y a su tía (hermana del padre) que quiere hacerse monja, que ha abrazado la fe y se quiere meter en un convento (de clausura).
Y ahí te muestra las dinámicas familiares, entre la chavala y el padre, con la tía más moderna, con las monjas, con el cura del colegio, con las amigas... y cómo se recolocan todas las piezas familiares, sus miserias y sus intentos más o menos torpes de disuadir a la chavala.
La mayoría de la gente que ve el mundo como yo (de izquierdas, atea...) sale del cine odiando a la iglesia, a los colegios religiosos, que si secta, que si manipulación... pero resulta que mi visión de la película (y del asunto que trata, sobre todo) es bastante diferente, y me sorprendí posicionándome en favor del derecho de la chavala a decidir, frente a la gente que se alinea con la tía y sus intentos de que no le roben a la sobrina.
Y es curioso, y me tiene inquieto. Que tengo claro que si un hijo mío (y sobre todo, una hija, con el papel de la mujer en la Iglesia, y lo que es un convento de clausura) me plantea algo así mi posición se parecería más a la de la tía, pero a la vez quiero creer que lo haría desde una postura más negociadora y menos impositiva, pero ya digo, viendo la peli me parecía que la chavala había escogido, y que debían dejarla decidir, sobre todo pensando que es algo reversible (esto me parece muy importante, no es como unirse al ejército que no puedes desertar, del convento te puedes ir cuando quieras).
Por otra parte, me sorprendo a mí mismo pensando que la vida en el convento tiene algo atractivo, huyendo del mundo de consumo, de los trabajos de mierda, del cemento y el móvil... pero a la vez me parece que la demonización del sexo que hace la iglesia es algo perverso y absurdo.
No sé, tiene mil aristas la peli, merece muchísimo la pena.


