La Serie del Mundodisco, de Terry Pratchett, es un conjunto de novelas ambientadas en un mundo imaginario que, digan lo que digan las contraportadas de los libros de la serie, cabalga a lomos de cuatro elefantes que, a su vez, reposan sobre la concha de Gran A'Tuin, la Tortuga Estelar. Por lo demás, la ambientación es medieval-fantástica. Libros así, hay a puñados: sólo tenéis que coger cualquier catálogo de la editorial Timún Mas y encontraréis mogollón de fantasía-basurilla que leer.
El mismo autor afirma: "El Mundodisco empezó porque pensaba que había mucha novela sub-Tolkien mala por ahí a principios de los 80, pero después una cosa llevó a la otra, más o menos". Pero tampoco hay que fiarse mucho de lo que diga, porque en otra ocasión afirmó: "Te puedes comunicar con los muertos tecleando en ZX Spectrum".
Las diferencias entre esta serie y el resto de la fantasía escrita son, principalmente, dos: el humor y la filosofía (su visión algo irreverente y ácrata de la vida), por lo general combinados. Los libros del Mundodisco son graciosos siempre, e hilarantes por momentos. Todos los lectores coinciden en haberse sorprendido a sí mismos riendo a carcajada limpia en los lugares más insospechados y vergonzosos (como el metro, o un urinario público) con un libro en las manos. El toque filosófico, aunque presente en toda la serie, se deja notar más en las novelas más recientes (sí, las que no están traducidas al castellano). Aunque recientemente se acaba de editar en castellano Dioses Menores, novela en la que Terry se mete hasta la cocina en el mundo de la religión y la filosofía.
Otra característica importante es que el Mundodisco parodia los libros de fantasía. El protagonista de las primeras novelas es Rincewind, un hechicero que no puede memorizar conjuros, cobarde hasta la médula: un antihéroe por excelencia, el Don Quijote actual, mejor y más divertido que el original. (Venga, fundamentalistas, inundadme con e-mails de protesta).
Las situaciones son muchas veces inversas a las de los libros usuales: los gnomos son sucios y desagradables, el ratoncito Pérez lleva unas tenazas por si acaso se queda sin cambio, los elfos (que no aparecen hasta la novela número trece o catorce) son unos hijos de puta de mucho cuidado, los guardias son unos cobardes, el gremio de asesinos y el de ladrones son legales, los dragones sólo existen cuando crees en ellos (y, si estás en pleno vuelo a lomos de uno, te conviene tener mucha fe), los dioses sólo existen cuando crees en ellos...
Vosotros que me decis de esta saga.