Shiz escribió:A mí es que nunca me ha interesado el ajedrez lo suficiente como para entrar en este tipo de cuestiones íntimas pero, curiosamente, me regalaron el mes pasado un libro de Kasparov titulado "Cómo la vida imita al ajedrez"; lo que en principio me sonaba a panfleto de autoayuda está resultando de lo más entretenido. Si no lo has leído, que me extraña, ya te contaré.
lluisot escribió:De paso me cuentas a mí también, Shiz, que Kasparov metido a predicador me parecía demasiado plomizo, y eso que a mí el ajedrez sí que me va.
Sí que lo he leído -me gusta más leer sobre ajedrez que jugar; es, junto con el boxeo, el deporte con una literatura más interesante- y no es exactamente un libro de ajedrez. Kasparov, básicamente, explica cuál es su manera de afrontar los procesos de pensamiento y la resolución de problemas. Tiene una prosa algo desordenada, se nota que no es escritor, pero también se nota que es el tipo capaz de ganarle a "Deep Blue". Aplica de manera muy general principios básicos del ajedrez a procesos normales de pensamiento, pero lo hace de manera muy convincente y no hace falta saber una palabra de ajedrez para entenderle.
Por cierto, en el libro le tira varias pullas cariñosas a España: considera que España es la Meca del ajedrez (el país donde se inventó el ajedrez moderno, donde escribieron los primeros teóricos importantes, donde están los torneos más relevantes y donde vienen a vivir importantes ajedrecistas desde al menos los años 60) y se lamenta de que apenas salgan jugadores españoles notables.
lluisot escribió:Un detalle anecdótico pero importante para entender su ira incontenible a partir de 1972: Fischer escribió un libro con sus 60 mejores partidas que se vendió en la URSS sin pagarle ni un centavo de derechos, y posteriormente inventó un reloj de ajedrez que añade tiempo cada vez que se realiza una jugada (actualmente el reloj utilizado en todas las competiciones) y tampoco cobró. Si hoy en día hay jugadores de ajedrez profesionales es gracias a él, y le engañaron toda la vida. Parte de razón tenía el hombre, aunque la locura llevó a que no le hicieran mucho caso.
Fischer podría haber muerto siendo rico simplemente con los derechos del "reloj Fischer".
Por lo demás, no creo que llegase a estar realmente loco. Sí creo que en los últimos años se disparó su paranoia -no sin motivo- y se fanatizó al extremo, pero no dejaba de ser una versión agudizada del Fischer de siempre: decía un 10% de disparates que, como de costumbre, escondía otro 90% de afirmaciones dotadas de su característica lógica aplastante.
Vamos, salvo la pinta de homeless, no me parece excesivamente distinto del Fischer de los 70:
[youtube]QDnLIp2z1xw[/youtube]
...aunque claro, lo de sus declaraciones en el 11-S o sus opiniones sobre el Holocausto ya es otro cantar.
Ah, pues ni idea; qué mono, ¿no?
No exactamente; era como Sheldon Cooper pero sin un guión detrás. Es decir: estaba básicamente incapacitado para la diplomacia y la sutileza y se pasó toda su vida sacando a todo el mundo de quicio. Sin embargo, entre los ajedrecistas de su generación o más mayores siempre despertó mucha simpatía, algo que supongo es difícil de entender desde fuera dada su personalidad arrogante y ególatra. Cuando Boris Spassky -que siempre fue un caballero con Fischer, incluso cuando Fischer no se lo merecía- dijo que si a Fischer le encarcelaban, también a él le tendrían que encarcelar y pronunció la frase: "que me detengan, que me metan en la misma celda que a Fischer y que nos dejen un tablero de ajedrez", a Fischer sólo se le ocurrió responder:
"No quiero a Spassky en mi celda. Quiero una chica en mi celda".
