Hablemos un poco de Libros Para Hombres (bueno, de UN libro para hombres, porque el otro....) :
Lemmy, The fuckin' Man, The fuckin' Legend!!!
“White line fever” Autobiografía de Ian Kilminster, más conocido para el mundo como Lemmy de Motörhead.
Y bueno: aunque Lemmy no cuenta muchas historias extrañas (el tipo parece ser un caballero y se guarda casi toda la carnaza para él) lo de menos es lo que cuenta, sino cómo lo cuenta. Excepto el primer tercio de libro (su infancia y adolescencia y la etapa en Hawkwind), el resto trata fundamentalmente sobre la carrera musical de Motörhead sin demasiado énfasis en historias absurdas, pero es una delicia. En cada párrafo, Lemmy hace gala de un continuo pero sutil sentido del humor. No va en plan “mira qué ingenioso soy”, sino que parece un colega tuyo contándote su vida en tono desenfadado. Muy, muy entretenido. Me ha gustado tanto su estilo campechano, que se me hizo cortísimo; alguien debería convencerle para escribir una versión con diez veces más páginas.
Imprescindible para cualquier fan de Motörhead o del rock en general, o para cualquiera que aprecie el sentido del humor.
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“I’m with the band: Confessions of a groupie”Bonita portada, lástima que el interior sea horrendo.
Autobiografía de Pamela Des Barres, la groupie más famosa del mundo. En fin... no todas las autobiografías rockeras iban a ser como la de Lemmy o la de Mötley Crüe.
Cuando uno empieza a leer este libro espera encontrar datos interesantes sobre toda la gente del mundillo que Pamela ha conocido en su vida como groupie: Jimi Hendrix, Keith Moon, Jim Morrison, etc etc. Pero lo que te encuentras es un despliegue de melaza bohemia y autocomplaciente digno del subforo Traumas Varios: Pamelita contándonos cómo se sentía, Pamelita poniendo fragmentos de su diario adolescente (¿pero qué cojones?), Pamelita poniendo fragmentos de sus poemas (WTF!!!!) y al parecer creyéndose más interesante que Hendrix, Morrison o Moon. Y sí, cuenta algunas cosas sobre ellos, pero las satura de tanta mariconada rosácea que francamente no merece la pena el esfuerzo.
Puedo entender el empeño de las mujeres queriendo parecer más inocentes de lo que son para mantener parte de su encanto, y me parece bien, pero joder: después de haber leído diez veces -sobre diez tipos distintos- lo bello que era este, lo bello que era aquél, lo muy atraída que se sentía [fragmento de diario], lo muy especial que era todo [fragmento de diario], lo muy romántico y sensual que era todo [fragmento de poema], me encontré a mí mismo saltándome capítulos enteros (y al final, para qué negarlo, mandando el libro a tomar por culo).
Pamela, escucha lo que te digo: eras una chica muy guapa y todo el rollo pero, ¡¡no me interesa lo que hay en tu puto cerebro!! Si quieres convencer a alguien de que sigues siendo un alma cándida e inocente después de haberle comido la polla a todo músico que se te cruzaba, vas y le calientas la oreja a tus amigas o a tu psiquiatra, pero no nos hagas perder el puñetero tiempo dándotelas de inocente en un puto libro que es ¡¡la puta vida de una puta groupie!! ¡¡Háblanos más de los putos músicos!! ¡¡Dinos algo interesante!!
Qué putas ganas tiene alguna gente de sentirse especial, joder. Qué desperdicio de libro. Con lo que podría haber sido si lo hubiese escrito, por ejemplo, ¡¡Lemmy!!
Lemmy, ¡¡escribe más libros, por el Hamor de Dios!!