Un artículo sin desperdicio:
http://www.lavanguardia.es/deportes/noticias/20090731/53754873762/los-sms-secretos-de-ibra.htmlHe aquí un paciente que necesitaba cariño. Un paciente que pasó por el quirófano y lleva todo el brazo escayolado por culpa de la rotura de un huesito de la mano, pero también un paciente por saber esperar y aguantarse la ganas de rebelarse que tenía. Zlatan Ibrahimovic, un niño grande, un gran jugador de fútbol, requería de atenciones especiales y de ello se han encargado los responsables del Barça desde que el sueco aterrizó en la ciudad y volvió a despegar hacia EE.UU., donde hace unos días se estaba tirando de los pelos por dejar el Inter y donde ahora se da pellizcos porque no se lo cree todavía.
La sonrisa no se le borró al nuevo nueve del Barça desde que llegó al aeropuerto de El Prat, subió a la jardinera y despegó. La alegría seguía ahí un día entero después. En la creciente penumbra del campo de entrenamiento de la mítica universidad UCLA de Los Ángeles, Txiki Begiristain, el vicepresidente Rafael Yuste, Manel Estiarte, la mano derecha de Guardiola o el director de fútbol, Raül Sanllehí estuvieron atentos al delantero que de momento no ha empezado a entrenarse con sus compañeros al tener el brazo inmovilizado.
La reconstrucción de los días previos al costoso (en tiempo, en esfuerzo y en dinero) fichaje de Zlatan arroja luz sobre el sufrimiento de un jugador que por poco no se queda sin yemas de los dedos de tanto teclear su teléfono móvil. "Nos enviaba mensajes cada rato, explicando como estaba o planteando qué podía hacer", revelan en la cocina del club donde se flambeó la contratación. Los mensajes iban hacia el Barça, pero también hacia el presidente del Inter, Massimo Moratti: "Me lo prometiste, me dijiste que si venía el Barça a por mí, me dejarías ir".
Distintas fuentes azulgranas confirmaron a La Vanguardia que hubo más acción en las bambalinas que en el escenario y que el fichaje fue "dificilísimo". Es curioso que los SMS fueran claves para avivar el conflicto entre Eto'o y para despejar la llegada de Ibra. "Me voy a rebelar", decía otro mensaje telefónico firmado por Ibrahimovic que veía cómo se escapaba su tren de aspirar a ganar algo más que la Liga con un club puntero.
Pero desde Barcelona, los negociadores insistían en que tuviese paciencia. Entre tanto, José Mourinho,sólo para incordiarle, no para herirle, le llamaba en broma "traidor" y, según explican a este diario los allegados del sueco, este no hacía más que hablar en español macarrónico para devolver la provocación. De hecho, Zlatan no sabe castellano todavía y lo único que decía era "ándele, ándele o venga, venga".
Sorpendidos con el ego de la estrella sueca
En el Barça se han quedado de piedra con el tamaño del ego de la estrella sueca: es muy grande, más de lo aconsejable, apuntan unas fuentes que, sin embargo, se han maravillado por la humanidad del jugador y por las muchas aristas y aún más vértices que marcan su vida familiar, atribulada, dura y que sería imposible de soportar para otros futbolistas. "En la espinilla llevo tatuados los nombres de la familia, para que las patadas también las sufran ellas, porque ahí es donde más me dan", ha dejado dicho estos días Zlatan que ya explicado a algunos de sus nuevos amigos lo que significan todos sus tatuajes, desde el dragón que le da fuerza a buena parte de su árbol genealógico más cercano. "Tiene un ego enorme", aseguran en el club a la vez que aplauden "los constantes sacrificios" del jugador que cobrará mucho menos que en el Inter (cerca de tresmillones de euros por temporada) pero que con ello deja de ser el jugador mejor pagado del mundo. "Y eso es duro", recuerdan.
Más duro es, de todos modos, tenerse que pelear con su madre, que durante mucho tiempo se ha negado a dejar su trabajo de limpiadora. En ese partido entre madre e hijo hay empate técnico. La cabezonería de la madre parece haberla heredado el jugador que no ha parado hasta lograr su objetivo.
Zlatan ha hecho buenas migas con Raül Sanllehí y con todos los que de alguna manera han ayudado aun fichaje que "era imposible después de la cena del Via Véneto" entre Joan Laporta y Moratti y que se puso a favor en otro gesto desesperado cuando el presidente, Yuste, Txiki y Sanllehí desviaron el jet privado en el que viajaban para estrecharle la mano a Massimo Moratti y sellar el pacto que parecía imposible y que hoy tiene forma de sonrisa permanente a una nariz pegada.
