Atracción

La editorial asocial, desde la mas inmunda basura hasta pequeñas joyas... (En obras)
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Ariadna
moromielda
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Atracción

Mensaje por Ariadna »

El padre de Sofía era geólogo y eso provocó que durante varios años su familia viajara con él allá donde le llevaban los estratos, minas e incipiente civilización, como decían sus jefes cuando encontraban yacimientos valiosos en tierras de tribus que pocas veces habían visto al hombre blanco. Durante la infancia y juventud de Sofía recorrieron el sur y este asiáticos y cientos de kilómetros de la costa africana, viviendo en decenas de lugares con distintos olores y sabores. El trabajo de su padre no llevaba más de unos meses en cada estación y así Sofía pudo familiarizarse con un gran número de culturas diversas y personas diferentes.

Los viajes se acabaron cuando ella cumplió quince años y enfermó en una aldea situada en las entrañas de la jungla africana. Los sanadores de la zona después de observarla, comunicaron a la familia que sufría el llamado “mal de la seducción“. Ante tal nombre, los padres de Sofía escandalizados y al ver que su hija empeoraba rápidamente, no dejaron que los curanderos hicieran nada y emprendieron el regreso a Europa para que la ciencia moderna encontrara el remedio para salvar a su hija.

Sofía se salvó de puro milagro. El viaje fue largo pero gracias a que siempre había disfrutado de buena salud, consiguió llegar con el tiempo justo para que los científicos, después de examinarla y hacerla todas las pruebas necesarias encontraran el tratamiento que la haría sobrevivir. Sufría una extraña enfermedad en la sangre, su cuerpo perdía hierro y otros metales necesarios para la vida y la única manera de que se mantuviera estable y no los desechara era consumiendo, en proporciones adecuadas, óxido ferroso también conocido como magnetita. Sin embargo el tratamiento que debía seguir durante toda su vida no sólo consistía en eso. Según informaron los médicos, químicos y biólogos que examinaron a Sofía, los imanes naturales pueden perder sus propiedades si se someten a altas temperaturas, ese punto se conocía como “La Temperatura de Curie” y dependía del material que formara el imán. Sofía era el imán más extraño que había existido y su Temperatura de Curie era desconocida. Tras semanas ingresada en las que los médicos, completamente fascinados, examinaban a Sofía, se llegó a la conclusión de que el problema era más grave de lo que habían pensado. Cualquier subida de su temperatura, por mínima que fuera causaba estragos en su organismo y a pesar de aumentar la dosis de magnetita no recuperaba la salud hasta volver a las condiciones normales de calor corporal.

Después de que saliera del hospital, los padres de Sofía se mudaron al norte, a un clima estable y con pocas variaciones. Después de unos años, cuando Sofía dejó de ser niña se independizó y a su pesar decidió dejar la ciudad y trasladarse a otra de la misma latitud, algo que tuvo que repetir muchas más veces. Durante toda su vida se cuidó de las enfermedades y sólo pasó dos resfriados en más de veinte años pero esa precaución no fue la más agobiante ni la que le dio más quebraderos de cabeza.

Sofía era una mujer de mediana altura, de ojos y pelo oscuro y una figura proporcionada. Muchos habrían alabado su belleza en poemas y canciones pero tantos otros la habrían olvidado segundos después de haberse topado con ella. Sin embargo, esto último nunca fue así. Ningún hombre ni mujer con los que se cruzó volvió a olvidarla jamás pero tampoco ninguno pudo acercarse lo suficiente como para conquistarla o pasar el tiempo necesario a su lado para poder intentarlo. Sofía atrapaba a primera vista, en cuanto la veías ya fuera de pie, sentada o caminando ya quedabas atrapado y cuanto más tiempo permanecías a su lado más se retorcían tus entrañas. Era una obsesión, una droga, una adicción que desesperaba más cada segundo que pasabas cerca de ella. Nunca fue una persona antipática, intentaba tratar a todo el mundo con amabilidad pero pronto comprendió que no tenía más remedio que convertirse en alguien distante y hacerse amiga de la soledad. No podía dejar que el calor que pudiera producir la compañía de alguien alterase su cuerpo aunque lo deseara en cientos de ocasiones. Sofía durmió sola hasta el día de su muerte.

La única persona con la que coincidía a menudo era el dependiente de la tienda de minerales de la ciudad en la que vivía en ese momento y que se preguntaba cómo una chica tan extraña podía hacerle desconcentrarse tanto de su interesante trabajo. Dos veces a la semana traspasaba la puerta del local y se marchaba con una bolsita llena de limaduras de magnetita. Mientras las personas con las que se había cruzado por la calle esa mañana se miraban atónitas al espejo, sin verse reflejadas, sin poder borrar el recuerdo de su presencia, Sofía en su casa mezclaba en la cazuela imanes con patatas, pollo o judías y se sentaba a comer sola.

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Ostia
Perro infiel amiricano
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Mensaje por Ostia »

Jejej, está chulo.
Me recuerda a esos cuentos del Sistema Periódico de Primo Levi, los has leído?
Bueno, principalmente por la temática claro.

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Mr. Mxyzptlk
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Mensaje por Mr. Mxyzptlk »

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Alvarito
Imán
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Mensaje por Alvarito »

Estás obsesionada con el motivo ese de la mujer de hielo que rehuye el calor, Ariadna, no es la primera vez que te leo un texto sobre eso. Podrías hacer un esfuerzo por ocultarlo, por no repetirte. No sé... intercambiar personajes, buscar puntos de vista externos.

Me gusta el tema, que aquí manejas con maña, de las extrañas afecciones o atributos físicos para explicar con metáforas temperamentos y actitudes. Teniendo grupo sanguíneo AB positivo no puedo dejar de creer en la fuerza expresiva y encanto cursis de estas maytadas. Pretende ser literatura: lo vago se justifica.

Comentarios transversales que no puedo dejar de hacer:

El que tu padre sea geólogo no te obliga a viajar durante años por África, aunque supongo que es más fácil que acabes a la deriva con un padre geólogo que con un padre contable.

¿Eres castellana? Eres laísta.

Mr. Mxyzptlk, con todo el amor del mundo te lo digo: qué pesado canalla, vago y adicto que eres.
Última edición por Alvarito el 24 May 2007 04:55, editado 1 vez en total.
[...] se vio tragado por la boca de una decadencia larga y serpenteante, de la que no volvería a salir hasta que, al final mismo de sus días, se enamoró por fin de su mujer.

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Ariadna
moromielda
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Mensaje por Ariadna »

La verdad es que este cuento al principio no iba por ese camino pero ese tema del que hablas salió como consecuencia lógica de las ideas que iban saliendo mientras lo escribía. Al principio iba a ser más al estilo de una mujer fatal pero las cuentos están vivos y salen por donde quieren.

¿El laismo dónde se me ha colado?

Alvarito
Imán
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Mensaje por Alvarito »

Ariadna escribió:[...]consiguió llegar con el tiempo justo para que los científicos, después de examinarla y hacerla todas las pruebas necesarias[...]


Hacerla está mal.

"Todas las pruebas necesarias" es complemento directo, el pronombre enclítico hace de complemento indirecto, debería ser "le", "hacerle".

No voy a entrar a valorar cuánto se puede controlar la vida de un cuento. Pero se puede, eh, incluso a un clásico se le pueden meter tijeras para hacer con él lo que te salga del alma, o mejor, de la cabeza.
[...] se vio tragado por la boca de una decadencia larga y serpenteante, de la que no volvería a salir hasta que, al final mismo de sus días, se enamoró por fin de su mujer.

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Ostia
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Mensaje por Ostia »

eso de las tijeras y el control me recuerda a Borges, el hombre más citado del mundo, cuando decía algo como: "publico para dejar de corregir"

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Ariadna
moromielda
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Mensaje por Ariadna »

Gracias Alvarito, no me había dado cuenta.

Sobre las tijeras y la cabeza, eso ya depende de cómo le apetezca coser a cada uno los cuentos.

Alvarito
Imán
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Mensaje por Alvarito »

Me la sopla bastante que no sepas poner un "le" cuando proceda o que sólo haya sido un lapsus. No lo habría mencionado de no ser por el interés que tengo en saber si eres castellana, Ariadna. La gente acusa a los castellanos de laístas y leístas, contraponiéndolos con los andaluces que supuestamente tienen una sintasix más correcta. ¿Eres castellana? ¿Te consideras laísta o leísta o ambas o ése ha sido un fallo aislado? Es una encuesta.

Ah, y dejad de hablar de Borges cuando escribo algo.

Ariadna escribió:Sobre las tijeras y la cabeza, eso ya depende de cómo le apetezca coser a cada uno los cuentos.


Claro, si a una persona que no sea nula le apetece dejarse llevar, cosa que es muy lícita, existe la posibilidad de que produzca cosas interesantes al plasmarlas, pero creo que serán siempre las mismas. Sí, la perspectiva tiene palmeras y cocos, y esa hamaca con ese daiquiri que te sirve ese camarero (camarera en mi caso) tan espectacular, pero ¿cuánto valor tiene? Siempre el mismo, a menos que se haga el esfuerzo de cambiar el objeto que es producto de la deriva. No se puede operar sobre la deriva en sí misma, pero dentro del... llámalo cosmos interior, sí se puede actuar sobre los vientos y corrientes para que te lleven a distintas playas también con palmeras y cocos y con esa camarera tan espectacular.

Yo procuro hacer el esfuerzo de cambiar lo que escribo (escribo, dibujo... llámalo equis) para cambiarme a mí mismo o viceversa, sin distinguir demasiado bien cuál es la causa y cuál es el efecto, pero ese soy yo, que no busco islas paradisíacas.

Pd. Un bezito, hamigos, desde mis cocos, vi una rata el otro día en la copa de una palmera vejeriega.
[...] se vio tragado por la boca de una decadencia larga y serpenteante, de la que no volvería a salir hasta que, al final mismo de sus días, se enamoró por fin de su mujer.

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Ariadna
moromielda
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Mensaje por Ariadna »

Oh, no siempre serán las mismas, creeme. Sí que es cierto que todos tenemos nuestros leitmotivs pero eso no significa que sean omnipresentes. No es siempre necesario realizar un esfuerzo consciente para no circular alrededor de lo mismo, eso depende del momento y en realidad pocas son las personas que se pasan la vida volando como moscas atontadas alrededor de la misma bombilla. También es cierto lo que tu dices, se puede variar el rumbo o decidirlo antes de comenzar la travesía, como decía, eso según le apetezca alguno. Y por supuesto se puede utilizar la cabeza fríamente una vez hecho el viaje y cambiar extrañamente el puerto al que has llegado modificando lo escrito anteriormente. Un amigo mío decía que así es como resultan los mejores escritos y la verdad es que a él no le salían nada mal.

En resumen, estilos y gustos. Experimentar y variar es bueno pero leyendo un poco este foro literario se puede comprobar que muchos pecan de lo mismo si es que a pecar se le puede llamar el disfrutar de un estilo o maneras recurrentes y personales.

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