Allá voy.
Sr. Gray, de todos es sabido que sus escritos son densamente floridos, y sus dos mensajes de este combate no son una excepción. Sin embargo, después de podar sus textos del follaje superfluo no queda mucho. En su primer asalto argumenta basándose en su labor de propaganda de España en el extranjero, en su contribución a dar de comer a numerosos periodistas
rosas y a su aspecto sofisticado.
En cuanto al primer mensaje de Lenina, se ha basado en que Raphael tiene mejor voz que Julito, en su precocidad, en su versatilidad, en su capacidad de sobreponerse a unos orígenes humildes, en no haber necesitado a la prensa rosa para triunfar, en su atractivo de juventud y en su sobria vida privada. Un aluvión de argumentos en el que no ha faltado ataques a su adversario (muy hábil el acusarle de peloteo al árbitro).
En su segundo mensaje, Dorian Gray acusa a su adversaria (con razón) de hacer comparaciones sin justificarlas, destaca el distinto grado de conservación actual de ambos cantantes, mete la pata con lo de
Montgomery Banks (cosa que su oponente no desaprovecha), replica al argumento de la lucha contra la adversidad de Raphael de la ostentosa manera habitual, y vuelve a insistir en el internacionalismo y en la contribución al cotilleo nacional.
Lenina se muestra muy agresiva en su segundo asalto. Tras un par de andanadas a su rival destaca que la propaganda que nos hace Julio Iglesias en el extranjero no ha de ser necesariamente buena, que contribuyó a la creación de la nefasta prensa rosa, pone de relieve la peculiar manera de expresarse del Sr. Iglesias y su hipocresía, menciona que su buen estado de conservación se debe a pasar por quirófanos y recuerda el
palmarés internacional de Raphael, alude un par de veces a la pintoresca prole de Julio y concluye dándole la vuelta a la petición de sexo oral de su contrincante.
A la vista de todo esto, debemos fallar y fallamos en favor de:
Lenina.
Flores para la vencedora. Alfalfa para el vencido.