“No minemos la confianza en la vacunación por precipitarnos”
La investigadora Els Torreele, del University College de Londres, denuncia la falta de transparencia sobre las inyecciones contra la covid
P. ¿Cuáles son sus principales dudas sobre las vacunas más adelantadas?
R. N
o sabemos si evitan la transmisión del virus, algo que es esencial. Si una vacuna impide que se desarrolle la enfermedad, pero sí permite que los vacunados se infecten de manera asintomática y transmitan el virus, estaremos muy lejos de controlar la pandemia.
Tampoco conocemos la duración de la protección. Ahora sabemos que dura unas pocas semanas tras la segunda dosis, pero
no sabemos si un mes después será lo mismo. Imaginemos el peor de los casos: que después de dos meses la protección disminuye. Tendríamos una vacuna cara y dos o tres meses después la gente no estaría protegida.
No digo que vaya a ocurrir, digo que no lo sabemos. Podríamos esperar un poquito más para saber realmente cómo de buenas son las diferentes vacunas.
P. ¿Qué opina de la seguridad de estas primeras vacunas?
R.
No tenemos datos sobre su seguridad a largo plazo, tenemos datos a dos meses. Sabemos que la infección natural por coronavirus tiene efectos en el sistema inmune, incluyendo la tormenta de citoquinas [una reacción inmunitaria grave] asociada a algunas muertes. Todavía no entendemos por qué a unas personas les ocurre y a otras no. Sería bueno saber si puede haber una interacción entre la respuesta inmune inducida por una vacuna y la infección natural por el virus.
Se necesita tiempo para entender mejor esto. Tenemos el famoso ejemplo de la vacuna de Sanofi contra el dengue. La primera vez que las personas se infectan con un virus del dengue tienen síntomas leves, pero, si se infectan una segunda vez, un porcentaje de ellas sufre una enfermedad grave. Se ha visto que la vacuna tiene el potencial de exacerbar la enfermedad, como si fuera una primera infección natural: no en todos los vacunados, pero sí en un porcentaje significativo. Esto fue una sorpresa, se dieron cuenta al iniciar las campañas de vacunación. Y entraron en pánico. No es algo descabellado, esto ocurrió hace solo unos años [en 2017]. Hay razones para la cautela.
P. Las agencias reguladoras evalúan los riesgos y los beneficios.
R. El riesgo cero no existe. Es una decisión difícil, porque hay mucha presión desde la economía y la política para empezar ya a distribuir una vacuna. Reino Unido quería ir más rápido incluso que EE UU.
Hay una competición entre las agencias reguladoras, que se supone que tienen que protegernos. Esa competición y la falta de transparencia sobre los datos completos hacen desconfiar. Si tuviéramos transparencia total, todo el mundo podría ver los datos y entender las decisiones o estar en desacuerdo con ellas.
P. ¿Cree que los precios que se han puesto a las vacunas son arbitrarios?
R. Los precios están muy pensados, pero con una lógica que no tiene nada que ver con el coste real.
Es muy decepcionante que los gobiernos estén poniendo tanto dinero y no exijan transparencia. Han dado dinero a la industria sin pedir nada a cambio: ni un determinado precio ni una distribución sencilla, ni siquiera han exigido que asuman su responsabilidad.
Las empresas han pedido no tener responsabilidad legal si las vacunas contra la covid tienen efectos secundarios inesperados. Tradicionalmente era su responsabilidad.
P. Puede tener sentido que una empresa diga: “Si el Gobierno me presiona para acelerar, que la responsabilidad sea del Gobierno”.
R. Lo sé, pero yo, como ciudadana, no estoy contenta. Hay algunos políticos que están muy interesados en ser reelegidos y necesitan que se vea que hacen algo. Es un tema complicado, en el que hay que evaluar los riesgos y los beneficios.
Y todavía no tenemos suficientes datos para calcular ni los riesgos ni los beneficios. Yo no digo que la decisión sea fácil, pero la única manera de tomarla es con una transparencia total, no a puerta cerrada.
P. Parece que el movimiento antivacunas está creciendo durante la pandemia. ¿Tiene algún mensaje para las personas que estén dudando si vacunarse y ahora estén leyendo sus críticas?
R. Es un tema muy delicado. Lo que critico es que los intereses económicos marquen las prioridades. Soy muy consciente de que no hay que alimentar el movimiento antivacunas. Yo, por supuesto, defiendo las vacunas. Son la mejor intervención de salud pública que tenemos, si son seguras y eficaces.
Tenemos muchas vacunas experimentales contra la covid y algunas probablemente serán seguras y eficaces, pero todavía no lo sabemos. Y si nos equivocamos el riesgo es grande. Creo que tenemos que ser cautelosos, porque si no lo somos y nos equivocamos por querer ir demasiado rápido minaremos la confianza en la vacunación en general. No minemos la confianza en la vacunación por precipitarnos.
P. ¿Sugiere esperar un poco más?
R. Es posible controlar la pandemia con otras medidas de salud pública, como se ha visto en países como Corea del Sur: mascarillas, lavado de manos, distancia física. Sabemos que eso funciona.
Podemos esperar un poco más hasta que tengamos más transparencia. Que los productores de vacunas nos muestren todos los datos y podamos ver qué vacunas son mejores para cada grupo de población. Quizá una determinada vacuna sea mucho mejor para proteger a los trabajadores sanitarios. Si reciben la vacuna de Pfizer y resulta que no protege contra la infección asintomática, no tendrán la covid, pero seguirán diseminando el coronavirus y será un desastre.
Asegurémonos de que las vacunas son seguras y tienen la eficacia que necesitamos. Y seamos transparentes. Tengamos un discusión pública, aunque sé que será difícil con los antivacunas. Algunos de ellos se basan en ideas irracionales y teorías conspirativas, así que no será fácil.
Pero la actual falta de transparencia los alimenta. Hay gente que siempre ha creído que las vacunas funcionan, pero ahora duda, ante las presiones económicas y políticas que se están viendo. La irracionalidad de algunos líderes políticos, como Donald Trump, tampoco ayuda.
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