El rollo primatoide:
Los primates incluyen unas 200 especies, pero los más cercanos genéticamente a los seres humanos son cuatro: bonobos, chimpancés, gorilas y orangutanes, todos ellos clasificados en la categoría «homínidos». Los gibones son «hilobátidos» y pertenecen, al igual que los homínidos, a los «hominoideos», el grupo inmediatamente superior a los homínidos.
Las relaciones entre ellos forman un árbol, en el cual hay una primera separación de los orangutanes y el resto, después una segunda separación de los gorilas y el resto, después una tercera separación de los seres humanos y el resto, y finalmente una cuarta separación de los chimpancés y los bonobos (también llamados chimpancés pigmeos y erróneamente confundidos con una subespecie de los chimpancés durante muchos años). Véase el dibujito:
La vida sexual y social de los cuatro homínidos no humanos presenta las siguientes características:
1)Los orangutanes (los más alejados de nosotros):
-Son asociales. Viven en soledad, todos, cada macho solo y cada hembra sola, cada uno en un territorio que considera propio.
-Los machos son promiscuos y las hembras no. Podría decirse, gráficamente, que sexualmente su sistema es de «harén disperso», porque cada macho tiene su grupo de hembras a quienes solamente él fecunda, pero no convive con ellas nunca, ni ellas entre ellas, y como fácilmente se deduce de esto, el mantenimiento del «harén» no le exige al orangután ningún esfuerzo de lucha ni de nada. La hembra del orangután entra en celo cada 5-8 años, y sólo durante el celo, (es decir, durante su período fértil o estro) está receptiva (y es atractiva) sexualmente.
-Tanto los machos como las hembras follan muy poco, como se puede deducir.
-Los machos son mucho más grandes que las hembras. Se considera que en los orangutanes existe gran dimorfismo sexual en tamaño, porque la hembra más grande es más pequeña que el macho más pequeño.
2)Los gorilas (los segundos más alejados de nosotros):
-Son sociales. Viven en grupos pequeños formados por varias hembras adultas, un solo macho adulto y los descendientes de las hembras y del macho único.
-Los machos son promiscuos y las hembras no. Su sistema es de harén puro y duro, y el macho gorila defiende su grupo de hembras frente a otros machos, expulsando a sus descendientes (machos y hembras) en cuanto se hacen fértiles, y luchando contra los machos que llegan intentando hacerse con el control.
-Los gorilas machos tienen los testículos pequeños, producen pocos espermatozoides y follan más bien poco, y por supuesto solamente durante las épocas de fertilidad de las hembras, ya que éstas solamente están receptivas y son atractivas sexualmente durante su período de fertilidad, el cual es evidente por señales externas obvias (hinchazón de genitales y demás).
-Los machos son mucho más grandes que las hembras. Su dimorfismo sexual es similar al de los orangutanes.
3)Los chimpancés (que junto a los bonobos son los homínidos más cercanos a nosotros):
-Son sociales. Viven en grupos pequeños formados por varias hembras adultas y varios machos adultos y los descendientes de unas y otros.
-Los machos son promiscuos y las hembras también. Su sistema es de que cada cual pilla con quien puede, y yastá. La única diferencia entre ellos es que las hembras solamente están receptivas y son atractivas sexualmente durante la época del estro, que es, una vez más, bien visible por señales exteriores.
-Los chimpancés machos tienen grandes testículos, producen muchos espermatozoides y follan muchísimo, del orden de 100 veces más que los gorilas.
-Los machos y las hembras son de tamaños sensiblemente parecidos. Su dimorfismo sexual es muy escaso.
4)Los bonobos (los primates genéticamente más cercanos a las personas):
-Son sociales. Viven en grupos pequeños formados por varias hembras adultas y varios machos adultos y los descendientes de unas y otros.
-Los machos son promiscuos y las hembras también.
-Son los primates que más follan de todos, se pasan el día dándole al asunto, resuelven todos los enfrentamientos y conflictos con el sexo, tanto heterosexual como homosexual. Es decir, que en ellos se observa una elevada instrumentalización del sexo con fines no reproductivos.
-Los tamaños de machos y hembras son sensiblemente parecidos. Su dimorfismo sexual es muy poco.
Para tratar de establecer cuál es el comportamiento sexual
natural del quinto homínido, el ser humano, al cual no podemos observar en estado salvaje, es decir, sin distorsiones culturales, los antropólogos intentan utilizar un sistema de paralelismos con los demás homínidos (el problema es que todos estamos muy condicionados en este tipo de análisis, y con ello me refiero a nuestros inconscientes prejuicios al intentar analizarnos objetivamente a nosotros mismos y no a unos monos cualesquiera).
Ahora bien: todos los antropólogos saben que los grupos humanos paleolíticos, bien sea los actuales (los Ache, los !kung, los Hazda y otros), bien aquellos que habitaron asentamientos prehistóricos conocidos, tenían un modelo social de grupo pequeño (unas 30 personas), formado por varias hembras adultas, varios machos adultos y los descendientes de unas y otros. Asimismo, en lo puramente fisiológico, sabemos que los machos humanos tienen testículos grandes (más que el gorila, menos que el chimpancé), y penes muy grandes (los más grandes de todos). Y sobre todo, sabemos que las hembras humanas, de forma completamente anormal entre los primates, están siempre receptivas y son siempre atractivas sexualmente, aunque no estén en su estro, y no dan muestras externas ningunas de si están o no están fértiles. Es más, incluso estando obviamente preñadas ellas desean mantener relaciones y a los machos les resultan atractivas. ¿Qué conclusión se puede sacar de todo esto?
Si nos basamos en nuestro modelo social, dos razones abonan que todos somos promiscuos. La primera razón es que los otros homínidos que tienen un modelo social como el nuestro, de convivencia de varias hembras y machos adultos (los chimpancés y los bonobos), son todos promiscuos. La segunda razón es un razonamiento lógico. ¿Cómo se sostendría en la naturaleza un modelo biológico en el cual, en ese grupo de unos 30 miembros, de los que unos 20 son adultos sexualmente activos, todos los machos se sintieran constantemente impulsados a intentar mantener relaciones sexuales con todas las hembras (dado que ellos están siempre dispuestos, y entre los seres humanos ¡ellas también!), mientras que las hembras intentaran limitarse a un solo macho (y seguramente, todas al mismo)? Habrá insatisfacción perpetua de los machos, ataques entre ellos debido a su impulso de acaparar hembras, ya que sería la única forma de que ellas mantuvieran relaciones sexuales dada su tendencia biológica a la exclusividad. Yo creo que esto, sencillamente, no funciona.
Si nos basamos en nuestras características biológicas, dos razones también abonan que todos somos promiscuos. La primera razón es la correlación entre una serie de variables: por una parte, “tamaño de los testículos/promiscuidad de las hembras” y “frecuencia de coitos/promiscuidad de las hembras”. Entre los homínidos se observa que, si las hembras son promiscuas, los machos tienen testículos grandes y follan mucho. Ambas cosas pueden ser ventajas competitivas (al nivel de transmisión de espermatozoides), dado que los machos nunca son los únicos que están manteniendo relaciones con una hembra. Por otra parte, están las variables “mucho dimorfismo sexual en tamaño/no promiscuidad en las hembras”, y “dimorfismo sexual en tamaño de los caninos/no promiscuidad de las hembras”, presente igualmente en los homínidos. Se observa que siempre que las hembras no son promiscuas y los machos se ven obligados a luchar entre sí para conservar un harén propio, única forma de fecundar, se da la circunstancia de que los machos, en comparación con las hembras, son mucho más grandes y armados de mejores caninos. De todos modos, solamente apunto la existencia de esos datos, pero no me baso en ellos, porque las correlaciones no implican causalidad.
La segunda razón es la complicación adicional (única y característica de la especie humana) de que el macho fecundador no sabe cuándo sus esfuerzos han servido de algo y la hembra tampoco puede saber cuándo ha conseguido el ansiado embarazo (ojalá las mujeres supiéramos con toda seguridad cuándo podemos quedarnos embarazadas). Las hembras humanas no tenemos estro, somos receptivas y atractivas sexualmente en todo momento. Es obvio que este desconocimiento obliga a coitos mucho más frecuentes, tanto a hombres como a mujeres. Si el hombre sólo se sintiera atraído por las hembras fértiles y las mujeres sólo desearan el coito durante sus días fértiles (que son muchísimo menos numerosos que los infértiles) se conseguiría un gran ahorro de tiempo y esfuerzos. ¿Por qué llegó a imponerse esta extraña característica en los seres humanos? No sabemos si es resultado de la selección natural o una mera casualidad, pero sí podemos decir una cosa segura y es que
NO SE SELECCIONÓ PARA FACILITAR LA REPRODUCCIÓN, PORQUE DE HECHO LA DIFICULTA. LO ÚNICO QUE FACILITA ES QUE SE PRACTIQUE MUCHO MÁS SEXO.
Y yo pregunto: en un modelo social como el descrito, y con unas características fisiológicas como las descritas, y con una tendencia tan fuerte a aumentar sustancialmente el número de coitos, ¿podemos creer que se da un dimorfismo sexual que haga a los hombres promiscuos y a las mujeres exclusivistas? Y suponiendo que alguien diga que sí, al menos, tendrá que reconocer que la combinación de esos tres elementos (modelo social/características fisiológicas/dimorfismo) es: primero, totalmente atípico (comparando con otros primates); segundo y sobre todo, disfuncional. Es un sistema biológico aberrante: produce insatisfacción de los machos e incremento de la agresividad mutua; produce insatisfacción de las hembras, que quieren muchos coitos y que reciben solamente los que les puede dar un único macho, debilitado además por la competencia con otros machos y por sus coitos con otras hembras. ¿Qué tiene de bueno todo esto, comparado con un sistema de promiscuidad de ambos sexos?
NORNA escribió:Ese experimento tuyo según el cual la mujer no se excita con tantas imágenes masculinas como lo hace un hombre solo prueba que es una cuestión de selectividad, vuelvo a repetir. Ahora ¿Con cuántas fotos se excitaban esas mujeres? ¿Solo con una? ¿con 2? ¿con 10?
Yo solamente conozco un trabajo de experimentación sobre la reacción de las mujeres (reacciones del sistema nervioso autónomo, simpático y parasimpático) frente a las imágenes masculinas (habrá muchos más, pero sólo conozco éste, yo no soy ninguna experta), y es el que cita Desmond Morris en su libro "El hombre al desnudo". Copio una parte de lo que dice:
"En los últimos 15 años [el libro es de 1977] se han realizado gran número de experimentos para descubrir cómo funcionan las señales de la pupila; la técnica más usada consiste en mostrar a la gente imágenes capaces de producir una emoción, y registrar cualquier cambio de la pupila (...) Otro curioso resultado de estos tests sexuales es que, tanto mujeres como hombres, ensanchan su pupila ante un cuerpo desnudo más que ante uno vestido. Como es sabido, los hombres no ocultan esas tendencias, y se considera natural que decoren las paredes de su cuarto, camarote o cuartel, con reproducciones de mujeres desnudas. Dado que los cuerpos de hombres desnudos no figuran generalmente en la decoración de cuartos de mujeres, se dedujo que éstas, al revés de los hombres, no se sentían atraídas por el cuerpo sin ropa de alguien del sexo contrario. Las reacciones de las pupilas probaron lo contrario".
Gráfico:
