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Noventa, arriba o abajo

Publicado: 08 Sep 2004 13:45
por Carmelo
Hace tiempo viví en un cuarto izquierda. Separado noventa escalones de la civilización conocida, lo que viene a ser más o menos el mundo. Bueno. Pero menuda escalera.

El primer vistazo desde arriba ya ofrecía un poderío… ¡qué posibilidades!
Subir a la hora de comer llenándose el buche de aromas cocinados en otras viviendas, primero coliflor, más arriba repollo, sardinas, tortilla de patata en el cuarto derecha. En fin, tal vez no era lo mejor del mundo. Pero en contrapartida la bajada.

¿Por qué en algunos seres humanos se manifiesta una tendencia deportiva al bajar escaleras? Misterio. Pienso.

Jolines, sólo sé que eran momentos de velocidad. Y yo era un ser aéreo que despreciaba el riesgo no pequeño de ver fatalmente incrustada la piñada entera en aquellos peldaños grises de granito sintético.
Dejando apoyado en las curvas el brazo derecho contra el pasamanos conseguía el efecto de propulsar mi cuerpo (ayudado por la fuerza centrífuga) hasta ponerlo en paralelo con el suelo a la altura de la cabeza. Luego soltaba el brazo avanzando unos metros en salto. Todo ello en fracciones de segundo. Hacía unas cosas increíbles. De verdad.
Hombre, no voy a negar que era esta actividad de comprensión difícil o no fácil para algunos vecinos. Al cruzarse se pegaban a la pared pasmados primero, después molestos malmiraban resoplando alguna maldición por lo bajini.

Ellos no eran seres aéreos.

Luego, un buen día, pintaron la pared de la escalera de un amarillo limón muy ofensivo.
Eso me cortó el rollo. Antes era color naranja, pero así… amarillaco. Bah.

Publicado: 08 Sep 2004 13:51
por Navajo
Que grande.

De mayor me gustaría ser igual.

Publicado: 08 Sep 2004 15:17
por NORNA
Dejando apoyado en las curvas el brazo derecho contra el pasamanos conseguía el efecto de propulsar mi cuerpo (ayudado por la fuerza centrífuga) hasta ponerlo en paralelo con el suelo a la altura de la cabeza. Luego soltaba el brazo avanzando unos metros en salto. Todo ello en fracciones de segundo. Hacía unas cosas increíbles. De verdad.


Un día, en mi finca, pulieron el suelo de todos los pisos y todo eso que cuentas cobró dimensiones extraordinarias, cuando caías propulsado podías deslizarte patinando hasta el tramo siguiente de escaleras, eso sí que era volar.

Publicado: 08 Sep 2004 15:20
por arafat
NORNA escribió:(...) en mi finca (...)


¿Es rural?

Si es rural, ¿me acepta en matrimonio?.

Publicado: 08 Sep 2004 16:00
por Juggernaut
Hasta 9 escalones de golpe en un salto.

Pero solo cuando era pequeño. Ahora ya no soy de goma, y ya no tengo el centro de gravedad tan bajo para hacer estas cosas.

A veces cuando veo que viene el metro y tengo que correr, pienso en hacerlo, pero me para el buen juicio. Un día me dejaré ir y me estamparé, y dejaré de postear. Mi pie caerá torcido en el penúltimo escalón, produciendo un efecto neto de fuerza hacia adelante, que me llevará de cabeza hasta la puerta del metro en el momento en que se cierran las puertas. El conductor, no sabiendo que pasa nada, dejará que las puertas se cierren y arrancará. Yo, pillado de la cabeza, notaré como mi cuerpo se hunde en el espacio que hay entre el metro y el andén sin poder hacer nada, mientras el tren arranca.

Primero notaré el dolor en las pierna izquierda. Una de las ruedas del tren me arrancará de cuajo el pie. La otra pierna quedará aplastada contra el andén, y empezará a ser desgarrada a medida que el metro coge velocidad. Desesperado, agitaré los brazos gritando.

Algunos intentarán empujarme dentro, otros fuera. El caso es que, mientras grite, me fijaré en una argentina que va a cuidar una casa, que me mirará horrorizada mientras yo sufro la agonía de notar como mis intestinos y todo el abdomen queda abierto, mientras se acaba de desgarrar toda la parte baja de mi cuerpo. Los chorros de sangre y vísceras que aparecerán por mi boca salpicarán a varios de los horrorizados ocupantes.

Y al final, lo peor. Los que prueban de estirar de mi, ganan la batalla a los que me intentan empujar... y al final consiguen que entre.

Solo mi cabeza, que les mira un momento, en esos 7 segundos que tengo para echar una ojeada a mi alrededor.

Pues el tren ya ha llegado al final del andén, y el golpe contra el hierro del fin de la vía la ha separado del tronco.

Publicado: 08 Sep 2004 16:11
por NORNA
Si es rural, ¿me acepta en matrimonio?.


Siento desilusionarle, pero si por rural se refiere a si vivo en el campo, pues no, vivo en capital, aunque una capital que es como un pueblo grande. Lo de finca, yo llamo finca al edificio común, el bloque de pisos.
Pero para compensarle le diré que tengo la playa muy cerca, un poco guarri pero cerca ¿todavía está interesado en tomarme por su legítima esposa? ¿ Es necesario que aporte algo de "ajuar" al matrimonio?

Publicado: 08 Sep 2004 21:20
por arafat
NORNA escribió:¿ Es necesario que aporte algo de "ajuar" al matrimonio?


Quítele el 'algo' a su pregunta y ponga lo de ajuar en mayusculas y negrita.

No comprendo el matrimonio en los tiempos modernos sino es para que una de las partes del evento salga claramente beneficiada en bienes e inmuebles.

Publicado: 08 Sep 2004 21:45
por Navajo
Jugger ecribió:
Hasta 9 escalones de golpe en un salto.

Pero solo cuando era pequeño. Ahora ya no soy de goma, y ya no tengo el centro de gravedad tan bajo para hacer estas cosas.


Lo sabemos, tambien sabemos que mayormente solias aterrizar de cabeza.

Publicado: 11 Sep 2004 18:07
por Sirena Coja
Hubo una gran convención de seres aéreos en Nueva York, hace tres años. Les separaban de la civilización, como dice este post, noventa, más o menos. Escalones no. Pisos. Algunos bajaron más, otros menos. Primero había que elegir una escalera que todavía llegara a la calle. Era imprescindible acertar. Porque no todas llegaban. Si acertabas con una escalera de las que sí llegaban (una de tres en la Torre Norte), entonces debías bajar desplegando tu mejor repertorio de ser aéreo. Deprisa. Cuanto más deprisa mejor. Salvando de un salto los montones de escombros y los escalones rotos, atravesando a ciegas el humo con tu mejor técnica de vuelo libre. Si lo hacías realmente bien, llegabas abajo. Por lo tanto, vivías.

Fue, en verdad, una espectacular convención de seres aéreos y todos y cada uno de ellos dieron sin duda lo mejor de sí mismos; y no como en los encuentros de atletismo, que siempre hay participantes que van de pachanga.

También hace hoy tres años, mi hermana estaba en Nueva York. El día 10 de septiembre, a la caída de la tarde, habia estado frente al World Trade Center, y le compró a un vendedor ambulante una foto en blanco y negro en la que se veían muy bien el puente de Manhattan y las Torres Gemelas. Una foto hecha por el propio vendedor, de aficionado, pero buena: el perfil por excelencia de Nueva York. Era un regalo para mí. Es que si tienes que volver en avión no puedes comprar regalos que pesen mucho.

En lo más alto de las Torres había (había) una terraza panorámica. Muy turística. Era la caída de la tarde, como ya he dicho, y la luz era ya escasa, por lo que mi hermana y su novio decidieron volver a la mañana siguiente. Estaban alojados en el apartamento de alguien que conocían, en Manhattan.

A las tres y media de la tarde, más o menos, oímos en televisión que una de las Torres Gemelas estaba en llamas, que se había estrellado en ella un avión, por accidente, pensaban. Nos sentamos a mirar. No sé qué cadena era la que mirábamos, pero sé que cambiábamos de vez en cuando a la CNN, y recuerdo que leíamos los teletipos esos que pasan todo el tiempo por la parte inferior de la pantalla, y que se repiten en seguida. Empezamos a llamar por teléfono para saber algo de mi hermana.

Después el segundo avión se estrelló contra la segunda torre. Entonces ya estaba claro que no era un accidente. Al cabo de unos quince o veinte minutos de este segundo choque, alguien que estaba a mi lado dijo que las dos Torres se iban a venir abajo. Porque la estructura de acero se derrite y blablabla, y se hace como plastilina; esto tiene un nombre técnico, que él dijo y que nunca recuerdo. Seguimos llamando para ver si alguien había tenido noticias de mi hermana. La familia de su novio sabía que el apartamento estaba lejos de las Torres, pero nadie sabía dónde estaban ellos. Si dentro o fuera. Sabíamos que iban a ir al WTC esa mañana. Sus móviles no tenían línea.

Desde que eres pequeño, te inculcan que debes ser educado, limpio, ordenado. Que debes organizarte bien. Que no debes ser perezoso. Pero mi hermana es una chica muy perezosa. La mañana del 11 de septiembre de 2001, en Manhattan, mi hermana se quedó en la cama, durmiendo, hasta las diez y media. Cuando se levantó, el cielo y las calles estaban cubiertos de humo, la gente gritaba, la televisión no se veía y la radio no se oía. No podían llamar por teléfono. Bajaron a la calle a buscar una cabina, y después de hacer cola durante horas, tras gente que marcaba y volvía a marcar sin conseguir conectarse debido a que las líneas estaban saturadas, ella consiguió llamar a casa. En España eran cerca de las ocho de la tarde, y nosotros le dijimos lo que había pasado, que habían estrellado dos aviones contra las Torres Gemelas, y ella se lo contó a gritos a los de alrededor.

Mi hermana no subió nunca a la terraza panorámica del World Trade Center. Yo tengo su regalo, la foto en blanco y negro del perfil típico, ahora inexistente, de Nueva York. Cuando ella estuvo en la Zona Cero (que ya le llamaban así), en los días siguientes a los atentados, no quiso comprar otras fotos, ni las de los escombros, ni las de las primeras horas —y hasta de los primeros minutos— de la tragedia, con personas llorando y sangrando y humo y destrucción. Pero se las ofrecieron. Los vendedores ambulantes hicieron todas las fotos que pudieron durante todo el tiempo que pudieron y las vendían a quienquiera que las comprase. El negocio debe continuar. La avaricia es también uno de esos defectos contra los que te previenen en la infancia, pero en los últimos tres años se me hace difícil criticar ninguno. Quién sabe si un día uno de ellos puede salvarte la vida.

Publicado: 11 Sep 2004 18:41
por Barbie Superstar
Por cosas como ésta merece la pena venir por aquí.

Barbie.