Ruttiger escribió: ↑29 Jun 2023 10:32
Me gustan las tetas como al que más, Chino pero me gusta aún más no molestar a personas que no merecen ser molestadas, y todo esto sería facilísimo de entender si usaseis ni que fuera brevemente el viejo truco de "ponerse en lugar del otro" porque la conclusión es apabullante e inmediata.
Es la eterna discusión, amigo, de que al final todo se resume en lo mismo: educación y civismo.
Yo estoy en el hilo un poco Pajares Style intentando aportar un poco de humor años 60, así que espero que nadie se crea que voy en el metro con gafas de sol con espejos para ver los pechotes...
Pero al final esto es un poco una batalla perdida, o al menos una batalla que no tiene fin.
Nos enfrentamos ante un asunto, como otros muchos, en los que el individuo enfrenta sus necesidades individuales al bienestar del común de la sociedad. Es evidente que, como dice pochol, a todos nos pone berracos unas tetas, y cuando decimos "todos" nos referimos tanto al catedrático emérito de la Universidad del Copón Bendito como al paleta de la obra más cercana que desayuna un bocata de choped a la sombra de una grúa.
Está claro que a todos les debemos exigir un mínimo de educación y empatía, y pensar que cuando una chavala jovencita va por la calle y se le cruzan hombres, no le hace ni puta gracia que le miren las tetas, que se den la vuelta o que suelten exabruptos.
Si tuviéramos una sociedad 100% educada y con empatía, estas cosas no sucederían, pero el tema es que eso es una utopía, y que nunca jamás vas a tener una sociedad libre de cabestros. Evidentemente que la sociedad actual está infinitamente más educada que la de hace 50 o 100 años, pero nunca va a haber ninguna sociedad en la que no existan elementos irrespetuosos, mal educados o, directamente, violentos.
Lo que a mí me parece un poco ingenuo es el pensar que eso se combate intentando naturalizar el objeto de dicho comportamiento. Es decir, pensar que, como hay mucho orangután por ahí suelto, la solución es ir con las peras al aire y restregarlas bien, para forzar que el cabestro en lugar de babear se tome el asunto con naturalidad, y siga leyendo a Kierkegaard en el metro como si no pasara nada.
Y ahora me dirás... "entonces, Chino, ¿tu solución es que se pongan burka?".
No, ya he dicho que para mí es una batalla que no se puede ganar. No hay un método para acabar con la mala educación más que educar. Ni que las tías restrieguen las tetas para naturalizarlas en la sociedad (que no va a funcionar), ni que se tapen con un velo (que tampoco).