No sueño, pues toco y creo lo que he sido y lo que soy.
Publicado: 15 Ene 2007 21:48
Anoche tuve un sueño.
Estaba en una sala repleta de gente. Todo el mundo iba bien vestido, los tíos con frac y las tías con vestido largo. Había mucha gomina y más lentejuelas. Sostenían copas de Martini con rodajita de limón en el borde y sombrilla de colores. Hablaban y reían, pero no se les oía nada. Seguro que decían gilipolleces, de todos modos. No me supo mal no escucharlos.
Lo que me supo mal es que sólo se oía una canción de Alejandro Sanz, aquella de "Vamos, que a lo mejor me lo merezco, puerta" o algo así. Sólo eso. Ni voces ni nada. Intenté hablar pero no me oía ni a mí mismo. Grité pero la ausencia de sonido seguía presente. Fui a una mesa llena de copas de Martini con rodajita de limón en el borde y sombrilla de colores y le pegué un manotazo. No hizo ruido. Tiré las copas por el suelo pero nada. Vino un subnormal engominado gritándome algo que no oí y me dio un empujón. En ese momento me sometí a un debate interino: ¿me estaba molestando más ese yupi o la música de Alejandro Sanz?
Lo segundo, sin duda.
Me fui de ahí y noté cómo el tío sonreía triunfante detrás mío. Me prometí que volvería a por él en cuanto solucionara lo de la música.
Llegué a la cabina del DJ y ahí estaba Ramoncín de espaldas pinchando la cancioncita de marras. Además por lo visto había hecho un loop y sólo se oía el coro una y otra vez. Le di una palmada en el hombro y cuando se giró gesticulé claramente con los labios algo que fuera de fácil comprensión y que dejara bien clara mi profunda aprensión hacia sus dotes como DJ, como músico y como persona: "HIJO DE PUTA", le dije, y él sin duda comprendió el mensaje y empezó a hablar, pero yo, claro, no escuché nada, de modo que le repetí: "HIJO DE PUTA", pero como seguía hablándome y al parecer estaba cabreado, no tuve más remedio que coger el vinilo de Alejandrito y metérselo por la boca.
Cupo entero, creedme.
Luego me desperté con mal sabor de boca por no haberle metido cuatro yoyas al engominado de la mesa de martinis.
En fin, me tomé un café y me cagué en la SGAE.
Venga.
Estaba en una sala repleta de gente. Todo el mundo iba bien vestido, los tíos con frac y las tías con vestido largo. Había mucha gomina y más lentejuelas. Sostenían copas de Martini con rodajita de limón en el borde y sombrilla de colores. Hablaban y reían, pero no se les oía nada. Seguro que decían gilipolleces, de todos modos. No me supo mal no escucharlos.
Lo que me supo mal es que sólo se oía una canción de Alejandro Sanz, aquella de "Vamos, que a lo mejor me lo merezco, puerta" o algo así. Sólo eso. Ni voces ni nada. Intenté hablar pero no me oía ni a mí mismo. Grité pero la ausencia de sonido seguía presente. Fui a una mesa llena de copas de Martini con rodajita de limón en el borde y sombrilla de colores y le pegué un manotazo. No hizo ruido. Tiré las copas por el suelo pero nada. Vino un subnormal engominado gritándome algo que no oí y me dio un empujón. En ese momento me sometí a un debate interino: ¿me estaba molestando más ese yupi o la música de Alejandro Sanz?
Lo segundo, sin duda.
Me fui de ahí y noté cómo el tío sonreía triunfante detrás mío. Me prometí que volvería a por él en cuanto solucionara lo de la música.
Llegué a la cabina del DJ y ahí estaba Ramoncín de espaldas pinchando la cancioncita de marras. Además por lo visto había hecho un loop y sólo se oía el coro una y otra vez. Le di una palmada en el hombro y cuando se giró gesticulé claramente con los labios algo que fuera de fácil comprensión y que dejara bien clara mi profunda aprensión hacia sus dotes como DJ, como músico y como persona: "HIJO DE PUTA", le dije, y él sin duda comprendió el mensaje y empezó a hablar, pero yo, claro, no escuché nada, de modo que le repetí: "HIJO DE PUTA", pero como seguía hablándome y al parecer estaba cabreado, no tuve más remedio que coger el vinilo de Alejandrito y metérselo por la boca.
Cupo entero, creedme.
Luego me desperté con mal sabor de boca por no haberle metido cuatro yoyas al engominado de la mesa de martinis.
En fin, me tomé un café y me cagué en la SGAE.
Venga.