Una história real.
Publicado: 28 Abr 2006 19:26
Esta história es real, me la contaron ayer junto con un par de histórias mas duras de oriente medio, quizá las otras sean mas duras que esta, pero esta me impactó mas por ser testigo mi amigo siendo niño.
Cuando me la contó ayer pensé contarla aqui y colarla en forma de cuento, pero me di cuenta que necesitaba algunos detalles mas y esta mañana le cité para preguntarle todo lo que recordaba de aquel suceso, todo lo que voy a contar es estrictamente real, todo menos su nombre, y bueno, quizá me tome alguna licencia literaria con respecto a lo que pensó y sentía en aquel momento. Quizá no sea un gran relato, pero si quisierais leer algo verdaderamente interesante y bien redactado os compraríais un puto libro.
Me llamo Soroush, tengo nueve años y he nacido y me he criado en las calles de Ahwaz, Irán.
Mi familia es una buena familia, conocida en la ciudad, con recursos, mi padre es un hombre duro y tradicional y buen negociante, ademas es arquitecto y posee varios edificios con apartamentos que arrenda, es un hombre de tradición, de caracter arisco y tiene un hermano, mi tio Javad que es algo mas joven y mucho mas divertido que mi padre, tiene varios negocios entre los que se encuentra una empresa constructora donde tiene gente de todo tipo, incluso afganos, a mi padre no le hace ninguna gracia, dice que debería contratar iranies, gente del país que los afgani son como bestias, gente sin cerebro y con la cabeza vacía y que el trabajo no sobraba para darselo a los extrajeros y mucho menos a esa gentuza, el estrato mas bajo de todo oriente.
Mi tio le replica y dice que si no se les da una oportunidad nunca van a tener nada, que ellos también son hijos de Alá, que todo hombre tiene derecho a un trabajo para mantener una familia. Siempre me han gustado las ideas de mi tío.
A veces mi padre se violenta y espeta:
-Claro que todo hombre tiene derecho a un trabajo, pero los afgani no son hombres ¡son como animales!
Despues de eso mi tío cambia de tema y mi padre deja el tema, no quiere que mi tio se marche disgustado y al final se despiden con un abrazo.
Unos días depues me voy con mi tío, es fiesta y no hay colegio, me va a llevar a una de sus obras y por el camino hablamos de muchas cosas, entre ellas me habla de los afgani, esa gente que alguna vez he tenido ocasion de ver por la calle, entre ellos son duros, mantienen una jerarquia estricta basada en la ley del mas fuerte, pero ante los persas son muy serviles, jamás nos alzan la voz y sólo hablan estrictamente si se les pregunta. Mi tio me cuenta que hay varios durmiendo en un almacen, ni siquiera tienen colchones, duermen en el suelo, le pregunto a mi tio que por que no duermen en otra parte, y me dijo que preferían hacerlo así con tal de no pagar un pequeño alquiler o comprar un misero colchon de paja.
Mi tio tenía grandes planes para mi, decía que un chico listo como yo debía terminar sus estudios e ir a inglaterra a labrarse un futuro, hacer fortuna como otros persas han hecho, como su hijo, mi primo que ya llevaba allí un año. Hablamos del Shá, hablamos de mi padre, hablamos de la rectitud del hombre, mi tio era un gran conversador.
Cuando llegamos a la obra me di cuenta que sólo los iranies estaban trabajando, la cuadrilla de afganos no estaba alli, despertaban en mi gran interes, asi que fuí con mi tio hasta el almacen donde dormian, me daba cierto morbo ver como dormirían allí los 8 ó 9 peones allí tirados en el suelo.
Pronto mi tio subió la persiana y recuerdo que mi curiosidad infantil se tornó en horror cuando vi aquello, algo que nunca podré olvidar, había un chico tumbado en el suelo, el mas joven de todos, de unos 18 años, con el cuerpo boca abajo y su cabeza a unos metros de él.
El resto de los afgani permanecían sentados en el suelo con la cabeza entre las piernas y las espaldas apoyadas en la pared.
Mi tio preguntó: -¿Que ha pasado aqui?
-Nadie respondía, así que alzó la voz como nunca antes le vi hacerlo y volvió a preguntar
-¡Que ha pasado aqui!
-Uno de ellos levantó la cabeza y sin mirar a los ojos a mi tio le dijo:
-Ese jóven habia dejado darse por culo por todos los obreros y a mi no me quiso dejar, así que tuve que cortarle la cabeza.
Cuando me la contó ayer pensé contarla aqui y colarla en forma de cuento, pero me di cuenta que necesitaba algunos detalles mas y esta mañana le cité para preguntarle todo lo que recordaba de aquel suceso, todo lo que voy a contar es estrictamente real, todo menos su nombre, y bueno, quizá me tome alguna licencia literaria con respecto a lo que pensó y sentía en aquel momento. Quizá no sea un gran relato, pero si quisierais leer algo verdaderamente interesante y bien redactado os compraríais un puto libro.
Me llamo Soroush, tengo nueve años y he nacido y me he criado en las calles de Ahwaz, Irán.
Mi familia es una buena familia, conocida en la ciudad, con recursos, mi padre es un hombre duro y tradicional y buen negociante, ademas es arquitecto y posee varios edificios con apartamentos que arrenda, es un hombre de tradición, de caracter arisco y tiene un hermano, mi tio Javad que es algo mas joven y mucho mas divertido que mi padre, tiene varios negocios entre los que se encuentra una empresa constructora donde tiene gente de todo tipo, incluso afganos, a mi padre no le hace ninguna gracia, dice que debería contratar iranies, gente del país que los afgani son como bestias, gente sin cerebro y con la cabeza vacía y que el trabajo no sobraba para darselo a los extrajeros y mucho menos a esa gentuza, el estrato mas bajo de todo oriente.
Mi tio le replica y dice que si no se les da una oportunidad nunca van a tener nada, que ellos también son hijos de Alá, que todo hombre tiene derecho a un trabajo para mantener una familia. Siempre me han gustado las ideas de mi tío.
A veces mi padre se violenta y espeta:
-Claro que todo hombre tiene derecho a un trabajo, pero los afgani no son hombres ¡son como animales!
Despues de eso mi tío cambia de tema y mi padre deja el tema, no quiere que mi tio se marche disgustado y al final se despiden con un abrazo.
Unos días depues me voy con mi tío, es fiesta y no hay colegio, me va a llevar a una de sus obras y por el camino hablamos de muchas cosas, entre ellas me habla de los afgani, esa gente que alguna vez he tenido ocasion de ver por la calle, entre ellos son duros, mantienen una jerarquia estricta basada en la ley del mas fuerte, pero ante los persas son muy serviles, jamás nos alzan la voz y sólo hablan estrictamente si se les pregunta. Mi tio me cuenta que hay varios durmiendo en un almacen, ni siquiera tienen colchones, duermen en el suelo, le pregunto a mi tio que por que no duermen en otra parte, y me dijo que preferían hacerlo así con tal de no pagar un pequeño alquiler o comprar un misero colchon de paja.
Mi tio tenía grandes planes para mi, decía que un chico listo como yo debía terminar sus estudios e ir a inglaterra a labrarse un futuro, hacer fortuna como otros persas han hecho, como su hijo, mi primo que ya llevaba allí un año. Hablamos del Shá, hablamos de mi padre, hablamos de la rectitud del hombre, mi tio era un gran conversador.
Cuando llegamos a la obra me di cuenta que sólo los iranies estaban trabajando, la cuadrilla de afganos no estaba alli, despertaban en mi gran interes, asi que fuí con mi tio hasta el almacen donde dormian, me daba cierto morbo ver como dormirían allí los 8 ó 9 peones allí tirados en el suelo.
Pronto mi tio subió la persiana y recuerdo que mi curiosidad infantil se tornó en horror cuando vi aquello, algo que nunca podré olvidar, había un chico tumbado en el suelo, el mas joven de todos, de unos 18 años, con el cuerpo boca abajo y su cabeza a unos metros de él.
El resto de los afgani permanecían sentados en el suelo con la cabeza entre las piernas y las espaldas apoyadas en la pared.
Mi tio preguntó: -¿Que ha pasado aqui?
-Nadie respondía, así que alzó la voz como nunca antes le vi hacerlo y volvió a preguntar
-¡Que ha pasado aqui!
-Uno de ellos levantó la cabeza y sin mirar a los ojos a mi tio le dijo:
-Ese jóven habia dejado darse por culo por todos los obreros y a mi no me quiso dejar, así que tuve que cortarle la cabeza.