Mañanas
Publicado: 15 Feb 2006 23:08
Mañanas
Era una mañana fría, todavía de madrugada. No podía dormir, siempre dormía 10 horas del tirón y eso lo hacía aún más extraño. No había causa aparente pero era innegable que desde hace una semana el insomnio había comenzado a formar parte de su vida.
Así, se vistió de chándal y fue a pasear. La niebla le daba al parque un aspecto entre melancólico y siniestro, parecía que se tratase de una de esa novelas de suspense ambientadas en el Londres victoriano que disfrutaba especialmente en los tórridos agostos de las playas levantinas. Paseo hasta llegar al río, en las orillas la niebla era aún más espesa, se sentó en un banco y al rato advirtió que estaba cabeceando; sólo pasaron 5 minutos para que el sueño acudiera tan inoportuno cómo antes esquivo.
El sol del mediodía acarició sus párpados, el tacto de las sábanas limpias era delicioso, y fue despertando, rodó sobre si mismo y alargó el brazo. No la encontró.
Entonces se levantó. Llevaba desde el entierro soñando con la vida en solitario, era duro.
Lo peor era despertase y comprobarlo.
Era una mañana fría, todavía de madrugada. No podía dormir, siempre dormía 10 horas del tirón y eso lo hacía aún más extraño. No había causa aparente pero era innegable que desde hace una semana el insomnio había comenzado a formar parte de su vida.
Así, se vistió de chándal y fue a pasear. La niebla le daba al parque un aspecto entre melancólico y siniestro, parecía que se tratase de una de esa novelas de suspense ambientadas en el Londres victoriano que disfrutaba especialmente en los tórridos agostos de las playas levantinas. Paseo hasta llegar al río, en las orillas la niebla era aún más espesa, se sentó en un banco y al rato advirtió que estaba cabeceando; sólo pasaron 5 minutos para que el sueño acudiera tan inoportuno cómo antes esquivo.
El sol del mediodía acarició sus párpados, el tacto de las sábanas limpias era delicioso, y fue despertando, rodó sobre si mismo y alargó el brazo. No la encontró.
Entonces se levantó. Llevaba desde el entierro soñando con la vida en solitario, era duro.
Lo peor era despertase y comprobarlo.