Nos leemos, como decía Sordo.
Publicado: 18 Dic 2007 06:12
La verdad es que aunque te prometí que seguiría escribiendo lo he hecho bien poco desde entonces. Un par de relatos, creo, nada más, y ninguno de ellos, además, está entre mis propios relatos favoritos. La racionalidad, de la que soy fiel discípulo, me dice que es imposible que nos leas, pero siempre hay una diminuta posibilidad de que, al menos en este caso, esté equivocado.
He querido dedicarte algo, un buen texto mío, pero este último, ya, año y pico, tengo a la musa de baja casi permanente, una lesión neuronal severa, dicen.
Y coño!!, un tipo que es capaz de escribir “Un beso” y “Otro beso”, te recuerdo, por cierto, que me los regalaste y te hago saber que alguna vez pienso forrarme con ellos, no se merece algo flojuno, algo del montón. Por eso sigo esperando a que la musa se recupere y me sople al oído algo digno o, al menos, no indigno de serte dedicado.
Pero, ¿Sabes?, lo que si me vuelve a suceder, es aquello de despertarme con una frase, a veces, incluso, un principio de historia, en la punta de los labios. Me encanta esa sensación, saber que mi cabeza, cuando mi cuerpo duerme, trabaja imaginando historias y cuentos, la mayoría de los cuales, por eso, acaban muriendo siempre antes del desayuno. Volver a ello es un buen síntoma.
Durante este último año mis pocos escritos han nacido de la otra manera, yo tengo dos maneras de comenzar a escribir, que es el sentir que debo escribir, y digo sentir, porque realmente es un sentimiento, como las ganas de cagar o de follar con alguien concreto.
Cuando eso me pasa y, además puedo, abro el Word y escribo la primera frase que me pasa por la cabeza, de ahí surge una segunda, luego una tercera y fácilmente un primer párrafo. Entonces me detengo releo lo escrito y la mayoría de las veces cierro sin guardar el documento y me dedico a otra cosa. Pero otras, las menos, las piezas comienzan a salir y a encajar como en un puzzle perfecto. No te creas, esta forma de escribir mía también me encanta.
Es por eso que no valgo para escribir nada largo, ya que las ganas, tan pronto como aparecen vuelven a esconderse. Además, casi siempre que paro, soy incapaz de volver a arrancar o, si lo hago, ya no es con la misma fuerza que antes y la segunda parte del relato decae estrepitosamente.
El otro día me ofrecieron moderar tu subforo. Te puse como excusa y decliné el ofrecimiento. En realidad es que lo de moderar nunca me ha atraído lo más mínimo, y menos el subforo de literatura, que siempre he sentido, al igual que tú, que es mi propia casa. Y dado que soy una de las personas más desordenadas del planeta, y mis casas físicas (nunca más de una al tiempo) son un absoluto caos, no creo que pudiera aportar nada, a parte de total desorden, a nuestra casa espiritual.
Y te tengo en mente, y no porque te me hayan recordado ahora, si no porque te sigo leyendo a menudo, no todo claro, pero si aquellos relatos que me gustaban especialmente. Sobre todo los dos que ya son míos y que copio a continuación, porque dicen que quedas como un señor cuando sirves al final el mejor vino.
Con Dios, afinador.
Un beso
Quiero un beso de buenas noches, por las noches, claro que sí, por las noches.
Será por la noche, no se porque te extrañas, beso noche, noche beso, beso por la noche, clarito me parece ¿no? beso de buenas noches.
Ya no quiero florerilla, quiero beso.
Beso, ya esta.
Beso, beso y beso.
(Refunfuñando como niño)
Otro beso
En el beso se juntaron los labios, un roce calamar, húmedo frió y marino, vivo.
Húmedo para tragar, succionar, beber.
Piña, era de sabor de piña, piña calamar, rara piña.
Un beso.
Ni cerrada ni abierta la boca, no eran dos ni tres, vamos dos eran siempre pero la tercera aparecía y desaparecía para después volver a reaparecer, calamar no, berberecho que con su punta jugueteaba, cosquillas.
Beso calamar berberecho y piña.
He querido dedicarte algo, un buen texto mío, pero este último, ya, año y pico, tengo a la musa de baja casi permanente, una lesión neuronal severa, dicen.
Y coño!!, un tipo que es capaz de escribir “Un beso” y “Otro beso”, te recuerdo, por cierto, que me los regalaste y te hago saber que alguna vez pienso forrarme con ellos, no se merece algo flojuno, algo del montón. Por eso sigo esperando a que la musa se recupere y me sople al oído algo digno o, al menos, no indigno de serte dedicado.
Pero, ¿Sabes?, lo que si me vuelve a suceder, es aquello de despertarme con una frase, a veces, incluso, un principio de historia, en la punta de los labios. Me encanta esa sensación, saber que mi cabeza, cuando mi cuerpo duerme, trabaja imaginando historias y cuentos, la mayoría de los cuales, por eso, acaban muriendo siempre antes del desayuno. Volver a ello es un buen síntoma.
Durante este último año mis pocos escritos han nacido de la otra manera, yo tengo dos maneras de comenzar a escribir, que es el sentir que debo escribir, y digo sentir, porque realmente es un sentimiento, como las ganas de cagar o de follar con alguien concreto.
Cuando eso me pasa y, además puedo, abro el Word y escribo la primera frase que me pasa por la cabeza, de ahí surge una segunda, luego una tercera y fácilmente un primer párrafo. Entonces me detengo releo lo escrito y la mayoría de las veces cierro sin guardar el documento y me dedico a otra cosa. Pero otras, las menos, las piezas comienzan a salir y a encajar como en un puzzle perfecto. No te creas, esta forma de escribir mía también me encanta.
Es por eso que no valgo para escribir nada largo, ya que las ganas, tan pronto como aparecen vuelven a esconderse. Además, casi siempre que paro, soy incapaz de volver a arrancar o, si lo hago, ya no es con la misma fuerza que antes y la segunda parte del relato decae estrepitosamente.
El otro día me ofrecieron moderar tu subforo. Te puse como excusa y decliné el ofrecimiento. En realidad es que lo de moderar nunca me ha atraído lo más mínimo, y menos el subforo de literatura, que siempre he sentido, al igual que tú, que es mi propia casa. Y dado que soy una de las personas más desordenadas del planeta, y mis casas físicas (nunca más de una al tiempo) son un absoluto caos, no creo que pudiera aportar nada, a parte de total desorden, a nuestra casa espiritual.
Y te tengo en mente, y no porque te me hayan recordado ahora, si no porque te sigo leyendo a menudo, no todo claro, pero si aquellos relatos que me gustaban especialmente. Sobre todo los dos que ya son míos y que copio a continuación, porque dicen que quedas como un señor cuando sirves al final el mejor vino.
Con Dios, afinador.
Un beso
Quiero un beso de buenas noches, por las noches, claro que sí, por las noches.
Será por la noche, no se porque te extrañas, beso noche, noche beso, beso por la noche, clarito me parece ¿no? beso de buenas noches.
Ya no quiero florerilla, quiero beso.
Beso, ya esta.
Beso, beso y beso.
(Refunfuñando como niño)
Otro beso
En el beso se juntaron los labios, un roce calamar, húmedo frió y marino, vivo.
Húmedo para tragar, succionar, beber.
Piña, era de sabor de piña, piña calamar, rara piña.
Un beso.
Ni cerrada ni abierta la boca, no eran dos ni tres, vamos dos eran siempre pero la tercera aparecía y desaparecía para después volver a reaparecer, calamar no, berberecho que con su punta jugueteaba, cosquillas.
Beso calamar berberecho y piña.