Cata oficial de mantecados Felipe II
Método de adquisición
Felipe II cuenta con página web, donde se pueden encontrar cajas de uno o cinco kilos. Como esta presentación era excesiva para la cata, se buscaron soluciones alternativas. Como siempre en estas fechas encontramos la solución en la Tienda Gourmet del Corte Inglés, que ya tan buen resultado nos dio el año pasado en la “Cata oficial de trenza de Almudévar”, de tan grato recuerdo que rememorarla nos llena de felicidad. Volvimos a acudir al que se encuentra en el centro comercial de Nuevos Ministerios, que además ha sido renovado. Allí pudimos encontrar una caja de 300 gramos, ideal para la cata, que nos llevamos a casa en una elegante bolsa de cartón con distintivo del centro comercial.
Unpacking
Como hemos indicado, la cata se ha realizado a través de una caja de 300 gramos de mantecados. Es una caja de buen cartón, envuelta en film plástico de polietileno y con aspecto llamativo.
Además del logo propio de los mantecados, con el rey en blanco y negro rodeado de banderas, acompañan una serie de textos detallando los premios recibidos por los mantecados, su composición, información nutricional, etc. Viene firmada por la actual dueña de la empresa, Blancanieves Tejedor.
Una vez retirado el film, procedemos a abrir la caja. En su parte interior presenta grabada unas palabras de José María Pemán alabando, ya en 1944, la calidad de los mantecados. Estamos ante un producto artesanal con solera, historia y tradición. En el interior de la caja encontramos, lo primero, una cartela. Debajo de ella, un paquete con ocho mantecados, preciosamente colocada y cerrada con un sello. Es una presentación digna de un producto de lujo como este, aunque tal vez un poco agresiva con el medio ambiente.
Previo al inicio de la cata examinamos la cartela. Por un lateral presenta los premios con los que cuentan los mantecados, medalla de oro incluida. Por el otro, se aprecia una foto de un certamen internacional de los tantos que han recibido los mantecados. Es el momento precio en el que doscientos expertos, sentados en mesas individuales y con traje de chef, proceden a realizar la cata del mantecado. Sus caras, concentradas a la vez que apreciativas, parecen servir de premonición de las propias nuestras en breves momentos.
Retirado el sello final, nos encontramos los ocho mantecados, en perfecta colocación. Tienen un tamaño adecuado. Tomamos el primero y, al desenvolverlo, encontramos una etiqueta, indicando su número de serie y lote, indicando que se han realizado a mano e indicando la fecha preferente máxima de consumo. No podemos dejar de alabar este hecho, que permite conocer si los mantecados siguen en estado ideal de conservación incluso aunque no se cuente con la caja original.
Cata
La consumición del mantecado se ha marinado con agua, de aquí, de Madrid, que es la más rica.
El mantecado presenta un aspecto atractivo, nada grasiento, sin iridiscencias. El material se ve sólido, una pasta continua sin burbujas o deformaciones, bien amasada. El primer mordisco nos lleva a un mar de sabor, pero perfectamente contenido. La almendra se nota presente pero no aburre el gusto. El material se desmenuza en la boca, pero se le nota fino, textura muy equilibrada. No se hace bola en ningún momento. La deglución es agradable, sin notar que caiga pesado en el estómago.
Para el segundo bocado procedemos a realizar la prueba del achuchado. Sabemos que no todos los expertos comparten nuestro gusto por el mantecado apretado, pero preferimos acercarnos al consumo del producto con la mente abierta y teniendo en cuenta todas las posibilidades de consumo.
Una vez apretado, el mantecado mantiene su aspecto atractivo. El segundo mordisco es una sorpresa. Ciertamente notamos la textura externa propia del achuchado pero el material no queda duro, costroso, todo lo contrario. El interior sigue manteniéndose firme y conserva las cualidades iniciales. Encontramos que el apretado de este mantecado permite disfrutar de los dos mundos.
Conclusión de la cata
Están buenos, pero son putos mantecados.