Comienza el curso (¡qué chachi!) en un aula del Frenopático Todavíapordesentrañar, que bien podría ser una del cole, insti, uni, o similar.
Entras en clase y te fijas en que el mobiliario está compuesto básicamente por filas de pupitres alineados y unidos entre sí. Sonríes para tus adentros pensando en que fácilmente podrás pescar un sitio al lado de Nena007, con lo buena que está. Llevas todo agosto practicando que antes de “b” y “p” se escribe “m”, repasando la ortografía de palabras raras, e incluso, ¡aprendiendo su significado! Sí, sí, ahora ya sabes cómo se escribe “blandir”

u “oligofrénico”

e incluso puedes leer un Leyéredes sin tener que pasarte tres horas mirando ese librito diabólico llamado diccionario.
Pero ahora llega septiembre, y la ley de Murphy tiene tendencia a cumplirse contigo, o lo que es lo mismo, la casualidad es muy puta, con lo que, en menos que canta un gallo (o un polloputo), te ves sentado, atrapado más bien, al lado de un fosforitero desequilibrado. Por ejemplo: la mala suerte puede hacer que quedes situado al lado de nuestro John Nash particular, el señor Nicotin Man, que fluctúa entre genialidades como sus historias estilo Lovecraft, y desvaríos mongoloides que-todos-los-borregos-me-sigan, tipo “no al arroz brillante”.
“Bueno, que a lo mejor me lo merezco, vale”, piensas tú, mientras observas horrorizado como Nicotin comienza a masturbarse encima de una foto de Jennifer Connelly. “La verdad es que la chica está buena”, piensas, pero de pronto descubres que la foto es sólo para disimular su ego enfermizo: en realidad se está masturbando mientras relee la redacción que la señorita Quemefollen le mandó escribir el día anterior. Realmente a ti sus fantasías no te habían importado hasta ese día, en el que éstas se transforman en manchurrones de esencia de Nico en tu chaqueta, cosa que se podría haber evitado si tu pupitre no hubiese estado ligado al suyo.
En vez de Nicotin, puede que te toque sentarte al lado de Mayhem, que se empeñará en revolver en tu bragueta, chillando como una locaza que ya que tú le has visto la IP, él quiere ver la tuya, a ver quién la tiene más grande.
Imagina que es la atolondrada Luna la que se te sienta al lado. La cosa parece que pinta bien, pero sólo lo parece. Se pasa toda la clase pisándote con sus botas de tacón de aguja, y diciéndote que tiene una consulta Pepisiana para todo tipo de problemas. No se da cuenta de que tu único problema es ella.
Peor aún sería estar sentado al lado de Curreta, empeñado en contarte soporíferas anécdotas de la guerra de los cien truños, la batalla por la Barbie perdida, o su búsqueda personal de la neurona con la que nació y que parece haberle abandonado hace tiempo.
Quizá sea Monty el que se te siente al lado, y comience a desbarrar sobre el espacio-tiempo. Tú, totalmente desubicado, asientes de vez en cuando con la cabeza como si entendieses algo, soltando un aprobador “ajá” que suena poco convincente, mientras te das cuenta de que no hacen falta tantas palabras para decir que el tiempo es algo relativo: se puede resumir con “la duración de un minuto depende de en qué lado de la puerta del baño estés”. O de si tu pupitre está inevitablemente ligado al de Monty.
También podría ocurrir que quedases atrapado entre Luna y Barbie, poniéndote de barro hasta las orejas, o entre Dolordebarriga y Piere, que competirían por ver quien te lleva a la cama primero, etc. etc.
Todos estos problemas se podrían haber evitado si los pupitres hubiesen sido individuales, si no hubieses estado atrapado entre la pared y otro pupitre, si hubieses podido levantarte rápidamente y esquivar lo que se te venía encima (muy útil sobre todo en el caso de estar sentado al lado de Nico). Pero no, el estar “soldado” a otro o a otros pupitres limita tu capacidad de acción y de reacción. Un pupitre individual te permite disfrutar de mayor margen de movimientos, sin tener que aguantar a ningún pesado al lado que te cuente sus chorradas personales, o sin que te lea las notitas que te escribe la rubia del asiento de atrás (¿la rubia del asiento de atrás? ¿De qué me suena a mí esto?). También evitarás que te llene de migas cuando come sus galletas, o que te escurra el aceite cuando se come un bocata de sardinas, que te copie los deberes aprovechando lo cerca que están sus ojos de tu cuaderno, que te mueva la mesa cada vez que intentas hace un dibujo, que tengas que soportar que el pupitre tiemble con el repiqueteo constante de su pierna derecha, o lo que es más importante, que trate de meterte mano mientras alega qué bonita es tu sonrisa. Y tú te preguntas cómo lo sabrá, si no para de mirarte a las tetas. Y si tu pupitre está unido a otros varios, lo más probable es que traten de hacerte una gracieta y no se levanten para dejarte hacer pis, jolines.
Total, que tienes quer aguantar a tus compañeros del frenopático, y encima no has conseguido ligarte a Nena. Pero si los pupitres son individuales, al menos podreis colocarlos facilísimamente en círculo para alguna actividad en grupo, lo que servirá, cuando menos, para disfrutar de su sonrisa. Y no tendrás que soportar verla sentada en el pupitre con el moro de compañero, que usará su parecido con River Phoenix para ligársela, mientras trata de consolarte con eso de "peor es no tener piernas".
Barbiequémaloesnopoderdormir.