Gran tema.
Vivimos en un mundo lleno de prisas, lleno de stress, en el que nuestros corazones vomitan gasolina, en el que dos minutos más pueden significar la caída por los suelos del Dow Jones, o por contra, la absorción de una corporación a una empresa de refrescos, con los miles de despidos que eso supone.
Vivimos en una vorágine imparable, y más tiempo significa ganancias, más tiempo significa éxito, más tiempo, es la clave.
Todo se ha adaptado para ganar tiempo, todo se ha adaptado para que todo vuele, en vez que corra.
Desde el estilo de vestir, hasta la comida.
Todo tiene que ser rápido. Cuando más, mejor.
La tan vilipendiada, odiada, pero no por ello menos agradable al paladar, comida rápida, tiene dos grandes exponentes de la misma, dos grandes iconos que la representan, definen y sin embargo, diferencian.
Por un lado tenemos un tipo de comida exquisito, que ensalza la palabra comida rápida hasta hacerla tocar las mayores cotas del viruosismo culinario; las pizzas.
Por el otro, tenemos una plasta de ¿carne?, asada y acompañada de a saber qué coño...
Comencemos.
La pizza es de origen mediterraneo, concretamente proveniente de Italia, bellísimo país del que todo lo que sale, es bueno.
Berlusconi, Del Piero, Sabrina, El Conde Lequio y la pizza son sus máximos exponetes, y ¡menudos exponentes!
Pizza....
Hum.....
Tan sólo su imagen en nuestras cabezas nos hace salivar con los ojos entornados al más puro estilo Homer Simpson.
Pizza, un alimento en el que todos sus ingredientes se encuentran a la vista, honrados ellos, casi tímidos, y diciendo; cómeme....
Pizza. Con una variedad de sabores, especias, ingredientes, casi infinita...
Cada tipo de pizza representa un tipo de persona:
La 4 quesos, para los que les gustan los sabores aterciopelados y suaves (el cheddar....), pero no carentes de cierta energía (queso azul, ése sabor fuerte y delicioso).
La barbacoa, con ese final contundente, que nos hace imaginar las praderas americanas en las que los bisontes todavía recorrían las estepas...
La Margarita. La única lacra del mundo de las pizzas, seguramente la favorita de Penetreitor, con ese nombre tan profunda y desatadamente gay. Pero bueno, incluso ésa, ¡incluso esa! sabe bien, muchísimo mejor que cualquier maldita, grasienta y malholiente hamburguesa.
Dignos también de mención son los clientes que frecuentan las pizzerías, y los engendros que gustan de meterse en un Mc Donalds.
Por un lado tenemos gente fina, culta y refinada, portadora de gafas de monturas al aire, buenos trajes, buena educación, que prefieren mecerse por los sutiles sabores que les proporciona la inteligente comida italiana.
Por el otro, tenemos hordas de niñatos con peinado cenicero, gritones, chulos y mongoloides como pocos, con las comisuras empapadas en grasa y con los dedazos rodeados de esos apestosos aros de cebolla (no confundir con las estupendas rodajas de cebolla que te preparan con mimo en la pizza 4 estaciones).
Creo que mi postura es clara, la pizza es mucho mejor:
Míra, mira:
Deliciosa.
Y ahora, hablemos un poquito de las hamburguesas (Dioses, infundidme valor).
¿Qué es una hamburguesa?
Un puto engrudo de carne picada (posiblemente humana, aunque la versión más extendida es la de que se trata de rata, y todos sabemos que pocas cosas son más sabias que las leyendas urbanas), asada en una infecta parrilla, aderezada (por decir algo) a base de lechugas frías y de colorines sospechosos, y con dos rancias y aplastadas tapas de pan.
Un desastre que lo único bueno que tiene es que al menos tardas poco en comerla, pero también se tarda poco en comerte una cápsula de cianuro, sólo que ésta no te miente; sabes que te vas a morir en breve tras su ingestión.
Mira esto:
¿Qué coño es esto?
Dios sabe.
Dios y las ratas, las pobres.
En fin, que vosotros veréis.
Para acabar, imaginaos lo siguiente:
Acabas de conocer a una chica nueva en el trabajo.
Es preciosa, morena, agradable, simpática y parece inteligente y con sentido del humor.
El único fallo que le ves es que se ha fijado en tí (risas enlatadas).
Jeje.
Bueno, sorprendentemente acepta que la lleves a cenar, pero tenéis poco tiempo, por lo que el restaurante deberá estar especializado en comida rápida.
Tienes un Burguer King en la esquina (al lado de la perrera municipal), a la salida de la oficina, o tienes La Piazza de Luiggi enfrente de tu calle, al lado del estanque La Romanza.
¿A dónde vas?
Si la llevas a La Piazza, al caer la noche, al final del turno de tarde, tendrás a esa joven y virginal muchacha agradeciéndote tu buen gusto con un polvo de los que hacen época, de esos en los que ella te folla a tí, en vez de hacer el amor los dos. Luego también tendréis de lo otro, que la noche es larga.
Si la llevas al Rat... perdón, Burguer King, aparte de que no entrará, sino que se irá con Fernando, el gilipollas de nóminas, te quedarás toda la vida con el sobrenombre, en la oficina, de "El Mc agarrao".
Vosotros decidís, amigos.
Lo siento Penetreitor, más suerte la próxima.