Arrestada ninfómana por "hincar diente a un cabro chico
Publicado: 26 Feb 2004 12:05
Policía arrestó a una ninfómana de cuatro décadas por hincarle diente a cabro chico
Santiago de Chile.- Detectives de Rancagua le echaron el guante a una fémina de 45 acalorados años y con claros signos de ninfómana, quien no conforme con servirse a los adultos y abuelitos de la población donde vivía, en San Fernando, Sexta Región, le hincó el diente a un cabro chico de 12 años, amigo de sus hijos.
Esta verdadera "depredadora de hombres" se había transformado en el terror de las madres, pololas y esposas de la ciudad, ya que debido a su inagotable apetito sexual atacaba a todo lo que tuviera algún bulto bajo los pantalones, así fuera una linterna, un celular o un minúsculo encendedor.
La ninfomanía es una enfermedad que se presenta principalmente en minas jóvenes, porque desarrollan mayor voracidad sexual. Sin embargo, también afecta a las mujeres maduras que se deprimen con facilidad y tienen baja su autoestima, lo que las lleva a refugiarse en el cacheteo sin cuartel para sobrellevar la tranca.
Este último sería el caso de Virginia N.C., la ninfa de cuatro décadas que a la hora de los quiubos literalmente no deja títere con cabeza y, según propia confesión, puede pasar todo el día arriba del peral con sus ojitos en blanco.
Las vecinas de la pobla hace tiempito que le habían sacado la foto por sus sospechosas y provocativas actitudes hacía los varones, por lo que cada vez que salía a la calle metían a sus maridos, hijos y abuelitos a empujones a la casa.
"Ahí viene la Traga-Traga", "¡Sálvese quien pueda!", "Soldado que arranca sirve para otra batalla" y el popular "¡Arranquen, cabros!", eran frases conocidas en el barrio, ya que era vox populi que a hombre que pillaba pajareando, lo llevaba de un ala hasta su casa y buenas noches los pastores. Dicen que las víctimas quedaban secas, como huila, pero con una imborrable sonrisa en el caracho.
Sin embargo, en uno de sus múltiples ataques se le pasó la mano, ya que dejó viendo estrellitas a un niño de 12 años, lo que configura el delito de violación. El caso es investigado por el Primer Juzgado del Crimen de San Fernando y hasta ayer permanecía en absoluto hermetismo.
La zamba y canuta ocurrió en septiembre del 2003 y la víctima es un amigo de sus dos hijos pequeños, a quien atacó cuando fueron a encumbrar volantines a un solitario potrero de la ciudad.
Se supo que mientras el cabrito jugaba a las comisiones, la pantera lo abrazó para tocarle los genitales y luego, bajo amenaza, lo llevó a la fuerza a su rancha, donde lo obligó a mantener relaciones sexuales.
Fuentes ligadas a la investigación señalaron que el menor fue violado al menos tres veces por la cuarentona, que habría hecho lo mismo con otros tres pergenios del barrio, casos que están en plena etapa de investigación.
Tras varios días de seguimientos, detectives de la Brigada de Delitos Sexuales de Rancagua arrestaron a la peuca, quien fue entregada a la Fiscalía de San Fernando por su responsabilidad en el delito de violación de un menor de edad.
Santiago de Chile.- Detectives de Rancagua le echaron el guante a una fémina de 45 acalorados años y con claros signos de ninfómana, quien no conforme con servirse a los adultos y abuelitos de la población donde vivía, en San Fernando, Sexta Región, le hincó el diente a un cabro chico de 12 años, amigo de sus hijos.
Esta verdadera "depredadora de hombres" se había transformado en el terror de las madres, pololas y esposas de la ciudad, ya que debido a su inagotable apetito sexual atacaba a todo lo que tuviera algún bulto bajo los pantalones, así fuera una linterna, un celular o un minúsculo encendedor.
La ninfomanía es una enfermedad que se presenta principalmente en minas jóvenes, porque desarrollan mayor voracidad sexual. Sin embargo, también afecta a las mujeres maduras que se deprimen con facilidad y tienen baja su autoestima, lo que las lleva a refugiarse en el cacheteo sin cuartel para sobrellevar la tranca.
Este último sería el caso de Virginia N.C., la ninfa de cuatro décadas que a la hora de los quiubos literalmente no deja títere con cabeza y, según propia confesión, puede pasar todo el día arriba del peral con sus ojitos en blanco.
Las vecinas de la pobla hace tiempito que le habían sacado la foto por sus sospechosas y provocativas actitudes hacía los varones, por lo que cada vez que salía a la calle metían a sus maridos, hijos y abuelitos a empujones a la casa.
"Ahí viene la Traga-Traga", "¡Sálvese quien pueda!", "Soldado que arranca sirve para otra batalla" y el popular "¡Arranquen, cabros!", eran frases conocidas en el barrio, ya que era vox populi que a hombre que pillaba pajareando, lo llevaba de un ala hasta su casa y buenas noches los pastores. Dicen que las víctimas quedaban secas, como huila, pero con una imborrable sonrisa en el caracho.
Sin embargo, en uno de sus múltiples ataques se le pasó la mano, ya que dejó viendo estrellitas a un niño de 12 años, lo que configura el delito de violación. El caso es investigado por el Primer Juzgado del Crimen de San Fernando y hasta ayer permanecía en absoluto hermetismo.
La zamba y canuta ocurrió en septiembre del 2003 y la víctima es un amigo de sus dos hijos pequeños, a quien atacó cuando fueron a encumbrar volantines a un solitario potrero de la ciudad.
Se supo que mientras el cabrito jugaba a las comisiones, la pantera lo abrazó para tocarle los genitales y luego, bajo amenaza, lo llevó a la fuerza a su rancha, donde lo obligó a mantener relaciones sexuales.
Fuentes ligadas a la investigación señalaron que el menor fue violado al menos tres veces por la cuarentona, que habría hecho lo mismo con otros tres pergenios del barrio, casos que están en plena etapa de investigación.
Tras varios días de seguimientos, detectives de la Brigada de Delitos Sexuales de Rancagua arrestaron a la peuca, quien fue entregada a la Fiscalía de San Fernando por su responsabilidad en el delito de violación de un menor de edad.
