Memoria de Apichatpong Weerasethakul
Cuando Corle habló de ella describiéndola como una de las peores experiencias cinematográficas de su vida a mí, en vez de asustarme, me llamó la atención. He tenido que encontrar un día en que tuviera la cabeza adecuada para arriesgarme a algo así y ese día ha llegado hoy. Y el resultado ha sido notable. Es la primera que le veo a Apichatpong Weerasethakul y yo he dicho sí. Sí a la originalidad, si a la puesta en escena, sí a la historia y sí a la manera de contarla. Es un película difícil porque no te ofrece ninguna agarradera, nadie le ha puesto una voz en off como a Bladerunner para que la gente la entendiera mejor, nadie te la ha analizado desde 2000 ángulos diferentes como 2001 (parto de la base que todos, por edad, llegamos a 2001 ya muy leidos sobre 2001), no te ha dado alguna pequeña tregua como Aniquilación (que tenía bastantes), en Memoría montas toda la película a pelo (bueno, al final hay una pequeña ayudita). Y no, se trata de ser más o menos listo, más o menos sensible, más o menos cinéfilo, se trata de entrar o no entrar en la película. El cretino de Boyero no entró, Corleone tampoco. Por lo que fuera. Yo, sí. Y la he disfrutado mucho. De hecho la he querido parar para ir al baño (mi vegiga es un asco) pensando que todavía me faltaba la mitad y al ver que sólo quedaban 13 minutos de metraje le he vuelto a dar al play. Se me ha pasado en un tris. Una manera muy especial de hacer una película de ciencia ficción, que, por cierto, también podría ser una película sobre el principio de la locura en una persona contada desde su propia cabeza. Aunque hay un momento al final que te dirige hacia la ciencia ficción la opción de la locura también me hubiera parecido fantástica.
Le he puesto un 8 en FilmA, un punto más que Jairo y pasa a ser, de momento, mi segundo título favorito de 2021.