Slawomir

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Palahniuk
Ulema
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Slawomir

Mensaje por Palahniuk »

Por los cristales entraba la ténue luz de una fría mañana de invierno.El barracón estaba silencioso, a excepción de algunos ronquidos.
Un ojo se abre, una pupila se acostumbra a la luz.
Slawomir acaba de despertar, y es la primera vez en mucho tiempo que lo hace con el sol ya reinando en el cielo.
Afuera se oye ruido:gente que va de un lado para otro, artefactos que se desplazan, ocasionales gritos...
Todo le parece muy extraño.
Se dirige a ala puerta y ve que está bien cerrada.
Empieza a pensar dando pequeños paseos, mientras la gente se va despertando.
-¿Qué pasa? ¿Cómo nos dejan dormir hasta tan tarde hoy?,le pregunta a Jerzy, que duerme cerca suyo.
-No lo sé.Pero esto es muy raro.Se oye mucho movimiento fuera, como si fueran a trasladar esto.
-A mi se me ocurre algo peor: igual todo está acabando, y estan haciendo limpieza.
-¿Crees en los rumores?
-Es lo único que tenemos.
Todo el mundo había oido su conversación, y el pánico empezó a florecer.Nadie decía nada.
De repente, unos gritos en alemán sonaron cerca de la puerta.El ruido de algo golpeando las cadenas que componían el cerrojo se les clavó en los timpanos.
Todos cogieron algo para intentar defenderse, por inútil que fuera:zapatos,planchas de madera de los camastros,cazos...
Más gritos desde el exterior, algunos initeligibles, otros teutones...y disparos.Una ráfaga sonó cerca de la puerta, e hizo que todos se encogieran.
Volvió el ruido de algo golpeando las cadenas.
Éstas acabaron cediendo, y la puerta se abrió.
Apareció en el umbral de la puerta una persona vestida de militar, pero el ejercito era otro, no era alemán.
Era el ejercito rojo.tal vez los rumores fueran ciertos.
La figura en el umbral gritó a la gente del barracón algo, y fue Piotr Wolkowyski quién tradujo:había vivido en la Rusia zarista unos años.
De su boca salieron las palabras mágicas:"Sois libres".
Corrieron todos hacia afuera, y guardaron en lo más profundo de sus mentes el horror que vieron al salir del barracón.

50 años después, Slawomir repasa su vida.Los noticiarios no dejan de hablar de la liberación.
Sentado, mira su piel arrugada, moteada con las manchas de vejez.Y ese tatuaje con el número.Su número.
Hoy no esta Zuzanna, su esposa, ni sus hijos Wladyslaw, Krzysztof, Ewa y Alicja, ya lejos del nido familiar.
Ese día Slawomir se ahorcó con su culpa.
This is not an exit

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