Pedro J.

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NORNA
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Pedro J.

Mensaje por NORNA »

Les voy a ahorrar unos euritos y encima voy a ir al grano, a lo que realmente interesa del libro: los líos de faldas. El capítulo es una especie de thriler erotico, les advierto que hay párrafos que se leen solos. El libro que NO he comprado es un panfleto con todas las de la ley, así que esta información es una intertextualización como otra cualquiera.

EL DESQUITE ( Pedro J Ramirez)

CAPITULO QUE BIEN PODRÍAMOS LLAMAR " DE COMO ACABÉ CON UN CORSÉ ROJO"

El día que Felipe González me llamó «canalla» sabía por qué y para qué lo decía. (Pág. 127)

El día que Felipe González me llamó «canalla», Barrionuevo, Corcuera y, sobre todo, Vera pensaron que se había quedado corto. (Pág. 131)

El día que Felipe González me llamó «canalla», a Jesús Polanco le pareció justo, adecuado y oportuno, pues no en vano me consideraba --y así lo repetía una y otra vez El País-- como el cerebro e inspirador de las iniciativas que el Gobierno había venido adoptando desde el Pacto de Nochebuena para defender el pluralismo, y que él interpretaba como una intolerable «campaña de acoso» contra el grupo Prisa. (Pág. 140)

El día que Felipe González me llamó «canalla», Antonio Asensio les dijo a sus colaboradores que sabía a qué se refería, que hacía más de una semana que él había comprobado que eso era verdad y que estaba en sus manos demostrárselo a España entera. (Pág. 150)

El día que Felipe González me llamó «canalla», la presunta Emma se quedó de piedra cuando lo escuchó en la televisión, mientras cocinaba una sopa de verduras africana en su pequeño apartamento. (Pág. 159)

–Emilio [Rodríguez Menéndez] dice que hay un vídeo con una prostituta negra en el que apareces realizando todo tipo de prácticas sexuales. [Alfonso Rodrigo, director general del Ya, a Pedrojota, en la cafetería del Hotel Villamagna] (Pág. 203)

¡Un vídeo sexual! No podía creer lo que escuchaba. (…) En un instante traté de repasar mentalmente todas mis relaciones a lo largo de un montón de años. Yo no había estado nunca con una prostituta negra. Con alguna mujer de color, sí; incluso con una en particular no hacía muchos meses. Pero no tenía látigo… o al menos yo juraría que no lo tenía. Bueno, tal vez entre las bromas de aquel día, con la sorpresa del juego que me tenía preparado Emma… Por un lado intentaba centrar la hipótesis de que tal grabación pudiera existir; pero simplemente me parecía inverosímil. (Pág. 204)

Volví a casa sumido en una pesadilla. ¿Sería cierto o falso lo del vídeo? (Pág. 205)

–José María González Sánchez-Cantalejo (…) me enseña dos vídeos: uno en el que se ve a una persona con una señora de color (…). Me dice que él mismo lo ha grabado con una súper 8 desde dentro de un armario y me enseña el otro vídeo, que muestra cómo hicieron una agujeros con una taladradora y los taparon luego con una máscara africana a través de la que filmaron todo lo que ocurría en ese apartamento de Sor Ángela de la Cruz. [Rafael Navas, director de la revista Dinero, a Pedrojota en su despacho de El Mundo] (Pág. 206)

Las últimas dudas que yo tenía sobre lo que podía haber ocurrido se disiparon cuando escuché la dirección. Sor Ángela de la Cruz. ¡Maldita sea! Había caído en la trampa más infame y estúpida que pudiera imaginarme. Todo encajaba con una peripecia tonta y algo sórdida que hacía ya unos meses había borrado de mi memoria con la conciencia de que jamás sería un lance del que alardear, pero sin la menor sospecha de que durante varios años se enredaría muy desagradablemente en mi vida. (Pág. 207)

A finales del 89, justo cuando estábamos a punto de lanzar El Mundo, yo había conocido en la sala de espera del estudio de la calle Oquendo (…) en el que se grababa el programa de Antonio Herrero para Antena 3 Radio, a una chica guineana tirando a gordita que dijo llamarse Emma y que hacía de representante artística de un cantante que, según ella, era su hermano. Me pareció simpática y sobre todo tenaz, porque con el pretexto de que promocionáramos su disco comenzó a telefonearme insistentemente y me convenció de que un día fuera a su casa a tomar un café, de que fuera a visitarla en alguna otra ocasión. (Pág. 207)

Después de unos cuantos meses, tal vez un año, sin verla, la tal Emma había dado señales de vida a primeros de marzo. Con su insistencia a prueba de bomba, llamando una y otra vez a mi secretaria a través de la centralita del periódico, había logrado atraer mi curiosidad y que me pusiera al teléfono. Me había dicho que tenía algo muy especial que enseñarme, pero que sólo cuando fuera a su casa sabría de qué se trataba. Llegué a pensar que podría ser algo relacionado con la oposición guineana, pues recordaba haberle escuchado comentarios sarcásticos contra Obiang.

Tan pronto como toqué el timbre de su domicilio me di cuenta, sin embargo, de que se trataba de algo muy distinto. Lo que Emma –ataviada ya con una ropa interior muy agresiva en la que no faltaba algún detalle de cuero– pretendía enseñarme no tenía nada que ver con la política y estaba bastante a la vista. Bueno, sólo a medias, porque entre sus insunuaciones, sonrisas y balbuceos fui dándome cuenta de que lo que me proponía era una especie de juego de disfraces en el que se invirtieran los roles habituales de la guerra de los sexos. En cuanto me llevó a su dormitorio vi que el atrezzo, presidido por un pene de plástico de ciertas dimensiones, también estaba desplegado. Me sirvió una copa y yo la dejé hacer. Siempre he tenido una actitud liberal hacia las relaciones y variaciones sexuales. Si hubiera sabido lo que iba a proponerme, probablemente no hubiera acudido, pero una vez que estaba allí… Bien, ¿por qué no?

Cuando ella empezó la ronda de lo que espíritus más pacatos catalogarían como perversiones, yo no sentí la menor incomodidad en participar. Tuve sensaciones extrañas –una mezcla de mareo y jaqueca– que se acentuaron al llegar a casa y se convirtieron en un extraño dolor de cabeza a la mañana siguiente. Desde luego no era para estar orgulloso de lo sucedido, pero como de vez en cuando decimos los varones con el más genuino tic machista, en fin, siempre puede alegarse que en peores garitas hemos hecho guardia. (Págs. 208-209)

Lo primero que hice fue hablar con Ágatha, que estaba en Italia. Le adelanté algo por teléfono.

–Creo que hay una operación horrible contra mí. Me he enterado ahora de que hace unos meses me tendieron una trampa y tienen imágenes mías con una mujer guineana…

Ella pasó lógicamente del estupor al enfado. Enseguida me di cuenta de que ésa iba a ser la parte más dura de todo lo que se me podía venir encima, porque mi relación con Ágatha es algo absolutamente central en mi vida. Pero también supe desde el primer momento que podría contar con ella. Quedamos en hablar despacio cuando volviera. (Pág. 213)

La conversación con Ágatha a su vuelta de Italia fue inevitablemente turbulenta. Yo le terminé de contar los hechos y ella estalló indignada.

–Estoy harta de tu GAL, tus políticos y todas tus mierdad. Mira qué bonito esto del vídeo… pero no, claro, tú es que tenías que salvar a España… Yo lo que quiero es irme a vivir a París con los niños y trasladar allí el estudio. (Pág. 216)

–Acaba de llegarme el vídeo. Voy inmediatamente para allí.

La llamada preocupada y sombría de Enrique Gimbernat me interrumpió el miércoles 15 de octubre pasadas las nueve de la noche (…)

Con el corazón en un puño –por fin íbamos a saber la que se nos venía encima– avisé a Cerdán y Rubio y también a algunos miembros del equipo directivo del periódico, como Jorge Fernández, Fernando Baeta y Casimiro García-Abadillo. Varios de ellos se resistían a ver la cinta, pero yo les convencí.

–Esto no va sólo contra mí como persona. Afecta al periódico y quiero que tomemos las decisiones juntos. No me importa nada que lo veáis. Todo esto del sexo es una tontería…

Apenas comenzó la reproducción me di cuenta de que sí que me importaba. No ya que lo vieran mis amigos y compañeros, sino cualquier otra persona. Efectivamente, todo lo relacionado con el sexo era una “tontería”, pero hasta los individuos más liberados y con menos prejuicios éramos rehenes de un código de valores, de una forma de mirar a la que habíamos sido acostumbrados desde nuestra infancia. Y lo que se veía ahí, empezando por el enorme trasero oscuro de Emma y siguiendo por el mío, a merced de unos rudimentarios juegos de sex-shop, no iba precisamente a mejorar mi prestigio social. (Págs. 227-228)

El envío recibido por Gimbernat incluía también un texto escrito, fechado el 1 de octubre, que no iba dirigido a él, sino genéricamente a quien lo pudiera leer, En esas líneas la mujer del vídeo se presentaba, para colmo de horrores, como Exuperancia Rapú Muebake. “O sea, que así es como en realidad se llama la tal «Emma»”, pensé mientras se me iba poniendo cara de gilipollas. En ese escrito, Rapú Muebake inventaba la falacia de que había sido mi amante y aseguraba haber estado obligada a participar en todo tipo de aquelarres por una persona todopoderosa y sin escrúpulos como yo. La difusión del vídeo tenía como objeto desenmascararme y exponer mi verdadera personalidad ante la sociedad. (Pág. 228)

Lo que más me fastidia de todo es lo del nombre. Está mal que te hagan esto y lo otro, o que te metan no sé qué por no sé donde, pero a ver cómo te recuperas de haberte dejado engañar por una mujer con ese nombre. Mira, estaba preparado para todo… menos para que Emma se llamara Exuperancia. (Pág. 230)

Cada hora que pasaba y alguien más decía que también a él le había llegado, mi preocupación y mi depresión crecían. Era inevitable ya que el mío se convirtiera en el trasero masculino más conocido de todos los tiempos por los españoles o por lo menos por las élites política y mediática. ¡Maldita sea! Veinte años escribiendo artículos todos los domingos, diecisiete años dirigiendo periódicos con éxito, tantas grandes exclusivas, tantas revelaciones trascendentales, tanto supuesto poder, tanta influencia y tanta vaina, para que al final lo que vaya a contar es que un día te dejaste hacer filigranas por una negra. Perdón, por una chica de color. (Pág. 233)

Los “compañeros” de El País llamaban todos los días a la redacción de El Mundo tratando de confirmar la noticia de que yo ya había dimitido. (Pág. 239)

La juez Revuelta me había citado a declarar el viernes 7 de noviembre, a efectos de que ratificara personalmente la denuncia. (…) La víspera de concurrir a esa cita, Manuel Cerdán me anunción una importante e inesperada novedad:

–La policía acaba de detener a Rapú por orden judicial (…)

A la mañana siguiente conocí a Ana Revuelta (…). La juez dio una orden al secretario.

–Que suban a la presa del calabozo.

Menos de cinco minutos después, Exuperancia Rapú Muebake entraba esposada en la habitación (…). Ana Revuelta me hizo una única pregunta.

–¿Es ésta la persona a la que hace referencia en su denuncia?

Yo no contaba con tener que realizar ese trámite, pero tampoco me importaba en absoluto hacerlo. Ella me miró con un esbozo de sonrisa desafiante. No sentí odio ni ninguna otra emoción. Yo le había dado unas muestras de confianza que obviamente no merecía. Ella había abusado de mi amistad –por llamar de alguna manera a una relación tan vaga– hasta el extremo más inaudito. (…)

–Sí, Su Señoría. Ésta es la persona a la que yo he conocido como Emma.

–Bien, puede usted retirarse y firmar su declaración. (Págs. 241-242)

Rapú declaró que después de grabarlo habían vendido el vídeo y que a ella le habían correspondido tres millones de pesetas. (…) El fiscal pidió su prisión provisional (…). Ana Revuelta no dudó lo más mínimo y, accediendo a la demanda del ministerio público, concluyó la vistilla decretando el ingreso de Rapú en el centro de mujeres de la prisión de Carabanchel. (Pág. 243)

Antonio [Rubio] y Manolo [Cerdán] recibieron la llamada desde Alicante de un guineano que se identificó como Norberto Echuaca Noah. Les dijo que Rapú Muebake había sido durante muchos años su pareja y que había tenido algún contacto con El Mundo cuando había tratado de abrirse camino como cantante (…) Hasta en eso me había mentido Emma: cuando promocionaba el disco me dijo que el cantante era su hermano. (Pág. 248)

Daba la impresión de que la falsa Emma había modelado el relato [la declaración judicial] para que pareciera que se había resistido reiteradamente a tenderme la trampa y que al final había cedido por una mezcla de despecho y necesidad. La historia del millón de pesetas era un invento y también lo era que yo la hubiera llamado ni el día de la encerrona, ni ningún otro día, como no fuera respondiendo a su insistencia. (Pág. 269)

Tuve claro que no debía buscar una coartada moral, ni siquiera una explicación científica, para mi conducta sexual sobre la base de que me habían drogado, porque ése es un ámbito en el que nadie debe tener que dar nunca cuentas públicas de nada, porque yo ya había hablado con quien tenía que hacerlo y porque en todo caso yo no me sentía ni culpable, ni avergonzado ni arrepentido de nada, excepto del pecado de estupidez. (Pág. 271)

Joaquín Leguina y el diario El País habían cruzado el Rubicón de la indignidad. El diario que durante tantos años se había presentado como paladín del progresismo y las libertades publicaba esa mañana un artículo infame del ex presidente madrileño, propio de la carcunda más reaccionaria. Según nos dijeron amigos de la redacción, el texto –titulado “La procesión y el vídeo”– había sido incluído en contra del criterio del director, Jesús Ceberio, y por decisión personal del consejero delegado, Juan Luis Cebrián. Su tesis era que yo, “el gran desvelador de secretos ajenos, el muñidor electoral de Aznar, el paladín de la transparencia” quería “ocultar” mis “secretillos”. Por eso una juez había encarcelado a Rapú. (Pág. 275)

TRIBUNA: JOAQUÍN LEGUINA

La procesión y el vídeo

El autor denuncia las distintas varas con que, según los casos y las circunstancias, se miden asuntos que afectan a la intimidad de las personas.

Joaquín Leguina es diputado socialista.

EL PAÍS | España - 15-11-1997

El domingo, 9 de noviembre, iba yo paseando por delante del palacio de Oriente cuando una reducida pero abigarrada multitud me cerró el paso. Se trataba de la procesión de la Almudena caminando hacia la catedral que con ese nombre inauguró el papa Juan Pablo II hace unos años. El Trono y el Altar volvían a cogerse de la mano sobre el Campo del Moro gracias a las subvenciones que el Ayuntamiento, la Comunidad y el Gobierno (los tres, dirigidos al inicio de las obras por socialistas) habían aportado al empeño de Angel Suquía, por aquel entonces arzobispo de la capital. Asistí el día de la inauguración a la inacabable misa que ofició allí el Papa, y con tal ocasión vi comulgar a personas que nunca hubiera imaginado libres de pecado.En fin, he de confesar que no asisto hace años, ni veo, aunque sea desde la lejanía, procesión alguna. Quizá por eso ésta que cuento me llamó la atención.

Aparte del arzobispo Rouco y una docena de sacerdotes, desfilaban, delante y detrás de la Virgen, un nutrido grupo de señoras, todas ellas enlutadas, todas con mantilla y peineta. A su zaga, unos caballeros cubiertos con largas capas blancas, una banda de música, diríase que en representación de alguna casa regional, manolos y manolas como recién salidos de La verbena de la Paloma y el inevitable alcalde de la Villa y Corte (cada vez menos villa y más corte... de los milagros). Iba el edil acompañado de su esposa, tan enmantillada como las damas, aparentemente viudas, que les abrían paso, y unos pocos concejales (todos del PP), armado él con el bastón de mando, se arropaba con el collar que en su día diseñó e hizo fabricar (supongo que en la Fábrica de la Moneda) el ilustre y valeroso falangista Jesús Suevos, concejal sempiterno que fue durante la era de Franco. Cerraba el cortejo una banda de Infantería, algo desganada.

Al final del cortejo, y fuera de la cosa oficial, unos pocos fieles y cuatro o cinco fascistas enarbolando una bandera con el águila monocéfala. Al doblar el último recodo, antes de entrar en la catedral, al paso de las autoridades, un grupo levantó una pancarta donde podía leerse: "Se recogen firmas contra Setién". Fuesen y no hubo nada.

Tuve, lo reconozco, la desapacible sensación de lo déjá vu. Volví por un momento a mi niñez y juventud, a los rosarios de la aurora, a los maitines, a las misiones,a los sermones del padre Vázquez, que sudaba como nadie. Pensé en el tango: "Es el pasado que vuelve a encontrarse con mi vida". Así que me metí en un bar y me dispuse a tomar una cerveza y a leer el periódico con la esperanza de volver al presente. Separé las innumerables partes de las que se compone los domingos la prensa (revista, dominical económico, cómic infantil, coleccionable, resumen semanal, etcétera) y me encontré, para mi desasosiego y desgracia, con la siguiente noticia:

"Una mujer ingresó el viernes en la prisión de Carabanchel, acusada de descubrir y revelar secretos de la intimidad del director de El Mundo, Pedro J. Ramírez. La detenida, Exuperancia Rapú Muebake, se encuentra a disposición de la juez Ana Revuelta... La juez se basó en el artículo 197 del Código Penal, que en su apartado 5 castiga con una pena de entre dos y cuatro años a quien revele la ideología, religión, creencia, salud, origen social o vida sexual de otro sin su consentimiento".

O sea, que el gran desvelador de secretos ajenos, el muñidor electoral de Aznar, el mejor asesor de Villalonga, el paladín de la transparencia,. quiere ocultar sus secretillos. Él, sostenedor con irrefutables argumentos de que "los hombres públicos no tienen vida privada", remueve y moviliza Roma con Santiago, justicia y policía, que parecen estar a sus órdenes, porque hay unos vídeos., Pero ¿en qué lo involucran?, ¿en qué posturas han retratado a este san Antonio?, me pregunto. Me lo pregunto y llamo a un amigo periodista, generalmente bien informado, miembro activo del mentidero madrileño. Y lo hago en buena hora, pues me invita a comer, y comemos.

El vídeo te lo pongo después de la comida, que no quiero yo quitarte el apetito -me dice nada más entrar en su casa.

- Es muy fuerte -me dice su mujer mientras me da la bienvenida.

- Es curioso -insisto- este caballero que ha publicado en su periódico cuanto le ha venido en gana. Por ejemplo, las cintas del Cesid, robadas, incluyendo todo tipo de conversaciones privadas, sin que ninguna juez Ana Revuelta ni fiscal general alguno hayan tenido a bien mover un solo dedo en defensa de los agraviados, pese a las denuncias de éstos ante los tribunales. El perejil de todas las salsas, el activista de todas las conspiraciones...

- Los poderosos siempre se creen impunes hasta que son pillados como alguaciles alguacilados -me corta mi acogedor samaritano.

Comemos y, ya tomando el café, vemos la película en un silencio espeso. "¡Madre mía!", acierto a decir por todo comentario cuando la tremenda proyección concluye. "Inenarrable", como diría el actor principal de la cinta que acabamos de ver. Quedo un rato callado. Nadie se atreve a romper el silencio. Para hacerlo, les cuento la procesión a la que acabo de asistir, y de pronto recuerdo otra, la procesión de un Jueves Santo en Carabaña.

En aquélla, viéndola desde. un balcón, estaban, si no recuerdo mal, Aznar, Rato y Ramírez, el de marras, junto con sus señoras. ¿Qué opinará Ana Botella después de ver este vídeo? -pienso.

No se trata de que un poderoso resulte, además, libertino. No se plantea una cuestión que atañe a la moral sexual, acerca de la cual cada uno tendrá su opinión, como la tienen, por ejemplo, los señores obispos, dueños de la emisora de radio en la que con gran empeño colabora este caballero. Se trata de un asunto psicológico, o psiquiátrico. De una actitud que explica muchas cosas de las que hace este señor cuando se quita el uniforme y ejerce de predicador.

Las imágenes del vídeo pueden asustar, es cierto, pero lo que de verdad da miedo es la respuesta del Estado: juez, Fiscal general, policía, para ponerse a la tarea y a la orden del señor Ramírez. Se reimplanta la censura previa ("la juez Revuelta prohíbe al Ya la publicación de cualquier otro fotograma del vídeo objeto de las diligencias previas"). Se interviene la correspondencia. Se decreta prisión sin fianza para Exuperancia Rapú Muebake, etcétera, etcétera. En fin, que estamos ante un asunto de Estado, ya se ve.

Cuando tantas intimidades fueron invadidas desde El Mundo y los ofendidos recurrieron al amparo de la justicia, exhibiendo precisamente el mismo artículo que ahora se aplica para llevar a la cárcel a la señora Rapú Muebake, sus denuncias fueron archivadas sin que fiscal o juez alguno se atreviera a aplicar esa misma ley que ahora sí se aplica. En este caso hay una canallada (la grabación del vídeo) y un delito (la difusión) igual que ocurrió, entre otros escándalos, con el de las cintas robadas del Cesid y con una diferencia, la difusión de este vídeo es clandestina, las grabaciones del Cesid se difundieron en un periódico y, eso sí, con dos respuestas desde el Estado ante los delitos, no sólo diferentes, sino diametralmente opuestas. Dos varas de medir que ponen demasiadas cosas en evidencia. Convendría saber qué deudas, qué obligaciones contraídas o qué miedos suscita este acreedor, tan rápida y eficazmente atendido en sus demandas.

Durante la etapa final del Gobierno socialista se introdujeron prácticas consistentes en la aparición de un periodismo que no se puso límites a sí mismo a la hora de obtener por cualquier medio información contra el Gobierno. Se sindicaron con él intereses políticos y judiciales. Se perpetraron venganzas personales. Se crearon vientos y tempestades arrasadoras. Se despreció cualquier principio ético y se implanto el todo vale. Vemos ahora con horror que aquel ambiente, tanto ardor guerrero, han acabado por invadir la sociedad y el Estado. Aquellos polvos traen estos Iodos. Este barrizal que involucra al Estado y que va más lejos que un vídeo deplorable.

Nuestro periódico se refirió siempre desde ese momento al “montaje contra el director de El Mundo”, mientras El País habló constantemente del “vídeo sexual de Pedro J. Ramírez”. (Pág. 280)

Varios años después de ocurridos los hechos, aún me seguiría pareciendo increíble que el diario El País hubiera podido hacer lo que hizo aquel domingo 23 de noviembre, publicando con la solemnidad formal de un largo editorial un compendio de infamia y juicios miserables titulado “El vídeo”. (Pág. 289)

EDITORIAL

El Vídeo

EL PAÍS | Opinión - 23-11-1997

LA GRABACIÓN clandestina de un vídeo, y su posterior difusión, que revela las muy personales aficiones sexuales del director de El Mundo, Pedro José Ramírez, ha terminado por convertirse en un problema político y judicial de considerable envergadura. Naturalmente, el primer y único comentario que merece el hecho es la repugnancia que inspira esta violación inadmisible de la intimidad de una persona, en contra de sus derechos más elementales y de lo que la ley estipula. Contra lo que algunos piensan -entre ellos, y paradójicamente, la propia víctima de esta agresión-, los personajes públicos sí tienen vida privada, y aunque Ramírez sea un individuo popular, eso no desmerece la protección jurídica y moral que su intimidad reclama. De modo y manera que nos encontramos ante algo absolutamente rechazable, sin ningún género de matices, por más que el destinatario de la infamia haya podido ser autor de otras de similar o parecido calibre.En circunstancias normales, aquí deberíamos haber puesto punto final a este editorial. Pero ha sido el propio director de El Mundo quien, con desprecio de su propia intimidad, ha situado la cuestión de ese infame vídeo en el centro de la atención pública, tratando de convencer a los españoles de que los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), que no operan desde 1986, se han reorganizado y son los responsables de un auténtico montaje contra él. No nos interesan ahora las primeras y mentirosas versiones del propio Ramírez en el sentido de que el vídeo era un trucaje y él no era el protagonista. Quien es asaltado en su propia fama de manera tan vituperable tiene derecho incluso a mentir para defenderse.

A lo que no tiene derecho es a convertir sus propios y peculiares problemas en cuestión de Estado, por mucho que el director de El Mundo sea un asesor frecuente de la política del Gobierno en el terreno de la comunicación y quizá en otros. Y, sin embargo, el Estado, con todo su poder, se ha mostrado en este caso dispuesto a defender la dignidad violada con una contundencia que para sí quisieran los ciudadanos corrientes y molientes a la hora de ver defendidos sus derechos.

El relato de acontecimientos es casi bochornoso: la coprotagonista del vídeo fue- encarcelada en prisión sin fianza durante una semana, y sólo salió de la cárcel cuando se mostró dispuesta- a declarar conforme convenía a las tesis de Pedro J. Ramírez. La juez encargada del caso intervino correspondencia privada y aplicó la censura previa de prensa para impedir la difusión de las imágenes. Y el encomiable celo empleado por el Ministerio del Interior para investigar este caso contrasta con la falta de reacción que ha mostrado en otras ocasiones, incluso cuando el diario El Mundo ha. desvelado la vida privada y violado la intimidad de las más altas magistraturas del Estado. ¿Por qué? Sin duda porque el Gobierno necesita que estos vicios privados de los que se hablan no le salpiquen y no encuentra mejor camino para ello que tratar de convertirlos en una virtud pública: es necesario que nos encontremos otra vez ante los GAL, y no ante el ánimo de lucro de unos desalmados y el de venganza de quienes se sienten víctimas de Pedro José.

Semejante abuso argumental, cuando ya parece evidente que no medió violencia alguna para conducir al director de El Mundo a la situación en que aparece, ha tenido su corolario en la irrupción en la causa, como elefante en cacharrería, (¡oh sorpresa!) del magistrado Gómez de Liaño. Incumpliendo claramente las normas procesales, este juez, tan conocido ya por los españoles, pretende relacionar nada menos que la vida sexual de un periodista con un fantasmagórico resurgimiento de los GAL. Y a partir de ahí, con el beneplácito de la fiscalía de la Audiencia, hoy en manos de sus muy amigos Fungairiño y Gordillo, ordena registros, decreta detenciones y establece -¿cómo no?- el secreto del sumario.

Es todo tan chusco que produciría hilaridad si no anduvieran por medio la intimidad de una persona -que él mismo parece despreciar-, la respetabilidad de la justicia y la dignidad del Estado. Porque la gravedad del caso radica en que tal -cúmulo de despropósitos e irregularidades no pueden sino crear una sensación de inseguridad jurídica incompatible con la normal salvaguardia de los derechos individuales de los ciudadanos en un Estado de derecho.

Por repugnante que nos parezca -y que efectivamente es- el método empleado para dañar la imagen personal de Pedro José Ramírez, no dejan de ser también detestables- los métodos que éste emplea a la hora de defenderse. La politización de un delito privado para salvar la cara del director del periódico más afín a José María Aznar es algo inadmisible. La involucración de la Audiencia Nacional y del juez Liaño debe llamar nuevamente la atención del Tribunal Supremo y del Consejo del Poder Judicial sobre las extrañas actitudes de este magistrado.

Pero lo más curioso de todo es que, cuando la violación de que ha sido objeto el director de El Mundo ha sido tan flagrante que nadie podía hurtarle su solidaridad, él mismo se ha encargado de pasar por encima de su propia reputación con tal de seguir combatiendo a sus enemigos políticos. Porque el honor o deshonor de Pedro J. Ramírez no se encuentra en sus escenas de cama, que tanto dan, sino en la práctica profesional que él mismo ha desarrollado a lo largo de los años.

No podía creer lo que acababa de leer. Estaba de verdad alucinado. Si a Juan Luis Cebrián, a Polanco o a cualquier otra persona destacada de El País o de cualquier otro periódico, alguien le hubiera montado una operación parecida, no me cabía duda de que yo habría desenvainado mi espada editorial para salir incondicionalmente en su defensa. Ahora ellos lo hacían para intentar rematarme. ¿Cómo podían haber caído tan bajo? (Pág. 292)
Última edición por NORNA el 11 Jul 2004 18:10, editado 1 vez en total.

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Dolordebarriga
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Mi muy despistada Norna:

Mensaje por Dolordebarriga »

Creo que coincidimos en tres cosas. A saber:

Pedro jota calvorota es periodista.

Pedro jota calvorota es director de un periódico y debe tener mucha parte en los editoriales del mismo.

Pedro jota calvorota ha escrito un libro.


En el resto discrepamos profudamente.

A mi entender que alguien escriba un libro sobre su vida no lo convierte ni a él en escritor ni a lo que escribe en literatura. Si comenzamos con estas patrañas al final vamos a acabar posteando aquí recetas de cocina y las letras de las canciones de los Hombres G. Ya me parece suficiente tener que aguantar al otrora escriba, tornado ahora en mero bufón de corte chunga, Nicotín, por estos lares.

Coño!!! es que si continuamos por esta senda al final hasta Karhente va a entrar a leer y lo que todavía sería peor, a escribir, en esta sección.


Ya que eres moderadora de ésta sección hazte un favor y antes de que me presente en tú casa para meterte el puño por el agujero del culo hasta perforarte la laringe mueve este post hasta "mariconadas varias" "el caso" o donde carajo te apetezca ubicarlo, pero por favor, sácalo de aquí a la voz de ya!!


Tu, indignadísimo moderado;

Dolordebarriga.


PD: Ello no priva que el post sea más que interesante y lo haya leido con verdadero deleite. Siempre había querido conocer la versión personal de pedro jota calvorota. Yo el video lo encuentro chusco pero os juro que si ese día hubiera estado allí me hubiera dejado hacer las mismas cosas que él. No me cabe en la cabeza como un tio con tanta buena imaginación y libertad sexual es después tan pacato ideológicamente.

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arafat
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Re: Mi muy despistada Norna:

Mensaje por arafat »

Dolordebarriga escribió:Coño!!! es que si continuamos por esta senda al final hasta Karhente va a entrar a leer y lo que todavía sería peor, a escribir, en esta sección.


Ese día (hipotético,espero) se cerrará el foro y cada uno a su casa y dios en la de todos.
El perrico, definiendo la HAMBROSIA a ma112nu escribió:Un curasán aceitoso y calentico chorreando en el plato, la sonrisa de un niño, las ttks, un perolo de gazpacho manchego con medio kilo de pan para mojar, las ttks, las pelis de chinos dándose hostias, los ninjas, Mr. T, Mr.T luchando contra los ninjas, cualquier animal comestible, las ttks, correr desnudo por la playa alrededor de la gente mientras silbo el opening de battlestar galactica, la shandy cruzcampo de abadía belga, los torreznos, cualquier cosa rebozada, cagar en espiral, cosas asín, manu, cosas asín.

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Nicotin
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Mensaje por Nicotin »

Dolordecabeza escribió:A mi entender que alguien escriba un libro sobre su vida no lo convierte ni a él en escritor ni a lo que escribe en literatura. Si comenzamos con estas patrañas al final vamos a acabar posteando aquí recetas de cocina y las letras de las canciones de los Hombres G. Ya me parece suficiente tener que aguantar al otrora escriba, tornado ahora en mero bufón de corte chunga, Nicotín, por estos lares.


Captada la indirecta.

No he escrito nada últimamente, porque, como tú mismo bien dices, el que me ponga a teclear algo y lo postee aquí no lo convierte en literatura.

Además, todo lo que escribí en su momento eran estupideces, jueguecitos para pasar el rato tan intrascendentes como una partida de truc.

Prefiero leer a los que saben hacerlo mejor. (1)


(1) Escribir, no redactar... que no es lo mismo.
The bigger the headache, the bigger the pill. Call me the big pill.

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Dolordebarriga
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Mi muy escurrebultos Nicotin

Mensaje por Dolordebarriga »

Las indirectas no estan para ser captadas si no para que uno se las aplique.


Me niego a regalarte los oidos sobre tu presunta presencia/ausencia de capacidad para escribir (sobre la de redactar, mi amado arroz brillante, no caben dudas). Lo importante no es hacerlo bien ni mal si no hacerlo, al menos para aquellos que nos gusta escribir. Escribir requiere un esfuerzo superior al de redactar y tanto mi rey del anti wapo power como otros muchos, entre los que incluyo a superestares, lideres bielorrusos, palestinos gagas, estadistas de pro y reinas del sado maso entre otros (menciono solo a la vieja trova cubana por cuestion de afecto y apego), pecais de vagos y vergonzosos.


Tu, a escribir pero ya, pedazo de cabron.

Dolordebarriga

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Nicotin
Manuel Fraga Iribarne
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Mensaje por Nicotin »

Querido Dolordehuevos:

Dices bien, y no sólo no sé escribir, sino que además me faltan ganas, me sobra pereza, y no ando sobrado de ideas precisamente.

Y ya que andamos con reproches mutuos, ¿cuándo escribirás de nuevo algo que no se centre en las mamadas o en la demagogia "Teología de la Liberación's style"?

Cabrón.
The bigger the headache, the bigger the pill. Call me the big pill.

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NORNA
ayatolesah
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Mensaje por NORNA »

Señor Dolordebarriga:

Parece que no acabamos de encontrarnos literariamente hablando. Será porque todavía nos falta recorrer camino.
Sí, soy moderadora de esta sección (vaya usted a saber por qué) y también soy flexible, así que si lee el primer párrafo del post inicial, verá una pequeña reforma que espero sea de su gusto.
Ahora, no pienso mover el post por varias razones:
1) Creo que está en la sección correcta. Si repasamos el vocablo Dazibao, este texto tiene más que ver aquí que otros.
2) No me sea estrecho de mollera. Esta sección da cabida a algo más que los pensamientos de la gente hechos letra. Si me asegura que no se está choteando de la sección, con agrado le dejo poner una canción de Hombres G e incluso del Consorcio. Otra cosa será lo que los demás opinemos sobre eso.
3) Karhonte tiene un bonito post dedicado en esta sección. Lo ha escrito mi co-moderador Cíclope Bizco y a mí me parece perfecto que el aludido entre, lo lea y opine. Y si por eso peta el foro, que pete.
4) No me van los fistfucking pero las barrigas me ponen mucho. Podríamos discutirlo.
5) Le ha gustado el post ¿no? ¡pues coño, no sea tan quejica! Cuando lo tenga, le pondré el capítulo de Monica Lewinsky del libro de Clinton ( aunque seguro que no mejora el presente).

Por cierto, algunas personas ya hemos asumido que lo que escribimos no vale un pito y que por respeto a la literatura guardamos ciertas cosas para la intimidad.

En fin, móntese de una vez en su puñetero triciclo y siga pedaleando hacia Plutón mientras nos cuenta cómo son las vistas por allí. Estaré encantada de leerle.

PD: ¿me lo parece a mí o esta sección se mueve mucho últimamente?

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Dolordebarriga
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Mi muy pallasito de micolor Nicotin

Mensaje por Dolordebarriga »

Punto uno. A ti te gusta escribir

Punto dos. Me sigo negando a opinar sobre la calidad del o que escribes

Punto tres. Aqui internet se paga a precio de mamada (ya estamos otra vez) hecha por Naomi Campbell asi que no puedo, ganas a veces no me faltan, pasarme las tardes colgado de la compu con mis tan anyoradas peleas de barro.

Punto cuatro. Aun asi tengo una teoria sobre las madres castradoras de hijos heroinomanos que es tan transgresora que me da miedo escribirla. Pero me da en la nariz que otro Mathama ya me se ha adelantado

Punto cinco. A quien si anyoro de verdad es a Rocky. Nadie recibia tanto y encajaba peor que el. De verdad que daria uno de tus ronyosos dedos del pie, para que Curreta pudiera llevarlo colgado del cuello en plan talisman pata de conejo (tres minipuntos a quien recuerde una historia escrita por un forero en la que aparecia dicho animalito), si con ello consiguiera su vuelta.

Tu, fan numero 0.000001,

Dolordebarriga

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Dolordebarriga
Companys con diarrea
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Mensaje por Dolordebarriga »

Mi muy querida Norna (tengo que ponerlo aqui por que el cabron del moro se ha cargado el asunto en el post reply)


Estas segura de que no te gustan los fistfucking????. porque me lo estas poniendo a huevo. Anda vete enviandome un privado con tu direccion mientras yo me voy calzando los guantes de latex.

Tu, hasta el hombro,

Dolordebarriga.

PD ahora en serio querida Norna. Pienso que este post no deberia estar aqui. Si el moro dividio esto en secciones, a mi era indiferente, bueno es que las respetemos y este post deberia ser movido al caso, y mas siendo tu la moderadora de este tinglado.

PD para los de las barrigas has llegado un poco tarde, pero todavia con un poco de esfuerzo y sacrificio se puede hacer algo. Nunca tengo suerte.

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Navajo
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Mensaje por Navajo »

Dolordebarriga,aúnque comprendo que eres catalán y a los demás mortales que solo hablamos castellano es un idioma que nos suena un poco raro,no deja de llamarme la atención la nueva costumbre que has cojido de aún continuar escribiendo en castellano desheches la letra "Ñ" y uses la "Y".

Es una nueva moda reivindicativa o el teclado desde el que escribes carece de dicha tecla?

1 Saludo.

Pd: Me recuerda a la Catalunya Cup que tantas tardes de gloria a dado al Barça...MMppfff
Pleased to meet you, hope you guess my name, but what's puzzling you, is the nature of my game.


Sympathy for the devil. Rolling Stones

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