Comienzos que enganchan
El de hoy es de Morris West, se llama El Navegante, y el libro entero es delicioso. Aquí el comienzo:
Sobre la blanca playa de Hiva Oa, mirando hacia donde nacía la luna y hacia las rompientes que se formaban en el arrecife exterior, Kaloni Kienga, el navegante, estaba sentado en cuclillas bajo una palmera, haciéndo dibujos sobre la arena. Era un hombre viejo ya, y sagrado; más sagrado incluso que el jefe, porque conocía todos los secretos del mar: cómo susurraba el viento antes de un gran vendaval, cómo se desviaban las corrientes al pasar junto a este o aquel atolón, cómo brillaba el te lapa, el resplandor subacuático, a diez brazas de profundidad, aunque a medianoche el cielo estuviera negro y sin estrellas.
Los dibujos que Kaloni hacía en la arena eran signos místicos, como los que llevaba tatuados en los brazos y en el pecho. Eran nombres pronunciados únicamente en el lenguaje ritual de los antepasados. La marea creciente los borraría, y el viento mezclaría las sílabas, de manera que sólo los hombres sagrados pudieran comprenderlas.
Sobre la blanca playa de Hiva Oa, mirando hacia donde nacía la luna y hacia las rompientes que se formaban en el arrecife exterior, Kaloni Kienga, el navegante, estaba sentado en cuclillas bajo una palmera, haciéndo dibujos sobre la arena. Era un hombre viejo ya, y sagrado; más sagrado incluso que el jefe, porque conocía todos los secretos del mar: cómo susurraba el viento antes de un gran vendaval, cómo se desviaban las corrientes al pasar junto a este o aquel atolón, cómo brillaba el te lapa, el resplandor subacuático, a diez brazas de profundidad, aunque a medianoche el cielo estuviera negro y sin estrellas.
Los dibujos que Kaloni hacía en la arena eran signos místicos, como los que llevaba tatuados en los brazos y en el pecho. Eran nombres pronunciados únicamente en el lenguaje ritual de los antepasados. La marea creciente los borraría, y el viento mezclaría las sílabas, de manera que sólo los hombres sagrados pudieran comprenderlas.
- Carmelo
- frutícola, de todos es sabido...
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- Registrado: 07 Ene 2004 16:13
- Ubicación: A veces te veo el culo
Las condiciones en que se desliza la vida actual hacen a la mayoría de la gente opaca y sin interés. Hoy, a casi nadie le ocurre algo digno de ser contado. La generalidad de los hombres nadamos en el océano de la vulgaridad. Ni nuestros amores, ni nuestras aventuras, ni nuestros pensamientos tienen bastante interés para ser comunicados a los demás, a no ser que se exageren y se transformen. La sociedad va uniformando la vida, las ideas, las aspiraciones de todos.
Las inquietudes de Shanti Andía, Pío Baroja.
En el otoño se celebra en Madrid la feria de los libros. En el otoño... Han pasado los días ardientes del verano. Ha quedado un cielo azul -un poco pálido- y un ambiente gratamente fresco. Los higos comienzan a amarillear. Se recogen las frutas que en las anchas cámaras campesinas, allá en los pueblos, allá en las llanuras y montañas, han de esperar el invierno colgadas con vencejos de largas cañas, colocadas en blandos lechos de paja. ¿No hay en el aire una resonancia, una cristiandad que no había en el verano?
Un pueblecito, Riofrío de Ávila, Azorín.
Las inquietudes de Shanti Andía, Pío Baroja.
En el otoño se celebra en Madrid la feria de los libros. En el otoño... Han pasado los días ardientes del verano. Ha quedado un cielo azul -un poco pálido- y un ambiente gratamente fresco. Los higos comienzan a amarillear. Se recogen las frutas que en las anchas cámaras campesinas, allá en los pueblos, allá en las llanuras y montañas, han de esperar el invierno colgadas con vencejos de largas cañas, colocadas en blandos lechos de paja. ¿No hay en el aire una resonancia, una cristiandad que no había en el verano?
Un pueblecito, Riofrío de Ávila, Azorín.
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- moromielda
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- Registrado: 29 Mar 2004 14:37
Venga, pondré yo algunos de esos obvios:
«Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo».
HISTORIA DE DOS CIUDADES, de Charles Dickens
«El primer lunes del mes de abril de 1625, el burgo de Meung, donde nació el autor del Roman de la Rose, parecía estar en una revolución tan completa como si los hugonotes hubieran venido a hacer de ella una segunda Rochelle. Muchos burgueses, al ver huir a las mujeres por la calle Mayor, al oír gritar a los niños en el umbral de las puertas, se apresuraban a endosarse la coraza y, respaldando su aplomo algo incierto con un mosquete o una partesana, se dirigían hacia la hostería del Franc Meunier, ante la cual bullía, creciendo de minuto en minuto, un grupo compacto, ruidoso y lleno de curiosidad. En ese tiempo los pánicos eran frecuentes, y pocos días pasaban sin que una aldea u otra registrara en sus archivos algún acontecimiento de ese género. Estaban los señores que guerreaban entre sí; estaba el rey que hacía la guerra al cardenal; estaba el Español que hacía la guerra al rey. Luego, además de estas guerras sordas o públicas, secretas o patentes, estaban los ladrones, los mendigos, los hugonotes, los lobos y los lacayos que hacían la guerra a todo el mundo. Los burgueses se armaban siempre contra los ladrones, contra los lobos, contra los lacayos, con frecuencia contra los señores y los hugonotes, algunas veces contra el rey, pero nunca contra el cardenal ni contra el Español. De este hábito adquirido resulta, pues, que el susodicho primer lunes del mes de abril de 1625, los burgueses, al oír el barullo y no ver ni el banderín amarillo y rojo ni la librea del duque de Richelieu, se precipitaron hacia la hostería del Franc Meunier».
LOS TRES MOSQUETEROS, de Alejandro Dumas
«Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta».
LOLITA, de Vladimir Nabokov. Éste es tan obvio como genial.
Y dos menos obvios:
«Si no estuviese absolutamente convencido de poseer un gran talento literario y una maravillosa capacidad para expresar ideas de una manera insuperablemente viva y encantadora... Así, más o menos, había pensado comenzar mi relato. Es más, pensaba llamar la atención del lector acerca de que, en caso de haber carecido de ese talento, de esa capacidad, etcétera, no solamente me habría abstenido de describir ciertos acontecimientos recientes, sino que ni siquiera hubiera habido nada que describir, ya que, amable lector, no habría ocurrido absolutamente nada. Ridículo, quizá, pero al menos claro. Sólo el don de penetrar en los mecanismos de la vida, sólo una innata predisposición al ejercicio constante de la facultad creadora habrían podido permitirme... Al llegar aquí hubiese comparado a quien quebranta la ley, a quien organiza ese grandísimo alboroto por un poquito de sangre derramada, con el poeta o el actor. Pero, como solía decir mi pobre amigo zurdo: la especulación filosófica es un invento de los ricos. Abajo con ella».
DESESPERACIÓN, también de Vladimir Nabokov. Menos obvio, sí, pero igual de genial.
«ADVERTENCIA DE UN HOMBRE MORBOSAMENTE VIRTUOSO. La mayoría de los que leemos libros tenemos noticias de una Sociedad para el Fomento del Vicio, del Club del Fuego del Infierno, fundado en el siglo pasado por sir Francis Dashwood, etc. Creo que fue en Brighton donde se fundó una Sociedad para la Supresión de la Virtud. Esa sociedad se suprimió, pero tengo el sentimiento de decir que existe otra en Londres de un carácter más atroz aún. Por su tendencia puede denominarse Sociedad para el Fomento del Asesinato, pero según su propio y delicado enzeminós, se llama la Sociedad de los Peritos en el Asesinato. Éstos declaran ser curiosos del homicidio, aficionados y dilettanti de los diversos modos de la matanza y, en una palabra, caprichosos del crimen».
EL ASESINATO CONSIDERADO COMO UNA DE LAS BELLAS ARTES, de Thomas de Quincey
«Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo».
HISTORIA DE DOS CIUDADES, de Charles Dickens
«El primer lunes del mes de abril de 1625, el burgo de Meung, donde nació el autor del Roman de la Rose, parecía estar en una revolución tan completa como si los hugonotes hubieran venido a hacer de ella una segunda Rochelle. Muchos burgueses, al ver huir a las mujeres por la calle Mayor, al oír gritar a los niños en el umbral de las puertas, se apresuraban a endosarse la coraza y, respaldando su aplomo algo incierto con un mosquete o una partesana, se dirigían hacia la hostería del Franc Meunier, ante la cual bullía, creciendo de minuto en minuto, un grupo compacto, ruidoso y lleno de curiosidad. En ese tiempo los pánicos eran frecuentes, y pocos días pasaban sin que una aldea u otra registrara en sus archivos algún acontecimiento de ese género. Estaban los señores que guerreaban entre sí; estaba el rey que hacía la guerra al cardenal; estaba el Español que hacía la guerra al rey. Luego, además de estas guerras sordas o públicas, secretas o patentes, estaban los ladrones, los mendigos, los hugonotes, los lobos y los lacayos que hacían la guerra a todo el mundo. Los burgueses se armaban siempre contra los ladrones, contra los lobos, contra los lacayos, con frecuencia contra los señores y los hugonotes, algunas veces contra el rey, pero nunca contra el cardenal ni contra el Español. De este hábito adquirido resulta, pues, que el susodicho primer lunes del mes de abril de 1625, los burgueses, al oír el barullo y no ver ni el banderín amarillo y rojo ni la librea del duque de Richelieu, se precipitaron hacia la hostería del Franc Meunier».
LOS TRES MOSQUETEROS, de Alejandro Dumas
«Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta».
LOLITA, de Vladimir Nabokov. Éste es tan obvio como genial.
Y dos menos obvios:
«Si no estuviese absolutamente convencido de poseer un gran talento literario y una maravillosa capacidad para expresar ideas de una manera insuperablemente viva y encantadora... Así, más o menos, había pensado comenzar mi relato. Es más, pensaba llamar la atención del lector acerca de que, en caso de haber carecido de ese talento, de esa capacidad, etcétera, no solamente me habría abstenido de describir ciertos acontecimientos recientes, sino que ni siquiera hubiera habido nada que describir, ya que, amable lector, no habría ocurrido absolutamente nada. Ridículo, quizá, pero al menos claro. Sólo el don de penetrar en los mecanismos de la vida, sólo una innata predisposición al ejercicio constante de la facultad creadora habrían podido permitirme... Al llegar aquí hubiese comparado a quien quebranta la ley, a quien organiza ese grandísimo alboroto por un poquito de sangre derramada, con el poeta o el actor. Pero, como solía decir mi pobre amigo zurdo: la especulación filosófica es un invento de los ricos. Abajo con ella».
DESESPERACIÓN, también de Vladimir Nabokov. Menos obvio, sí, pero igual de genial.
«ADVERTENCIA DE UN HOMBRE MORBOSAMENTE VIRTUOSO. La mayoría de los que leemos libros tenemos noticias de una Sociedad para el Fomento del Vicio, del Club del Fuego del Infierno, fundado en el siglo pasado por sir Francis Dashwood, etc. Creo que fue en Brighton donde se fundó una Sociedad para la Supresión de la Virtud. Esa sociedad se suprimió, pero tengo el sentimiento de decir que existe otra en Londres de un carácter más atroz aún. Por su tendencia puede denominarse Sociedad para el Fomento del Asesinato, pero según su propio y delicado enzeminós, se llama la Sociedad de los Peritos en el Asesinato. Éstos declaran ser curiosos del homicidio, aficionados y dilettanti de los diversos modos de la matanza y, en una palabra, caprichosos del crimen».
EL ASESINATO CONSIDERADO COMO UNA DE LAS BELLAS ARTES, de Thomas de Quincey
- Dolordebarriga
- Companys con diarrea
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- Registrado: 06 Nov 2002 20:38
- Ubicación: Ambigua
Mis queridos niños:
Menos Prez los demás sois una pandilla de aficionados. Joder esos principios os enganchan??!!!! No digo que los libros no sena buenos, pero esos principios no tienen nada de extraordinario.
Esto si que es un principio. Y si laguien a parte de Prez puede superarlo que lo haga ahora o se vaya para siempre a "mariconadas varias"
Charles Bukowski “Mujeres”
“Más de un hombre bueno ha acabado en el arroyo por culpa de una mujer.”
Henry Chinaski
1
Tenía cincuenta años y no me había acostado con una mujer desde hacía cuatro. No tenía amigas. Las miraba cuando me cruzaba con ellas en la calle o dondequiera que las viese, pero las miraba sin ningún anhelo y con una sensación de inutilidad. Me masturbaba regularmente, pera la idea de tener una relación con una mujer – incluso en términos no sexuales- estaba más allá de mi imaginación. Tenía una hija de seis años de edad nacida fuera de matrimonio. Vivía con su madre y yo pagaba su mantenimiento. Yo había estado casado antes, a la edad de 35. El matrimonio duró año y medio. Mi mujer se divorció de mí. Sólo una vez en mi vida había estado enamorado, pero ella murió del alcoholismo agudo. Murió a los 48 años cuando yo tenía 38. Mi mujer era doce años más joven que yo. Creo que también ella está ahora muerta, aunque no estoy seguro. Me escribió después de divorciarnos todas las navidades una larga carta durante seis años. Yo nunca respondí…
Vuestro, profesor de lectura;
Dolordebarriga
Esto si que es un principio. Y si laguien a parte de Prez puede superarlo que lo haga ahora o se vaya para siempre a "mariconadas varias"
Charles Bukowski “Mujeres”
“Más de un hombre bueno ha acabado en el arroyo por culpa de una mujer.”
Henry Chinaski
1
Tenía cincuenta años y no me había acostado con una mujer desde hacía cuatro. No tenía amigas. Las miraba cuando me cruzaba con ellas en la calle o dondequiera que las viese, pero las miraba sin ningún anhelo y con una sensación de inutilidad. Me masturbaba regularmente, pera la idea de tener una relación con una mujer – incluso en términos no sexuales- estaba más allá de mi imaginación. Tenía una hija de seis años de edad nacida fuera de matrimonio. Vivía con su madre y yo pagaba su mantenimiento. Yo había estado casado antes, a la edad de 35. El matrimonio duró año y medio. Mi mujer se divorció de mí. Sólo una vez en mi vida había estado enamorado, pero ella murió del alcoholismo agudo. Murió a los 48 años cuando yo tenía 38. Mi mujer era doce años más joven que yo. Creo que también ella está ahora muerta, aunque no estoy seguro. Me escribió después de divorciarnos todas las navidades una larga carta durante seis años. Yo nunca respondí…
Vuestro, profesor de lectura;
Dolordebarriga
- Nicotin
- Manuel Fraga Iribarne
- Mensajes: 12343
- Registrado: 25 Feb 2003 13:25
- Ubicación: ...ale ...pira.
- Contactar:
Dolorcín, tu complejo de superioridad está llegando a extremos verdaderamente preocupantes.
El post no se titula, no sé si lo habías notado, "comienzos que enganchan al Dios Dolordebarriga"... lo cual permite que cualquiera pueda expresar su opinión.
Y no quisiera caer en lo mismo, pero el comienzo de "El proceso" no sólo no me enganchó sino que me hizo aparcarlo, y el comienzo ese de "Mujeres" (libro que no he leído)... bueno, tienes que entender que no todos estamos tan preocupados como tú por la vida sexual de los individuos físicamente decrépitos.
El post no se titula, no sé si lo habías notado, "comienzos que enganchan al Dios Dolordebarriga"... lo cual permite que cualquiera pueda expresar su opinión.
Y no quisiera caer en lo mismo, pero el comienzo de "El proceso" no sólo no me enganchó sino que me hizo aparcarlo, y el comienzo ese de "Mujeres" (libro que no he leído)... bueno, tienes que entender que no todos estamos tan preocupados como tú por la vida sexual de los individuos físicamente decrépitos.
The bigger the headache, the bigger the pill. Call me the big pill.
Venga, otro inició que me llamó la atención.
Aquí lo más llamativo es la utilización por parte del protagonista y narrador —Alex— del nadsat, una jerga creada por el propio Burgess basada principalmente en la adaptación de palabras de origen ruso. Aquí tenéis un glosario.
Anthony Burgess, en La naranja mecánica, escribió:—¿Y ahora qué pasa, eh?
Estábamos yo, Alex, y mis tres drugos, Pete, Georgie y el Lerdo, que realmente era lerdo, sentados en el bar lácteo Korova, exprimiéndonos los rasudoques y decidiendo qué podríamos hacer esa noche, en un invierno oscuro, helado y bastardo aunque seco. El bar lácteo Korova era un mesto donde servían leche-plus, y quizás ustedes, oh hermanos míos, han olvidado cómo eran esos mestos, pues las cosas cambian tan scorro en estos días, y todos olvidan tan rápido, aparte de que tampoco se leen mucho los diarios. Bueno, allí vendían leche con algo más. No tenían permiso para vender alcohol, pero en ese tiempo no había ninguna ley que prohibiese las nuevas vesches que acostumbraban meter en el viejo moloco, de modo que se podía pitearlo con velocet o synthemesco o drencrom o una o dos vesches más que te daban unos buenos, tranquilos y joroschós quince minutos admirando a Bogo y el Coro Celestial de Angeles y Santos en el zapato izquierdo, mientras las luces te estallaban en el mosco. O podías pitear leche con cuchillos como decíamos, que te avivaba y preparaba para una piojosa una-menos-veinte, y eso era lo que estábamos piteando la noche que empieza mi historia.
Aquí lo más llamativo es la utilización por parte del protagonista y narrador —Alex— del nadsat, una jerga creada por el propio Burgess basada principalmente en la adaptación de palabras de origen ruso. Aquí tenéis un glosario.
- Don Tristón
- Mojahedín
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- Ubicación: En la farola más próxima
- Perro De Lobo
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