En realidad es el último libro que me he leído, pero como es un ensayo muy bueno lo encasqueto aquí:
“Trafalgar, biografía de una batalla”, de Roy Adkins
Una minuciosa descripción de la llamada batalla naval más relevante de la historia, entre la flota inglesa de Nelson y la flota franco-española de Villeneuve al servicio de Napoleón, y que Nelson ganó muy brillantemente sin que ninguno de sus barcos se viese obligado a rendirse. Y cuando digo “minuciosa”, ni mucho menos quiero decir “aburrida”. Aunque el aspecto estratégico es bastante relevante en el libro, ni mucho menos monopoliza la lectura, ya que está intercalado entre otras cuestiones de forma muy inteligente.
Por ejemplo, el contexto histórico de la batalla es tratado de forma breve pero suficiente: sin una frase de más, te dice por qué se produjo esa batalla, qué cosas estaban en juego y por qué fue tan importante para el destino del mundo. No se enrolla en grandes disquisiciones ajenas a la batalla en sí. Lo mismo ocurre con la interesantísima descripción de la vida a bordo de un barco de guerra de la época, en la que tampoco se enrolla pese a que uno se queda con ganas de leer cientos de páginas al respecto. Este es un aspecto en el que cojean algunos buenos libros sobre navegación antigua, pero no es el caso.
Lo que sí abunda son los testimonios directos de supervivientes, extraídos de cartas, informes o diarios, y que le dan una increíble viveza a todo el relato. Las citas de testigos de la batalla convierten el libro casi en una semi-novela y hacen que la lectura resulte no ya interesante, sino emocionalmente impactante e incluso por momentos sobrecogedora. La única crítica que se podría hacer (digo “se podría”, porque yo no la hago) es que el autor se detiene mucho en aspectos sangrientos de la lucha. En mi opinión no está de más, porque da una visión muy completa de lo que debía ser estar a bordo de uno de aquellos barcos en plena batalla, algo que por ejemplo ninguna película ha logrado o querido reflejar. Quien piense que cosas como la escenita playera de “Salvar al soldado Ryan” es efectiva, debería leerse este libro, porque la descripción de lo que era recibir una andanada de cañonazos estando en un barco de madera es algo que yo al menos no he visto en ningún film bélico. Es un libro que requiere estómago, no en vano aparecen personajes como un cirujano inglés que después de Trafalgar tuvo pesadillas durante toda su vida pese a lo curtido de su profesión. O un marinero novato de un barco español, que al ver cómo cubrían con arena una de las cubiertas antes de la batalla, preguntó al marinero de al lado por qué se hacía algo así, y este le respondió con indiferencia: “es para la sangre”. También resulta muy chocante el contraste entre la escalofriante masacre del combate naval y los detalles de nobleza y amor a los principios propios de los oficiales de aquellos buques. Parece increíble que en mitad de semejante carnicería pudieran mantener una actitud caballeresca; es más, los capitanes eran los primeros en estar sobre la cubierta bien uniformados y visibles, expuestos a cañonazos, disparos, metralla y astillas (el propio Nelson murió horriblemente tras recibir un balazo que le jodió la columna), siendo además capaces de tratar con cortesía al enemigo no obstante haberle masacrado a cañonazo limpio.
El libro tiene dos partes: en una se narra la batalla propiamente dicha y los horrores que conllevaba. En la siguiente se narra la espantosa tormenta huracanada (la peor de la historia en la zona de Gibraltar) que durante una semana azotó los restos de ambas flotas justo al terminar la batalla, que también produjo un buen número de muertos y que ambos bandos tuvieron que afrontar codo con codo salvándose los unos a los otros.
En resumen, un libro magnífico para quien quiera conocer la batalla con una lectura ágil. Y también para quien quiera estremecerse un rato con los testimonios de la gente que estuvo allí, en plan “Documentos TV”.
Altamente recomendable, excepto para quien esté con el día sensible.
¡Badabouum!