Reflexión absurda para mentes inquietas.
Publicado: 01 Oct 2004 13:27
Esta misma mañana, falto de sueño, decido ir a tomar café a una de las pocas cafeterías que hay en la pequeña villa en la que resido, en este pueblo suelen hacer un café horrible y a la gente no parece importarle, pues los sitios de buen café suelen estar mas vacíos que en los que dan un brebaje asqueroso o quizá mi refinado paladar de ciudá no comprenda los matices de mascar granza en la taza.
Como decía voy a la cafetería mas cercana, solía estar regentada por 4 jóvenes argentinos, como todos los argentinos de esta torre de babel en la que se ha convertido España, o al menos los que se asientan aquí, son la mar de educados, cultos y agradables, si un argentino te habla una vez por alguna razón a partir de ese momento te saludará con un sonoro y musical «buen día», a lo que tu respondes con tu arcaico y desfasado «buenos días», o al menos eso hacíamos en mi urbe anterior, aunque si bien podríamos usar nuestra autóctona malafollá y podemos evitar, mejor que mejor, y en esta pequeña villa directamente te ignoran y no te dicen nada aunque les hayas salvado la vida en 3 ocasiones, tratan de evitar el saludo como si fueras un gorrón en busca de algún primo al que sablear.
Al principio en la cafetería había un gañán autóctono de este pueblo, un tipo rancio y malafollá al que prácticamente había que darle las gracias por entrar en su bar, así es la gente aquí, todos nacen marqueses, viven irritados, tu amistad con ellos depende de su antojo, si se levantan bien y tu eres servil, serás su amigo, si se levantan con el pié izquierdo ni te saludan por la calle, así son, tan profesionales como Pazos, el sicario gallego de Airbag, los bares de aquí tienen nombres como «zin buya», o «tranquilo», son gente desconfiada y arisca,
no se te ocurra aturullarles o te echarán directamente.
Mas tarde ese mismo bar lo cogió un tipo de ciudad, concretamente de mi ciudad, somos ya muchos urbanitas los que venimos aquí, me atrevería a decir que al menos un 30% y probablemente seamos más del 60% del tejido empresarial de aquí. Como decía el tipo convirtió la tasca en un rincón especial donde volvías a tu pasado entre los olores de sus buenos lomazos ibéricos, su jamón de sais ebros la loncha y su vino sin picar, tapas generosas y gratis y lo mejor de todo, un tipo servil en la barra que se desvive por ponerte una manzanilla fría antes de que consigas sentarte en el taburete. En un sitio así es fácil olvidarse de la hora que es y no te das cuenta del viaje que llevas hasta que te levantas de la silla. Una vez mas, habíamos ganado la partida a estos pueblerinos.
Por motivos que no vienen al caso, Manolo el sanitex -así nos llaman aquí a los de fuera- tuvo que marcharse, se me jodieron las tapas, pero llegaron los argentinos de los que antes hablaba, quizá perdí en tapas ibéricas, pero gané en otros aspectos, los argentinos son como nosotros, sólo que mas educados y mas cultos, me alegré por mi, quizá no fueran muy rápidos, después de todo no habían hecho ese tipo de trabajo nunca, pero todos tenían su carrera que de poco les servía, sin embargo aprendí a tomar mate, comer empanadas argentinas, que es un dulce de leche, un matahambre o que el chimichurri no es como lo hacemos en España y lo mejor de todo es que podía hablar de historia, política, religión y otras estupideces por primera vez con gente que estaban en mi mismo lado de la pantalla!
Pero su suerte es mi desgracia, han pagado ya su deuda en Argentina y se marchan de aquí, unos ingleses han cogido el bar, cuando llegaba a la plaza en la que se ubica he visto la terraza llena como nunca, gente de amplias espaldas, pelo cano, mujeres hombrunas y chanclas con calcetines que se estaban calzando a las 10 de la mañana sus buenos tubarros de cerveza y unos huevos con beicon que me apuesto el garfio a que es importado, pues esa gente no prueba nada nuevo que no provenga de la india o de china como mucho, al ver al personal me da la risa y me digo a mi mismo «Las chicas de oro se han escapado y han montado un bar en la costa del Sol» ya no hay fútbol en la tele, ahora hay un canal de música inglesa, los dulces argentinos han sido reemplazados por botellas de brandy penco y el «buen día» reemplazado por la indiferencia. es estúpido, pero empiezo a sentirme amenazado, ya que estoy allí, pido un café con leche en un castellano demasiado correcto para un andaluz y me ponen un puto aguachirri en una palangana, lo que en mi tierra viene a ser un café americano en una taza enorme, empiezo a acojonarme por que no llevo mas de 5 ebros en la cartera, ¿quien sabe lo que cobrará esta gente? casi me molesta que tengan el bar tan lleno y sobre todo que yo sea el único no sajón en el local, los vejestorios no paran de correr de un lado a otro con sus tubos de cerveza y platos de salchichas, cuando la señora me pone el café y le doy las gracias -como siempre hago- me mira sorprendida y agradecida.
Empiezo a darme cuenta de porque la gente de aquí siempre esta irritada y nos mira con recelo. Le pregunto que le debo en un perfecto inglés y mientras me voy pienso: Esta vez hemos perdido la partida.
Como decía voy a la cafetería mas cercana, solía estar regentada por 4 jóvenes argentinos, como todos los argentinos de esta torre de babel en la que se ha convertido España, o al menos los que se asientan aquí, son la mar de educados, cultos y agradables, si un argentino te habla una vez por alguna razón a partir de ese momento te saludará con un sonoro y musical «buen día», a lo que tu respondes con tu arcaico y desfasado «buenos días», o al menos eso hacíamos en mi urbe anterior, aunque si bien podríamos usar nuestra autóctona malafollá y podemos evitar, mejor que mejor, y en esta pequeña villa directamente te ignoran y no te dicen nada aunque les hayas salvado la vida en 3 ocasiones, tratan de evitar el saludo como si fueras un gorrón en busca de algún primo al que sablear.
Al principio en la cafetería había un gañán autóctono de este pueblo, un tipo rancio y malafollá al que prácticamente había que darle las gracias por entrar en su bar, así es la gente aquí, todos nacen marqueses, viven irritados, tu amistad con ellos depende de su antojo, si se levantan bien y tu eres servil, serás su amigo, si se levantan con el pié izquierdo ni te saludan por la calle, así son, tan profesionales como Pazos, el sicario gallego de Airbag, los bares de aquí tienen nombres como «zin buya», o «tranquilo», son gente desconfiada y arisca,
no se te ocurra aturullarles o te echarán directamente.
Mas tarde ese mismo bar lo cogió un tipo de ciudad, concretamente de mi ciudad, somos ya muchos urbanitas los que venimos aquí, me atrevería a decir que al menos un 30% y probablemente seamos más del 60% del tejido empresarial de aquí. Como decía el tipo convirtió la tasca en un rincón especial donde volvías a tu pasado entre los olores de sus buenos lomazos ibéricos, su jamón de sais ebros la loncha y su vino sin picar, tapas generosas y gratis y lo mejor de todo, un tipo servil en la barra que se desvive por ponerte una manzanilla fría antes de que consigas sentarte en el taburete. En un sitio así es fácil olvidarse de la hora que es y no te das cuenta del viaje que llevas hasta que te levantas de la silla. Una vez mas, habíamos ganado la partida a estos pueblerinos.
Por motivos que no vienen al caso, Manolo el sanitex -así nos llaman aquí a los de fuera- tuvo que marcharse, se me jodieron las tapas, pero llegaron los argentinos de los que antes hablaba, quizá perdí en tapas ibéricas, pero gané en otros aspectos, los argentinos son como nosotros, sólo que mas educados y mas cultos, me alegré por mi, quizá no fueran muy rápidos, después de todo no habían hecho ese tipo de trabajo nunca, pero todos tenían su carrera que de poco les servía, sin embargo aprendí a tomar mate, comer empanadas argentinas, que es un dulce de leche, un matahambre o que el chimichurri no es como lo hacemos en España y lo mejor de todo es que podía hablar de historia, política, religión y otras estupideces por primera vez con gente que estaban en mi mismo lado de la pantalla!
Pero su suerte es mi desgracia, han pagado ya su deuda en Argentina y se marchan de aquí, unos ingleses han cogido el bar, cuando llegaba a la plaza en la que se ubica he visto la terraza llena como nunca, gente de amplias espaldas, pelo cano, mujeres hombrunas y chanclas con calcetines que se estaban calzando a las 10 de la mañana sus buenos tubarros de cerveza y unos huevos con beicon que me apuesto el garfio a que es importado, pues esa gente no prueba nada nuevo que no provenga de la india o de china como mucho, al ver al personal me da la risa y me digo a mi mismo «Las chicas de oro se han escapado y han montado un bar en la costa del Sol» ya no hay fútbol en la tele, ahora hay un canal de música inglesa, los dulces argentinos han sido reemplazados por botellas de brandy penco y el «buen día» reemplazado por la indiferencia. es estúpido, pero empiezo a sentirme amenazado, ya que estoy allí, pido un café con leche en un castellano demasiado correcto para un andaluz y me ponen un puto aguachirri en una palangana, lo que en mi tierra viene a ser un café americano en una taza enorme, empiezo a acojonarme por que no llevo mas de 5 ebros en la cartera, ¿quien sabe lo que cobrará esta gente? casi me molesta que tengan el bar tan lleno y sobre todo que yo sea el único no sajón en el local, los vejestorios no paran de correr de un lado a otro con sus tubos de cerveza y platos de salchichas, cuando la señora me pone el café y le doy las gracias -como siempre hago- me mira sorprendida y agradecida.
Empiezo a darme cuenta de porque la gente de aquí siempre esta irritada y nos mira con recelo. Le pregunto que le debo en un perfecto inglés y mientras me voy pienso: Esta vez hemos perdido la partida.