Feliz 2005
- tonetti
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Je, escuche don moro:
El otro día estuve hablando con una gabacha que trabaja para la candidatura de París 2012 y que me dijo todo convencida que Mandril estaba mas avanzado en istalaciones deportivas que París que aquí yastaba casi todo construido y que allí aún faltaba mucho.
jeje, que gente la hostia, se deben motivare asín, para currar mas duro o algo.
El otro día estuve hablando con una gabacha que trabaja para la candidatura de París 2012 y que me dijo todo convencida que Mandril estaba mas avanzado en istalaciones deportivas que París que aquí yastaba casi todo construido y que allí aún faltaba mucho.
jeje, que gente la hostia, se deben motivare asín, para currar mas duro o algo.
Man debío de poner garrafón
Prez escribió:Todos los medios de comunicación deberían iniciar una campaña informativa que revele la gran farsa sobre los Reyes Magos. Que aparezca en los noticiarios, en subtítulos en las películas, en la publicidad, que lo anuncien los teletubbies y los lunnis esos: niños, los Reyes Magos no existen, son los capullos de vuestros padres los que se gastan las perras a la vez que os engañan —si con estas palabras le estoy rompiendo la ilusión a alguno que se joda—. ¿Que a pesar de haber sido bueno los Reyes no te han traído nada? ¡Eso es porque tus padres son pobres, lechón! ¿Que se ríen de ti tus compañeros de colegio porque ellos sabían la verdad y tú no? Agradéceselo a los embusteros de tus padres.
¿Y por qué harías eso? Si algo es emocionante en Navidad es justamente la fantasía de los Reyes o Papa Noel, no se qué te harían a tí de niño pero al menos yo lo vivía ( y lo vivo, gñe) con alto grado de ilusión y no te digo ya cuando comprobaba que los camellos se "habían comido" el chusco de pan que les había dejado. Lo que no me parece ya tan bien es que eso se convierta en un aquelarre de juguetes gilipollescos y carísimos, vamos que hay muchas opciones de regalos de "otro estilo."
A mi me hubiera dado igual que me hubiesen dicho que no había reyes, conque me sigan regalando cosas inmerecidamente me quedo feliz. Mas si eres niño. Que ilusion ni que leches? si al final a lo que mas cuenta se le hecha es a lo que te traen.
Yo cuando la flipaba es cuando el camello me traía lo que le pedía.
Yo cuando la flipaba es cuando el camello me traía lo que le pedía.
NORNA, mi intervención anterior ha sido intencionadamente hiperbólica, pues tampoco tengo mayor interés en que se realice la «campaña» que proponía. Sin embargo, sí es cierto que me parece un poco indignante todo el asunto ese de los Reyes Magos.
No me cabe en la cabeza —y esta vez no exagero— que se haya llegado a una situación en la que toda una sociedad se confabula para representar una inmensa farsa frente a un grupo concreto de dicha sociedad, precisamente el grupo más crédulo y menos capacitado mentalmente.
Por supuesto que soy consciente de que la farsa no se realiza con afán malicioso, sino todo lo contrario. Y no es que crea que el embuste vaya a perjudicar particularmente a los niños. No, no es eso. Simplemente es que me parece que es mentir por mentir, pues no veo por ningún lado los supuestos beneficios del engaño. Y mentir, si no hay buenos motivos para ello, no me parece la mejor política.
Y mi infancia no fue ningún drama ni nada de eso, sino que fue razonablemente feliz y despreocupada. Vamos, que no creo que esta opinión mía sea consecuencia de ningún trauma infantil.
Siempre se habla de la ilusión que genera todo este asunto. Pero, ¿de dónde viene esa ilusión? ¿De verdad viene de la superchería de que sean unos magos ignotos los que dejan los regalos? Mi impresión va más por los derroteros de Straika. Si en lugar de engañar a los niños con toda la patraña de los Reyes Magos simplemente se hiciesen regalos ese día sin necesidad de mentir a los niños, éstos estarían igual de ilusionados. Mientras que, sin embargo, si les dijésemos a la chiquillería que van a venir unos magos de oriente con toda la parafernalia, pero que no van a dejar ningún regalo, ya verías cómo los nenes iban a estar bastante menos ilusionados.
Vamos, que la ilusión la dan los regalos, no unos seres imaginarios. Ni una sociedad con Reyes Magos hace más felices a los niños ni una sin ellos los haría más infelices.
De todos modos, podéis guardar cuidado, que no voy por ahí diciéndole a los críos nada. No soy quién para enmendarle la plana a los padres en cuanto a la forma en que educan a sus hijos.
Y ya digo, no tengo nada en contra del intercambio de regalos, sino del embuste.
No me cabe en la cabeza —y esta vez no exagero— que se haya llegado a una situación en la que toda una sociedad se confabula para representar una inmensa farsa frente a un grupo concreto de dicha sociedad, precisamente el grupo más crédulo y menos capacitado mentalmente.
Por supuesto que soy consciente de que la farsa no se realiza con afán malicioso, sino todo lo contrario. Y no es que crea que el embuste vaya a perjudicar particularmente a los niños. No, no es eso. Simplemente es que me parece que es mentir por mentir, pues no veo por ningún lado los supuestos beneficios del engaño. Y mentir, si no hay buenos motivos para ello, no me parece la mejor política.
Y mi infancia no fue ningún drama ni nada de eso, sino que fue razonablemente feliz y despreocupada. Vamos, que no creo que esta opinión mía sea consecuencia de ningún trauma infantil.
Siempre se habla de la ilusión que genera todo este asunto. Pero, ¿de dónde viene esa ilusión? ¿De verdad viene de la superchería de que sean unos magos ignotos los que dejan los regalos? Mi impresión va más por los derroteros de Straika. Si en lugar de engañar a los niños con toda la patraña de los Reyes Magos simplemente se hiciesen regalos ese día sin necesidad de mentir a los niños, éstos estarían igual de ilusionados. Mientras que, sin embargo, si les dijésemos a la chiquillería que van a venir unos magos de oriente con toda la parafernalia, pero que no van a dejar ningún regalo, ya verías cómo los nenes iban a estar bastante menos ilusionados.
Vamos, que la ilusión la dan los regalos, no unos seres imaginarios. Ni una sociedad con Reyes Magos hace más felices a los niños ni una sin ellos los haría más infelices.
De todos modos, podéis guardar cuidado, que no voy por ahí diciéndole a los críos nada. No soy quién para enmendarle la plana a los padres en cuanto a la forma en que educan a sus hijos.
Y ya digo, no tengo nada en contra del intercambio de regalos, sino del embuste.
- Nicotin
- Manuel Fraga Iribarne
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Prez:
No tengas hijos.
En todo caso, me alegra el no ser yo uno de tus hijos.
Tampoco tengas novia. Y si la tienes, viendo tu insólita capacidad para generar ilusión, seguro de es de las que come ensaladas de esparto y le parecen sabrosísimas.
No tengas hijos.
En todo caso, me alegra el no ser yo uno de tus hijos.
Tampoco tengas novia. Y si la tienes, viendo tu insólita capacidad para generar ilusión, seguro de es de las que come ensaladas de esparto y le parecen sabrosísimas.
The bigger the headache, the bigger the pill. Call me the big pill.
- Montgomery
- Mulá
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Estimado Sr. Prez:
Con frecuencia sus racionales opiniones convergen con mis analíticos comentarios, pero en esta ocasión no puedo estar más en desacuerdo con usted. No pretendo hacer de lo que sigue ninguna encendida defensa de unos imaginados magos con regalos infinitos, entre otras cosas porque sería absurdo técnicamente hablando. Pero si que me gustaría proteger el recuerdo que la mayoría tenemos de una ilusión imposible, de una noche llena de una magia que, aunque falsa, se podía tocar, cortar y saborear.
Espero que no le parezca mal que use unas cuantas citas suyas para apoyarme: el virus de la gripe me ha debilitado con dureza.
Usted dice que no, pero o bien no conoce la situación, o exagera a sabiendas. Lo que usted comenta es totalmente desproporcionado, como su todo fuera parte de un plan obligatorio. Es obvio que, además de ser no-malicioso como comenta usted más adelante, esto se hace por la felicidad que se provoca. Y en el caso de que no se provocara, no se haría. De hecho, conozco casos, igual que imagino que usted tambien, en los que no se sigue la tradición con los descendientes por considerarlo, como usted dice, un absurdo engaño. Pero el fondo del asunto es lo que hace, insisto, desproporcionado su comentario: el que lo hace es porque quiere, y no creo que haya demasiada gente que se vea obligada a "engañar" a sus hijos.
Se trata simplemente de una situación en la que los niños se entregan a algo que desconocen por completo, y que no tiene parangón con la compra de un regalo por parte de sus padres. A muy temprana edad un niño sabe lo que es comprar, y sabe diferenciar sin ningún género de duda un regalo de cumpleaños de otro del día de Reyes; y, efectivamente, la ilusión es imcomparable. Pero tanto para el niño, y aquí tiene usted otra diferencia, como para el padre, que ve como su hijo recibe su regalo de manera indirecta, dado por una especia de poder superior a sus ascendientes, lo cual genera aún más ilusión por recibir estos presentes. Señor Prez, para los niños, los regalos del día de Reyes no se compran, se encargan, lo que les da un valor distinto al de un regalo, digamos, normal. Y esto a mí ya me parece un motivo suficiente para el engaño.
No estoy de acuerdo en absoluto. La ilusión no sería la misma, se lo digo por experiencia y por la experiencia que conozco en los demás. Si usted tendría la misma ilusión, sin duda se trata de una opinión que estimo minoritaria, totalmente respetable, pero carente de esa "magia" que debería envolver algunos regalos en la vida. Sí, ciertamente la practicidad y el tecnicismo que nos rodea puede hacernos ver las cosas con menos cantidad de esta "magia", pero, ¿no es con ella todo algo más divertido?.
No creo que nadie sea capaz de medir la ilusión, de nuevo, creo que usted esta hablando solamente por usted. Probablemente usted crea que solamente es el regalo lo que cuenta. Yo pienso que la gran mayoría de los regalados tienen en la circunstancia que lo rodea un gran condimento, que en muchas ocasiones supera al propio regalo. Qué quiere que le diga, mi madre me compra calzoncillos varias veces al año, pero los del día de Reyes me hacen una ilusión especial.
Qué tenga usted una felicísima noche de Reyes, Sr. Prez.
Un saludo.
Con frecuencia sus racionales opiniones convergen con mis analíticos comentarios, pero en esta ocasión no puedo estar más en desacuerdo con usted. No pretendo hacer de lo que sigue ninguna encendida defensa de unos imaginados magos con regalos infinitos, entre otras cosas porque sería absurdo técnicamente hablando. Pero si que me gustaría proteger el recuerdo que la mayoría tenemos de una ilusión imposible, de una noche llena de una magia que, aunque falsa, se podía tocar, cortar y saborear.
Espero que no le parezca mal que use unas cuantas citas suyas para apoyarme: el virus de la gripe me ha debilitado con dureza.
Prez escribió:No me cabe en la cabeza —y esta vez no exagero— que se haya llegado a una situación en la que toda una sociedad se confabula para representar una inmensa farsa frente a un grupo concreto de dicha sociedad, precisamente el grupo más crédulo y menos capacitado mentalmente.
Usted dice que no, pero o bien no conoce la situación, o exagera a sabiendas. Lo que usted comenta es totalmente desproporcionado, como su todo fuera parte de un plan obligatorio. Es obvio que, además de ser no-malicioso como comenta usted más adelante, esto se hace por la felicidad que se provoca. Y en el caso de que no se provocara, no se haría. De hecho, conozco casos, igual que imagino que usted tambien, en los que no se sigue la tradición con los descendientes por considerarlo, como usted dice, un absurdo engaño. Pero el fondo del asunto es lo que hace, insisto, desproporcionado su comentario: el que lo hace es porque quiere, y no creo que haya demasiada gente que se vea obligada a "engañar" a sus hijos.
Se trata simplemente de una situación en la que los niños se entregan a algo que desconocen por completo, y que no tiene parangón con la compra de un regalo por parte de sus padres. A muy temprana edad un niño sabe lo que es comprar, y sabe diferenciar sin ningún género de duda un regalo de cumpleaños de otro del día de Reyes; y, efectivamente, la ilusión es imcomparable. Pero tanto para el niño, y aquí tiene usted otra diferencia, como para el padre, que ve como su hijo recibe su regalo de manera indirecta, dado por una especia de poder superior a sus ascendientes, lo cual genera aún más ilusión por recibir estos presentes. Señor Prez, para los niños, los regalos del día de Reyes no se compran, se encargan, lo que les da un valor distinto al de un regalo, digamos, normal. Y esto a mí ya me parece un motivo suficiente para el engaño.
Si en lugar de engañar a los niños con toda la patraña de los Reyes Magos simplemente se hiciesen regalos ese día sin necesidad de mentir a los niños, éstos estarían igual de ilusionados. Mientras que, sin embargo, si les dijésemos a la chiquillería que van a venir unos magos de oriente con toda la parafernalia, pero que no van a dejar ningún regalo, ya verías cómo los nenes iban a estar bastante menos ilusionados.
No estoy de acuerdo en absoluto. La ilusión no sería la misma, se lo digo por experiencia y por la experiencia que conozco en los demás. Si usted tendría la misma ilusión, sin duda se trata de una opinión que estimo minoritaria, totalmente respetable, pero carente de esa "magia" que debería envolver algunos regalos en la vida. Sí, ciertamente la practicidad y el tecnicismo que nos rodea puede hacernos ver las cosas con menos cantidad de esta "magia", pero, ¿no es con ella todo algo más divertido?.
Vamos, que la ilusión la dan los regalos, no unos seres imaginarios. Ni una sociedad con Reyes Magos hace más felices a los niños ni una sin ellos los haría más infelices.
No creo que nadie sea capaz de medir la ilusión, de nuevo, creo que usted esta hablando solamente por usted. Probablemente usted crea que solamente es el regalo lo que cuenta. Yo pienso que la gran mayoría de los regalados tienen en la circunstancia que lo rodea un gran condimento, que en muchas ocasiones supera al propio regalo. Qué quiere que le diga, mi madre me compra calzoncillos varias veces al año, pero los del día de Reyes me hacen una ilusión especial.
Qué tenga usted una felicísima noche de Reyes, Sr. Prez.
Un saludo.
Una de cada tres cosas que digo es mentira.