dunker escribió:Los vampiros son gayers hasta en la versión más negra. Todo el mundo sabe que son mucho más viriles los licántropos. O los marcianos.
¡Y un mojón! El vampiro es un pichabrava no-muerto que vive de morder señoras escotadas, y que se escapa de los rigores de la tumba cuando cae el sol, no porque la luz lo mate, sino porque así se ahorra el trabajo de dormir a las mozas mediante palique o emborrachándolas. Van Helsing, que además de meapilas es impotente, lo persigue por envidia, como una vieja insatisfecha, con la muy homosexual intención de clavarle una estaca. Con todo esto sólo consigue que las señoras sigan sin hacerle ni puto caso y miren al vampiro con ojitos mientras suspiran por hacerlo cambiar y dar consuelo a su alma torturada. A Drácula todo esto se la suda. Mientras haya tontas que morder y convertir en esclavas (que limpien el castillo mientras duerme después de una noche de farra) él es feliz. Claro que no contaba con que las mujeres aprenderían a escribir para retratarlo como el moñas que siempre fue en su estrogenada imaginación.
Un licántropo es pelo, babas y gruñidos guturales: Un Hombre.
Un vampiro va de guaperas, con el cutis perfectísimo (¿cuándo se ha visto un vampiro sin afeitar?), bien vestido y con buenos modales: Un puto metrosexual.
Ahora intenta autoconvencerte de que las mujeras los han transformado en unos maricones de playa, pero de siempre han sido unos truchones.
Blade también le hizo mucho daño al género, situando a los vampiretis entre los farloperos, ricachones y guapetes nocturnos. Y por supuesto, jodiendo la máxima de que a los vampiros les puede dar la luz del sol. Luego vinieron bodrios de similar argumento como Moonlight (¡en teleserie!!!!!!), y ahora la mierda ésta.
Comparto la idea de que el vampiro tiene una naturaleza cinematográfica gayer ya desde los tiempos de Max Schreck (cojones, si es como el pozí, otro freak-gayer), pero yo me quedo sin dudarlo ni un segundo con el mariconazo del Bela Lugosi, con su cara to empapá en talco y su mirada de asca con sus hociquitos pintados de violeta y su capa de guardia civil de cuando Franco. Lo de morder a pechugonas escotadas es pura anécdota, lo importante era poder verlo repetir una y otra vez su mismo papel, pelicula tras película, como si estuviese interpretando una obra serialista de Arvo Pärt o de Steve Reich.
alfalfa escribió:Comparto la idea de que el vampiro tiene una naturaleza cinematográfica gayer ya desde los tiempos de Max Schreck (cojones, si es como el pozí, otro freak-gayer), pero yo me quedo sin dudarlo ni un segundo con el mariconazo del Bela Lugosi, con su cara to empapá en talco y su mirada de asca con sus hociquitos pintados de violeta y su capa de guardia civil de cuando Franco.
alfalfa escribió:Comparto la idea de que el vampiro tiene una naturaleza cinematográfica gayer ya desde los tiempos de Max Schreck (cojones, si es como el pozí, otro freak-gayer), pero yo me quedo sin dudarlo ni un segundo con el mariconazo del Bela Lugosi, con su cara to empapá en talco y su mirada de asca con sus hociquitos pintados de violeta y su capa de guardia civil de cuando Franco.
dunker escribió:Un vampiro va de guaperas, con el cutis perfectísimo (¿cuándo se ha visto un vampiro sin afeitar?), bien vestido y con buenos modales: Un puto metrosexual.
Ahora intenta autoconvencerte de que las mujeras los han transformado en unos maricones de playa, pero de siempre han sido unos truchones.
Al final va a ser verdad que entrevista con el vampiro hizo mucho daño... Se me inyecta en vena cualquier cosa de la Hammer con Drácula, vampiros o sangre en el título, Nosferatu (original y remake) y cualquier mierda mexicana con chupasangres para extraer lo emo y Buffy de las neuronas vampíricas y rellenarlas de toda la (hetero)sexualidad del mito. Porque al final el asunto trata, sobre todo, de las pechugonas: Van Helsing es un devoto asexuado que está más muerto que Drácula, y este un aristócrata (no metrosexual) revivido en busca de carne y venéreas. Que al primero lo interprete Peter Cushing y al segundo Christopher Lee indica que la cosa va por ahí.
POLLOPUTO escribió:Ojo, que no había leído algunos comentarios. El guión sí, es imbécil asbolutamente, pero se agradece en cierto modo que respete los argumentos pobres y patéticos de las películas originales, si es que no va a saber mejorarlos. Vamos que la película es muy pobre pero si entiendes de donde viene (y no, no han retocado mucho, ya era así la temática de la misma)
Se me había pasado esto!
Amén, Pollo. Lo peligroso de estos remakes es que si te despistas acabas ciscándote en los supuestos méritos de la original sin saberlo... Por ejemplo, se puede llegar a no disfrutar de un espectáculo como la Guerra de los Mundos de Spielberg y defender Ultimatum a la Tierra, o cualquier otra peli del género, por su mensaje (toma moralidad cincuentera) o por el robot, el platillo volante o los marcianos, es decir, en base al impacto que produjo en su momento. Ni siquiera es opinión dada, es impacto de segunda mano... Creo que a todos nos ha pasado esto con alguna peli. La mitomanía es una caca...
Vamos, Nicotin, que la escena esa que has puesto de el platillo volante no tiene nada de especial, todos lo pensamos pero por lo que veo nadie se atreve a decírtelo directamente.
En un principio, y a causa de la lectura diagonal, mi mensaje no iba por esto que comentaba Nicotin y a lo que creo haces referencia:
Además tiene unas escenas iniciales que lo son TODO en la ciencia ficción cinematográfica. La secuencia en que aparece el platillo volante (especialmente el primer minuto) es impactante incluso hoy, casi 60 años después, cuando lo hemos visto todo en cuanto a efectos especiales. Es una de las mejores escenas de Ovnis que se han rodado, entre otras cosas porque ya es imposible que alguien filme una sin tener necesariamente que pasar por esta:
Pero leído ahora en horizontal, sí que encaja con lo que comentaba. Esa escena está pochísima, sólo funciona como objeto pop nostálgico y es el equivalente caduco de los mil y un efectos especiales que llenan los blockbusters actuales y que tanto parecen molestar. Sólo en el último año Hollywood debe haber producido veintemil imágenes más acojonantes y complejas que el inicio de Ultimatum. ¿Que la peli fue pionera y marco tendencia? Eso le asegurará hueco al lado de El cantor de jazz, pero no la salva de estar pasadita. En el fondo es un problema de fundamentalismo pop que todos sufrimos alguna vez. Se puede volver sobre cierto cine, someterlo a juicio y concluir que está desfasado, pero tocar iconos del tipo Star Wars u otros parecidos... ¡anatema!