La zona, de
Sergei Dovlátov
Alguien de por aquí me recomendó hace tiempo a Sergei Dovlatov, y leí "La maleta" (el que más me gusta), "Oficio" y alguno más. Me parece un gran escritor, divertido y el fondo de sus historias (el régimen opresivo y absurdo de la URSS, la tristeza del exiliado, el oficio de escritor...) me encanta.
Y el caso es que le tenía ganas a "La zona", por su temática (las vivencias de Dovlatov como guardián de campo de prisioneros), pero no estaba en el bot y no estaba reeditado, pero lo encontré de segunda mano en Iberlibro.
Pues resulta que me ha decepcionado: es todo muy inconexo, y me ha costado mucho entrar en el libro. Bien es verdad que la historia de su publicación es azarosa (tuvo que ir sacándolo de la URSS microfilmado por partes, algunos capítulos se perdieron para siempre) y seguro que eso influyó en la sensación de unidad del libro. Algunas pequeñas historias me han gustado (la mejor es, para mí, la de la obra de teatro, que cierra el libro) y me gustan las cartas con el editor que se intercalan. Pero sus otras obras son mejores, para mi gusto. He aprovechado para recomendarle "La maleta" a mi mujer, y le está encantando.
Como me estaba costando mucho leer, y tengo el cerebro frito por el insomnio, no se me ocurrió otra cosa que echarle un ojo al
Tractatus logico-philosophicus de Ludwig Wittgenstein.
Creo que mi principal motivación para leerlo era su foto, que me despierta impulsos homoeróticos:
Pues bien, como estaba cantado, no entendí una puta mierda. Supongo que gente mucho más inteligente que yo, personas aficionadas a la filosofía, a la lógica (Ruttiger) y personas con capacidad para concentrarse realmente en lo que leen y esforzarse en arañar la superficie del libro encontrarán gran gozo en su lectura, pero yo asistí como un ciego en un espectáculo de fuegos artificiales.
Me maravilla que alguien en su casa, a fuerza de exprimirse el cerebro, dé a luz a algo así, y que sea publicado, estudiado, comprendido y respetado. Pero oigan, está totalmente fuera de mi alcance intelectual. Abandonado a la mitad. El prólogo está guay en la parte que explica sus desvelos por publicarlo, la parte en que explica la obra en sí no la leí.