Ruttiger escribió: ↑15 Nov 2018 13:28
Yo llevo un año viviendo con una niña de seis años y me las veo y me las deseo para desprogramarla de toda esa basura sin que parezca que soy un señor pesao y adoctrinante, porque, al final yo tampoco soy su padre pero sí (según ella) su mejor amigo así que tengo una responsabilidad más allá de la contractual con ella, Mi parienta aún arrastra ciertos dejes involuntarios de la terrible misoginia de su chile natal, unido a un amor enfermizo de la familia por la tecnología que las hace a las dos estar constantemente enchufadas a cualquier aparato electrónico disponible me hace la tarea complicadísima. Si todos sus compañeros de clase y todos los youtuberts subnormales del mundo escuchan y cantan el puto DESPACITO es complicadísimo hacer entender a una niña lo dañinos que son para ella los efectos del raeggeton. Y sé que mi influencia es buena y que mi presencia en su vida va a enriquecer su visión de las relaciones personales, las de amistad y las de hombres y mujeres, pero me frustra un poco ver que de todas formas esa influencia va a ser insuficiente, que la sociedad es más fuerte que yo y que la próxima no será la generación libre de prejuicios sexuales. Pero igual supongo que me flipo mucho y que cualquier padre tendrá esa misma sensación (o incluso peor), y mi responsabilidad y exigencia deberían ser menores.
Yo he de decir algo que posiblemente me ponga en el punto de mira de todos los padres y madres progres del lugar. Pido perdón ya por anticipado.
Mi hija, de cuatro años casi cinco, es el estereotipo de niña princesa Disney. Alguno podrá decir que es el efecto de ponerle mil veces películas de princesas, pero realmente no hay tal saturación. De mucho más pequeña, le poníamos Pocoyo, Peppa Pig o Ben & Holly. También películas de Disney. Pero también otros dibujos y vídeos infantiles de YouTube.
Y ya desde muy pequeña le encantaba disfrazarse, hasta tal punto que durante el verano se suele bajar a la piscina TODOS LOS DIAS disfrazada de alguna princesa. Tiene todos los disfraces posibles, Ana, Elsa, Rapunzel, Vaiana, Cenicienta... Le encanta, le flipa y le apasiona. Es hiper feliz pintándose la cara con muchos brillos, y jugar con sus amigos de la urba disfrazada. Ahora también tiene uno de Wonder Woman.
Curiosamente, las películas que más ve últimamente no tienen nada que ver. Llevamos una temporada que le ha dado por Hotel Transilvania, y se ve casi a diario un par de ellas. Antes tuvo otra temporada que le dio por Gru. Pero cuando termina la peli, se disfraza de princesa.
Y sí, puedo percibir a veces esas miradas de otras madres (curiosamente a los padres les suele sudar la polla bastante), recriminando esa predisposición de mi niña a ser tan estereotipo femenino. Como si estuviera cometiendo un pecado, como si fuera una aberración.
Sin embargo, no sé si habéis visto un programa de Movistar que se llama "La vida secreta de los niños" o algo parecido, en el que en esta temporada sacan a un niño de 5 años cuya afición es ver Frozen y disfrazarse de Elsa, con peluca y todo. Obviamente, te lo presentan como algo totalmente natural, para dar a entender que no pasa nada porque un niño se disfrace de Elsa, que hay que aceptarlo como una opción válida. Sin embargo, seguramente que los mismos que aplauden que salga un niño disfrazado de Elsa en la tele, son los mismos que miran a mi hija con gesto de reprobación.
Yo he llegado a un punto en el que realmente me da todo un poco igual. Con mi hija juego mucho, de hecho de mi matrimonio, yo soy el que más tiempo pasa con ella, y el que más juega. Y lo mismo jugamos a la casa de muñecas de Playmobil, como a los legos, como a la pelota en el pasillo de casa. Porque al final te das cuenta de que a ella no le importa demasiado el qué jugar, como el hecho de jugar... contigo.
Así que podría decir que mi hija no tiene costumbres únicamente "feminizadoras", o al menos no exclusivamente. Y sin embargo se disfraza de princesa porque le gusta. Yo no voy a impedírselo, ni a hacer que juegue de otra forma que a lo mejor no le hace tan feliz.
Para mí, lo importante no es orientarla para que sea de una manera (o al menos orientarla conscientemente), sino dejarla que sea como quiera, influenciada por la sociedad o no, pero con las herramientas mentales suficientes como para defender su personalidad, sentirse agusto consigo misma, y sobre todo... ser feliz. Que la vida son dos días, y hay que disfrutar, y nos pasamos la mitad del tiempo pensando en cómo debemos vivirla, en vez de vivirla simplemente.
A mí me encantaría que mi niña, si quiere, cuando sea mayor vaya vestida como le salga del higo, si es de rosa y con brillos, pues muy bien. Y que si alguien le dice algo, le enseñe el dedo y le mande a tomar por el culo, como mujer libre que es.
Y que si en vez de ir de rosa, va de negro, cabeza rapada y tatuajes, haga exactamente lo mismo.