pH, más que hamor, frensi.

Es la hora del arrepentimiento, llena de calles vacias en la que suenan los pasos al ritmo de las ahora buenas intenciones. Todavía siente el calor de su último abrazo y su olor en el cuello de la camisa, mientras el dia se va abriendo a los camiones de reparto en cada esquina y alguien, en el otro lado de la ciudad, pasa la mano por el hueco que ha quedado en la cama. El portero del Majestic saluda con la sobria elegancia de mil y una noches recibiendo arrepentidos, dando la bienvenida al fortín, donde una ducha y un café pretenderán borrar el recuerdo de haber visto la vida pasar.

No le conteis a Lola que la dejé para el final.

Un monstruo, maraña de pelos gigante, cruza mi huerto a medianoche. Desde la ventana de mi habitación y bajo el tibio claro de la luna creo distinguirle finos brazos, pero podrían ser trenzas o mechones que se movieran graciosamente con el viento. Pasa quedamente arrastrando la pelambre por entre los granados y se detiene, lejos, para emitir un bramido muy muy triste y yo me duermo pensando en lo calvo que me voy quedando.

Regresó después de varios meses. La voz, más clara, unos cuantos kilos de menos y el hecho de que ahora usaba el hígado de otro hombre, hacían sospechar que aquel asunto de un largo viaje a África en compañía del Marqués de Costa Teguise, un mono un poco cabrón pero con contactos, era una puta patraña. Todos nos alegramos al volver a ver la salchicha bailonga de su nariz.

Él vivía en una casa sin persianas ni cortinas, un chaflán en el que su intimidad flotaba sobre la marea humana de la ciudad. La proa de un barco varado en el que dos náufragos nos devorábamos ajenos a las olas de peatones que acariciaban la playa.

Ese día decidí no amarlo por miedo al abismo.

Se llamaba Juán. Su primer apellido era "Volante". Sólo había 10 personas en Barcelona con ese primer apellido.
Conoció a Ana un buen día. Ana se apellidaba "Mojón", y a pesar de ello, 17 personas en Barcelona compartían con ella este detalle.
Tuvieron un hijo, Andrés Mojón Volante, que a pesar de todo, fue feliz.
Pero entonces murió.

FIN.

Andrés Volante Mojón sería más bien.

Pero eso hace al relato aun más vello.

Ha sido una herrata fruto de la mongofuerza, pero de todas formas creo que en el registro se puede poner el orden de apellidos que se prefiera.

Perro De Lobo escribió:Se llamaba Juán. Su primer apellido era "Volante". Sólo había 10 personas en Barcelona con ese primer apellido.
Conoció a Ana un buen día. Ana se apellidaba "Mojón", y a pesar de ello, 17 personas en Barcelona compartían con ella este detalle.
Tuvieron un hijo, Andrés Mojón Volante, que a pesar de todo, fue feliz.
Pero entonces murió.

FIN.

Murió muy jóven puesto que la elección del orden de los apellidos sólo es posible desde 1999.

Es una historia muy triste de un mojón volante que murió prematuramente.

Lo que importa es que mientras vivió, voló alto. Eso es lo que quería transmitiros.

Gracias hamigos.