Amigo

La editorial asocial, desde la mas inmunda basura hasta pequeñas joyas... (En obras)
Responder
Avatar de Usuario
Lenina
Comodora
Mensajes: 376
Registrado: 08 Ago 2003 15:47
Ubicación: Tirada en la cama, con el portátil

Amigo

Mensaje por Lenina »

Mi infancia fue muy cruel.

Pese a que mis padres tenían unas profesiones que deberían haberlos convertido en personas influyentes y bien vistas en la sociedad, por algún oscuro motivo, envidia quizá, eran denostados con frecuencia. Los otros niños rehuían el contacto con mi persona, e incluso a veces, cuando me superaban en número, solían correrme a pedradas hasta que podía refugiarme en la misma puerta de mi casa.

Mi padre era verdugo, una profesión honrosa, decente y muy necesaria. ¿Qué hubiera hecho la gente sin que alguien eliminase a los criminales? Sin embargo, todo pura envidia e hipocresía, la gente se escondía a su paso. Y eso siendo el mejor con el garrote vil, el más fino y virtuoso, me consta, de todos los verdugos. Pasión tenía mi buen padre por los cuellos, tanto que a veces, al amparo de la noche, mataba gallinas, conejos o cualquier otro animalillo de granja de los muchos vecinos, sólo por el gusto de oir crujir los delicados huesos.
Cuando las sospechas caían sobre él, las negaba, aunque sé yo que su buena alma se rebelaba por tener que mentir. La sociedad hubiera debido entender que un virtuosismo como el de mi padre, un perfeccionamiento tal, sólo se podía lograr con práctica en cuellos tiernos.

Mi madre, mi buena madre, tenía un oficio también dignísimo. Era remediadora de males. Ella misma me explicó que ayudaba a la gente a remediar errores que de otra manera, no habría remedio ya. Actuaba de noche y a solas y acudía a casas de mozas que habían tenido un desliz, un error, con algún guapo mancebo y estaban próximas a casar con otro. Si el error era el menos, mi madre cosía con destreza un virgo nuevo, para evitarle sonrojos y vergüenzas a las jovencitas.
Si el error era más grave, mi madre, con ungüentos, cataplasmas o una aguja fina y larga, expulsaba a un inquilino no deseado del vientre que luego había de pasar por virginal.
Aún haciendo este servicio a la sociedad, tenía que aguantar que la llamasen bruja, que la insultasen los buenos cristianos con palabras duras a la luz del día, los mismos a los que luego ella, como alma noble que era, sin sonrojo y sin altivez a su llamada acudía por las noches, y tapada, como si monstruo fuese, entraba por sus casas.

Yo nunca jugué con otros niños, y mi deseo ferviente era jugar con ellos, pero los más pequeños huían de mí, y de los mayores huía yo.

Una tarde, estando yo detrás de unos juncos del rio, por ver si encontraba algún huevo con el que hacerme la merienda, la mujer del carnicero, gorda como un tonel, se metió con las faldas arremangadas en el río y se acuclilló, mirando a un lado y a otro, sin apercibirse de mi, y con temor en su mirada.
Me quedé muy quieto para que no me viera, y muy sorprendido porque era fama que la mujer del carnicero antes se matara que se bañara. Estuvo allí un buen rato, haciendo fuerza dentro del agua, como si hiciera de vientre y después se fue, dejando un bulto bajo el agua, que la corriente arrastraba lentamente.
Cuando se hubo ido y de ello estuve seguro, me tiré al río para ver, y mi sorpresa fue grande cuando vi el bulto más de cerca. Era un bebé, gordozuelo, azulado, con una mata de pelo negro y los ojos grises y muertos. La carnicera grasienta estaba preñada debajo de toda esa grasa sin decirle nada a nadie y con sus cinco hijos ya, había decidido abandonar a este en las aguas, como Moisés, pero se le había olvidado comprar la canastilla.

Dudé un buen rato, pues no sabía si coger al cuerpo del delito y denunciarla, pero pensé que era probable que las tornas se volvieran en contra nuestra, y que incluso acusaran a mi madre, así que abandoné la idea. Sin embargo, esos ojillos que me miraban sin verme me atraían.
Me sentía sólo.


Mis padres se alegraron enormemente porque en tres semanas todos los días volviera mojado y exhausto a casa, contando lo bien que me lo pasaba jugando en el río con mi nuevo amigo.

Avatar de Usuario
The last samurai
Ulema
Mensajes: 9796
Registrado: 10 Ene 2004 13:20

Mensaje por The last samurai »

¿Jugaba con el cadáver del ninio? ¿O lo estuvo manteniendo esas 3 semanas? ¿Cómo lo hizo?

Huele (ju!) un poco a "El perfume". Mola mola, a ver si lo continúas.
Jordison escribió: 08 Jun 2018 11:33 Joder, la tienes dentrísimo.

Avatar de Usuario
Stewie
Ulema
Mensajes: 4271
Registrado: 30 Jul 2004 15:51
Ubicación: Arrabales de la intelectualidad

Mensaje por Stewie »

Muy bueno, tanto la temática morbosa, como el lenguaje anticuado.

Me ha gustado mucho.

PS: Me pa' que jugaba con él hasta que quedó poco (tres semanas) del susodicho.
Pepe escribió: A mi todo esto (la extinción del lince) me parece una mierda. El lince mola, es bonito como gato y elegante como abrigo, que se vaya a la mierda no mola, que hagan corridas de linces.

Avatar de Usuario
LunaOskura
Best Mongo Ever
Mensajes: 4096
Registrado: 06 Nov 2002 18:51
Ubicación: Desde Dresden con desdén

Querida Lenina:

Mensaje por LunaOskura »

Hacía tiempo que no pasaba por esta sección y leía algo de mi agrado.

Felicidades Leni. Estaría bien una continuación vía libre a tu morbosidad más sórdida.


Tu, con las gafitas de leer,

LunaOskura
Sinceramente, querida, me importa un bledo.

Avatar de Usuario
Tristán
Perro infiel amiricano
Mensajes: 15
Registrado: 01 Ago 2005 19:09
Ubicación: sala de espera.

Mensaje por Tristán »

Esta bien. me gusta cuando se giran las tornas y la óptica que nos cuenta la vida es poco común.

No me queda del todo claro lo que sucede al final. En caso de jugar con un cadáver, o abrazarlo o follarselo, sería mejor explicarlo.

Saludos.

Avatar de Usuario
Lenina
Comodora
Mensajes: 376
Registrado: 08 Ago 2003 15:47
Ubicación: Tirada en la cama, con el portátil

Mensaje por Lenina »

Hombre mi intención era clara de hacer que el bebé estuviese bien muerto, ojos muertos, piel azulada, no pongo que se mueve ni nada parecido. Aunque es una buena idea eso de que mantenga al niño con vida, aunque difícil hacerlo parecer meridianamente creible.

Y luego, sí, jugaba con el cadáver, mi imaginación lo veía jugando como puede jugar una niña con un bebé de plástico, lo veía dándole papillas de barro, arrropándolo con musgo, cantándole canciones, hasta que se quedara en los huesos, pero vamos, en un principio era a gusto del consumidor, y cualquier cosa podía ser válida, ahora, viendo que os gusta alomejor me atrevo a continuarlo.

Avatar de Usuario
Lenina
Comodora
Mensajes: 376
Registrado: 08 Ago 2003 15:47
Ubicación: Tirada en la cama, con el portátil

Mensaje por Lenina »

Toda la dicha se acaba.

Hacia bien poco unos viscosos gusanos blancos habían terminado de arrebatarme a mi pequeño amigo, y yo miraba la panza de la carnicera esperando cambios con ojos llenos de esperanza, cuando la desgracia se cernió sobre mi casa.

Todo empezó una mañana en que mis padres discutían ferozmente pero sin alzar la voz. Mi madre increpaba a mi padre, le llamaba descuidado y temerario, le recriminaba y al mismo tiempo lloriqueaba que por su culpa nos iba a llevar a la ruina.

Yo me fui de la casa porque a veces, ya era mayor para darme cuenta, cuando las cosas andaban revueltas era mejor poner tierra de por medio, por si las tornas cambiaban y sin comerlo ni beberlo mi nombre y mi persona se veían arrastrados a la discusión.
Regresé a casa bien entrado al mediodía y observé un espectáculo que me hizo alegrarme muy mucho de haber tenido la discreción y la sabia prudencia de alejarme del hogar.

Se llevaban a mi padre preso, mi madre lloraba y se cogía a él como una desesperada, chillidos, gritos, improperios de la gente llamándolo asesino.

Más tarde me enteré de lo sucedido: un niño en el pueblo había sido hallado con el cuello roto. Mi padre siempre había sido una pieza esencial en la sociedad, había matado a multitud de personas sin pizca de escándalo en nadie, y sólo por matar a uno fuera de su lista, se echaron encima de él.

Se perdieron al mejor verdugo que nunca habían tenido, yo mismo, en la ejucución de mi buen padre, pude comprobar que el nuevo verdugo era un patán.

Avatar de Usuario
Lenina
Comodora
Mensajes: 376
Registrado: 08 Ago 2003 15:47
Ubicación: Tirada en la cama, con el portátil

Mensaje por Lenina »

Empezamos una vida nueva.

Huérfano de padre y sin su sueldo, pensé que se avecinaban tiempos difíciles para mí y mi madre. Su trabajo era cada vez más escaso, porque su reputación, ahora que era viuda de un asesino de niños, había caído en picado para el necio vulgo.
Mi madre, con el fantasma del hambre pisándonos los talones optó por una buena solución, se abocó a la prostitución.

Nunca fue tan próspera nuestra casa. Ella, de buen ver todavía, atraía a los hombres como luz a los mosquitos, y las demás rameras, teniéndola por bruja, no se atrevían a pisarle el terreno.

Pasamos unos años así, dichosos y tranquilos, y yo me convertí en un muchachito. La gente siempre me tenía cierto recelo, pero una barriga oronda, unos zapatos lustrados y llevar siempre unas monedas en el bolsillo, producía más efecto en el populacho que la devoción por el trabajo, mi pobre padre podía dar fe.

Pasaron las vacas gordas, llegaron las famélicas.

Hubo hambruna. Ciclos y ciclos de mal tiempo perdieron las cosechas, los clientes de mi madre escaseaban. Decidí que ya iba siendo hora de que contribuyera a la economía doméstica, así que alquilé una casita contigua a la nuestra y puse un comedor.

Mi sana intención era servir puchero de pollo, o conejo, pero los tiempos eran cada vez peores, así que servía estofado de rata, o caldo de paloma de vez en cuando. Pero mi función social, que era llenar el buche a los parroquianos por un precio bajo, lo cumplía a la perfección.

Pero las cosas se pusieron peor todavía. Llegó un momento en que ni había ratas, palomas, ni aún perros o gatos deambulando por las calles, puesto que habían huído por la masacre a su especie, o realmente ya nos los habíamos comido todos. Vaca, caballo, conejo, eran impensables por su precio desorbitado.
Encontrándome una noche pensando en mi comedor a solas, rumiando si había llegado la hora de cerrarlo por falta de suministros, y llegó mi madre, como insuflando inspiración, con lágrimas en los ojos y cardenales por todo el cuerpo, habiendo sido apaleada por un cliente que además no le quiso pagar.

Se me encendió el ánimo, y además, encendióseme también la inspiración. "Nada es en vano madre", le dije. Y le expliqué mi plan a conciencia, del cual ella quedó encantada.

Fue así como mi comedor volvió a estar abierto al día siguiente, con carne fresca, para alimentar al hambriento a muy bajo coste. Mi madre y yo éramos una pareja eficiente: ella atraía el producto hasta casa, entre los dos lo matábamos, troceábamos y cocinábamos. La ropa se quemaba, el dinero y las joyas, si las hubiese, se guardaban. Y mi comedor se llenaba todos los días.

Mis pobres clientes, muertos de hambre, ¿que hubieran hecho de no existir mi comedor? Morir de hambre en cualquier esquina. Matar uno cada día, para cada día salvar a muchos, ¿no es acaso una tarea loable?

Avatar de Usuario
The last samurai
Ulema
Mensajes: 9796
Registrado: 10 Ene 2004 13:20

Mensaje por The last samurai »

Jajajajaja, que bueno.

Dos cosas sólo: Lo de "muy mucho" no sé si es correcto, pero siempre ha tenido el mismo efecto que un derechazo de Tyson directo a mis córneas cuando lo veo escrito en cualquier parte. Y otra cosa, que sé que es una chorrada, pero es que no le puedo poner más pegas al asunto: si el chiquillo este se pasó la infancia jugando con bebés muertos, viendo ejecuciones y malganándose la vida en un comedor de harapientos necesitados... ¿Cómo leches aprendío a escribir (o a hablar con tan rico vocabulario) como lo hace en esta historia? Soplapollez enorme de pregunta, lo sé. Pero molaría mencionar ni que fuera fugazmente como consiguió la formación que parece tener.

Y nada, que felicidades, que están guay los relatillos. Visto lo visto, le deben quedar un par de telediarios antes de que enganchen a la familia carnicera, ¿No?
Jordison escribió: 08 Jun 2018 11:33 Joder, la tienes dentrísimo.

Avatar de Usuario
Dolordebarriga
Companys con diarrea
Mensajes: 16924
Registrado: 06 Nov 2002 20:38
Ubicación: Ambigua

Mi querida Lenina:

Mensaje por Dolordebarriga »

Divertido relato. Me gusta como las cosas extrañas para todos se convierten en cosas normales para el protagonista. Me hubiera quedado, pero, con la primera parte. Esa tenía una ternura y un romanticismo de las que carecen las otras. Continuarlo lo ha hecho más divertido, pero menos bonito.

Tu, imitando la Luna Oskura;

Dolordebarriga

Responder