pH, más que hamor, frensi.

Nunca vi nevar.

He tocado la nieve, he jugado con ella, como un pordiosero poseido por el espiritu de un dominguero con un tupper lleno de tortilla en la playa me he tirado por una ladera en una bolsa de basura deslizadandome a duras penas sobre la nieve.

Pero nunca he visto nevar.

Anoche cruzaba la ciudad en coche, conducía ligero, con el poco tráfico que hay de madrugada en mi pueblo, enfilando una de las arterias, una gran avenida.

Y de pronto empezó a nevar.

Una nube de corcho desmenuzado, de ese corcho que se usa para embalar invandió mi trayectoria. Desmenuzado, minisculo, suspendido en el aire.

Y vi nevar, o al menos algo que creo muy parecido.

Vi nevar el 15 de abril.

En Córdoba.

Y en la radio empezó a sonar una samba. Ligeros acordes de guitarra.

Y un coro de niños tarareando la melodía.

Samba de Orfeu.

Y dejó de nevar.

Y me quedé con la sensación de que jamás hubiera pensado que me fuera a pasar eso:

Que una nube de corcho desmenuzado atravesara la ciudad en mitad de Abril, de madrugada, y que yo estuviera allí para atravesarla mientras una samba sonaba en la radio.

He viajado con una amiga sorda a unas minas abandonadas.

Sólos ella y yo, comunicándonos en signos silenciosos. Los únicos sonidos: el viento en mis orejas (ser oyente tiene estas cosas) y el tintineo de algunos riachuelos...

El tintineo de los riachuelos rojos, rojos por los años de arrastrar óxido del hierro abandonado. El oleaje de una laguna roja, roja como la sangre, roja como el vino, roja como una laguna de óxido, amarilla en las orillas, y entre laguna y orilla, infinitos tonos producidos por los reflejos de las montañas circundantes: púrpuras, naranjas...

Edificios donde ya no viven mineros. Un túnel que se pierde en la oscuridad. Torres derrumbadas y vacías. Gaviotas echando un vistazo al mar al lado y sin visitar.

He sido fotografiado en mitad de la carretera, como muerto. He sido fotografiado en mitad de una vía de tren, con un ramo de amapolas rojas en la mano, como difunto.

Sólos yo y mi amiga.

Oruga escribió:He viajado con una amiga sorda a unas minas abandonadas.

Tú sí que sabes dónde está la diversión.

Me divertí más que yendo a un bar de lesbianas a oir música de Chenoa, como hicimos por la noche.

Oruga escribió:Me divertí más que yendo a un bar de lesbianas a oir música de Chenoa, como hicimos por la noche.

Me importa tres cojones, que conste.

Arafat escribió: Cordoba, nieve y tal.

Jeje, bien, mejor que los pajaritos.

Cuéntame que haces desde que te levantas un día hasta que desayunas y que parezca interesante, eso es jodio, sí, pero claro con nieve, en primavera y en Córdoba así cualquiera, no te jode.





Con Dios.

[quote="Merodeador]
Me importa tres cojones, que conste.[/quote]

Di la verdad, en el fondo estás deseando que te cuente cada detalle de mi apasionante vida.

Oruga escribió:Me divertí más que yendo a un bar de lesbianas a oir música de Chenoa, como hicimos por la noche.

Y tu amiga la sorda que opinión tiene de la música de Chenoa, le gusta?

Supongo que diría que "no le da emoción", como le pasa con casi toda la música.

Por cierto, estoy mirando el telecupón, y una de las azafatas de esas que sujetan las bolas... ¡Joder, qué bien que está la zagala!

Sí, pero queda soso, yo al sorteo de la ONCE le daría más color, haría que las azfatas se tragasen las bolitas con numero de un bingo casero y despues sacarselas por el culo a modo de bolas chinas, lo malo iba a ser que se iba a relentizar un poco el sorteo, pero no dejaría de ser curioso.

¿Y ensartar las bolas con un hilito e ir introduciéndoselas una a una, y luego darle tironcitos?

Yo no sé si jugaría más a la ONCE, pero desde luego vería el sorteo todos los días.