Amor en tarros de formol [31-08-02]

[Cíclope Bizco]

Amor en tarros de formol

Una tormentosa noche de abril se firmó la defunción de la paciente Mary Rose Stuart. Desde su nacimiento ella padecía una rara afección coronaria, cuando llegó su hora nadie desperdicio una sola lagrima, llevaban demasiados años esperando y convenciéndose de que Mary era un cadáver en vida. Por lo extraordinario de su situación se le extirpo el corazón, se fijó en formol estéril y se incineró el resto de su cuerpo, el procedimiento estrictamente estipulado para su caso.

Se conocieron en la estantería nº 792-XJ-05 del cuarto de especimenes clínicos destinados a la facultad de medicina de un tétrico y cochambroso hospital. En un primer momento las aurículas del corazón de Mary, en realidad lo que quedaba de Mary, se contrajeron y expandieron de forma muy coqueta ante la presencia del fornido y viril corazón de Billy, a secas ; porque ya no tenia un cerebro que le hiciera recordar datos tan tontos como es un apellido y una vez que le pregunto a unos ojos embalsamados que estaba en una repisa contigua a la suya, le dijo que en su etiqueta la mugre de años ya habían emborronado cualquier dato excepto su nombre. Pero claro nunca fue mucho de fiar, esos envanecidos ojos verdes nunca reconocerían que tuvieran estrabismo y un glaucoma en forma de pera en un ojo.

A Billy siempre le gustaba fardar de su potente músculo cardiaco delante de amígdalas, vegetaciones y apéndices de jovencitas enloquecidas por sus repeticiones incontables de sístoles y diástoles finamente ejecutados. Mary y Billy vivían en frascos vecinos y como en todas las cosas del corazón eran muy infantiles, mientras creían que uno no estaba mirando, observaban embelesados al otro. No hablaban mucho, bueno en realidad aunque se lo hubiesen propuesto nunca lo hubieran conseguido y en caso de que si solo pudieran hablar sobre afecciones cardiacas y poesías sensibleras de autores tremendamente afeminados, en realidad las dos son la misma cosa, solo eran tontos corazones.

Su relación se basaba en la mera atracción física, el apreciaba las apetecibles, turgentes y voluptuosas aurículas de Mary, mientras ella admiraba lo marcados y bien contorneados que estaban sus irresistibles ventrículos. Los latidos cada vez eran mas fuertes y rápidos, la taquicardia amorosa los consumía, el formol burbujeaba de la ardiente pasión que tenían los dos peculiares tortolitos. Hasta que un día en el cual pretendían consumar su amor, una mano ociosa enfundada en látex quirúrgico se llevo a los dos a la facultad de medicina para que sirviesen de ejemplos en las clases magistrales y sesudos coloquios que se celebrarían la semana siguiente.

Mary — un despistado estudiante se pasó 3cm en la disección de sus aurículas, pasó el resto de sus días en un cubo de la basura olvidado de la mano de «Dios» el barrendero.

Billy — fue devuelto a su antiguo hospital por no cumplir los requisitos mínimos, en la actualidad trabaja como niñero de un grupo de fetos en formol tres estantes mas arriba.

[Trufus]

Mierda. Es magnífico.