Un corsario como otro cualquiera

La editorial asocial, desde la mas inmunda basura hasta pequeñas joyas... (En obras)
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6dedosgordosdelpie
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Un corsario como otro cualquiera

Mensaje por 6dedosgordosdelpie »

Terraza en Palma, veranito.

De las siete mesas de aluminio con sombrilla sólo una está ocupada. En ella permanece sentado un joven alto, más bien contrahecho, de unos treinta años, con la cabeza afeitada y la boca y el cuello recubiertos de espesa barba negra. Las gafas de sol Ray Ban que precariamente mantienen el equilibrio en lo alto de su diminuta nariz, añadido al moreno descafeinado de su piel, le confieren un aspecto de calavera tostadita y estival a su rostro. Vestido con una camisa de fondo blanco de líneas horizontales y verticales de Faconable, un vaquero gastado de Energy cortado justo por debajo de las rodillas y unas Converse blancas, se diría de él que es un pirata urbano bañado de sofisticada cutreidad costera, parado como está en la terraza frente a la playa, con esa postura de estatua fachendosa. Hay un pensamiento que le preocupa, y en el que enreda con aires circunspectos al sol de Mallorca, con el consuelo refrigerante de una caña.

Buf, qué calor, piensa de pronto interrumpiendo sus meditaciones.

Del interior del bar llegan a oídos de la calavera las notas relajadas y distantes de un disco chill out; por un momento, piensa si el ruido de gaviotas que suena amalgamado con la música forma también parte del disco, hasta que rompiendo el hechizo hemipléjico de su postura levanta la cabeza para mirar los pájaros del cielo. La calavera desliza un paréntesis rosa entre el peluche de su barba sonriendo con condescendencia hacia los animales que sobrevuelan las instancias de la playa y, por qué no, hacia todos los bañistas, turistas y humanos en general. Porque a él -es así- se la suda. De forma que coge la caña de su mesa, le da un sorbo y se relame con discreción, tras lo cual aprovecha su soledad en la terraza para emitir una risita pretendidamente diabólica, que se queda en un aborto ridículo.

Hay que practicar más en casa, se dice.

Luego, tras unos intensos segundos de sol en la cara, coge una aceituna de la tapa que corresponde a su consumición y la saborea con placer viscoso contra la mandíbula, no retirando el hueso hasta haberse asegurado antes de limpiarlo íntegramente. Aceitunas. Él hubiera preferido pan con sobrasada, más tradicional, más de la tierra, pues es fanático del manjar autóctono de la isla; a pesar de todo, entiende que en verano pongan aceitunas, más frescas y menos pastosas y derretibles. En ese momento llegan dos ancianas, que se sientan en la mesa de enfrente. La calavera pilosa y tostadita les da la bienvenida con un gesto de caballero de los de antes, moviendo la cabeza a un lado, mientras que las ancianas intentan agradecerlo con una sonrisa llena de espanto. El joven desapega parcialmente el culo de la silla, revolviéndose, y se refresca con el último trago de su caña. Atendiendo al papelito que permanece atrapado debajo del cenicero, y tras sacar de su bolsillo un cuquísimo monedero de piel, deja sobre la mesa el dinero para pagar la cerveza más cincuenta generosos céntimos de propina.

Con ademán pegajoso, y ante la estupefacta mirada de las dos ancianas, que acaban de ser atendidas por el camarero, se levanta de la silla, no procediendo a caminar hasta haber terminado unos torpes ejercicios de estiramiento para las piernas, recubiertas enteramente de vello. Tras esto, se marcha, no sin antes dedicar una desafiante -y algo impostada- sonrisa al horizonte.

Entretanto, las ancianas esperan a que esté lo suficientemente lejos antes de decirse una palabra.


Hacía tiempo que no cogía el coche, un elegante Volkswagen Touareg de color plateado, para dar una vuelta por el simple hecho de disfrutar del día. El todoterreno, de una manejabilidad asombrosa, le permite vivir el paisaje de su tierra en su esplendor estival, lo que llena de orgullo al joven, quien coloreado de felicidad burguesa llega incluso a sopesar por un instante la posibilidad de abrir la ventana y sacar el brazo mientras conduce, desechando finalmente la idea por cuestiones prácticas y de comodidad. El ambiente de Mallorca, el renovado marco cromado de su coche, el mes de julio y la molicie vital en su plenitud contemplativa hacen de esta tarde algo en principio disfrutable a todas horas; sin embargo, y por más que le pese al joven de la calavera tostadita, un pensamiento le perturba inequívocamente tras su apariencia de frivolidad en tecnicolor, emasculando su gozo.

Este fin de semana pasado el joven descubrió con pena ser el hazmereír de su grupo de amigos, una decepción para la que él mismo reconoce no estar preparado. Al parecer, todos los sábados desde hace dos meses sus amigos se reunen en secreto en el piso de un maleante del centro de la ciudad para beber y bailar y consumir drogas, al fuego de la amistad y el compañerismo, con salidas ocasionales para beber y bailar y consumir -o simplemente adquirir- alguna que otra droga. Todo, claro, a sus espaldas. Ahora recuerda con amargura aquellos años en los que iban juntos al fútbol, adoptaban los tropezones lingüísticos de Cruyff a su jerga particular, empezaban a salir con chicas, se tapaban los cuernos y cogían las primeras borracheras. El joven recurre a recuerdos pasados durante la adolescencia con los de siempre mientras con algo de asfixia -física y emocional- se seca el sudor de la frente y rasca el gurruño de su atosigante barba, y con la otra mano da furiosos -aunque suaves- volantazos para tomar las curvas. ¿Cómo han podido hacerle eso? ¡A él! Pero, sobre todo, ¿cómo han podido introducir en el grupo a mediocres que -a su humildísimo parecer- son infinitamente más aburridos? Incomprensible.

Después de un caluroso garbeo, el joven aparca en la colina sobresaliente a su playa favorita. Sin salir del coche ni quitarse el cinturón, busca el número de su novia en la agenda -su novia está pasando unos días en Roma, con su hermana- y aprieta el botón de llamar. Un tono, dos tonos, tres tonos.
-¿Sí?
-Hola. Soy yo.
-Lo sé. -Suspira.- ¿Qué quieres?
-Nada, sólo contarte que acabo de estar en la terraza del bar de Enric, tomándome una caña, y que el día aquí está muy bueno.
-Aham, vale.
-Bien.
-¿Me echas de menos?
-Fácilmente.
-Y yo a ti.
-Esto... voy a echarme un piti.
-Aham, vale.
-Te quiero.
-Vale.
Y cuelga. Entre confuso y cabreado, se da un sobrio puñetazo en la rodilla; inmediatamente después, se compadece del dolor en la mano. Recuperado al fin, con una mirada golosa en los ojos, abre la guantera, de la que extrae una cajetilla de cigarrillos de chocolate. Con mimo, desenvuelve el plástico que la cubre y saca un cigarrillo, devorándolo pacientemente en un éxtaisis minimalista y chocolateado. Dos cigarrillos más tarde, sale del coche y baja a la playa. Es atravesando las dunas cuando comprueba cómo -efectivamente- del abdomen le sobresale una incipiente tripita acorde con sus años y su sedentario estilo de vida.

Al llegar a la arena se quita los zapatos y los calcetines. Toma aire. Se mira a sí mismo, con su aspecto de pirata urbano bañado en sofisticada cutriedad costera, y luego al frente. Tarda un rato en comprobar que la prueba metafísica de que su relación de pareja está definitivamente arruinada anda paseando por la orilla: es Lupe, amiga de la facultad a la que años atrás había pretendido, una belleza entregada a los sentidos que acaricia con sus ágiles pies las olas que rompen bulliciosas sobre la arena. Sabe que debe controlar sus impulsos o podría acabar dándose un festín con barra libre de sobrasada. Así que se contiene. Se contiene. Y se contiene. Hasta que deja de contenerse, e irguiendo los hombros al ritmo de su chulesco andar por la arena se acerca a la muchacha y llenándose los pulmones de una mezcla entre orgullo masculino, valor y entrega kamikaze le dice:
-Blurp.
Ella se queda anonadada, de piedra; sin moverse de su sitio, pregunta:
-¿Te has acercado a mí para eructarme?
-No, esto, yo... ha sido un accidente, tienes que perdonarme. ¿Te apetece dar una vuelta en mi Touareg?
La chica puede sentir la vergüenza ajena invadir su cuerpo escultural cuando al cerrar lentamente los ojos, negar con la cabeza y seguir su camino depedaza las esperanzas románticas del pirata, quien se queda solo, una vez más, con los pies bañados por un agua que para colmo encuentra demasiado fría.

Camino de nuevo hacia el coche, se sienta en una roca en medio del boscaje perteneciente a la colina para ponerse los calcetines y los zapatos. Cuando estira el calcetín derecho, en un paso previo antes de calzárselo en el pie, encuentra un escorpión agarrado a la tela. Se asusta, tira el calcetín y cae hacia atrás. Reacciona todo lo rápido que puede cogiendo una rama del suelo y empleándola contra el bicho como si de un sable se tratara. Zas, zas, al final consigue darle un certero golpe en mitad del cuerpo que acaba por partir en dos su raquítico esqueleto. Se siente ebrio de satisfacción, victorioso, lleno. Como recompensa, en cuanto llega al coche se zampa un cigarrillo de chocolate. Un piti. Arranca el motor con una sonrisa de oreja a oreja. El sol empieza a ocultarse.

Liberado de presiones cruza Mallorca a ciento ochenta kilómetros por hora. El tráfico, esta tarde/noche, es una elipsis bizarra de la que conviene disfrutar en compañía de uno mismo. Se diría que no hay nadie, si no fuera porque nada más entrar en la ciudad el joven de la calavera cada vez menos tostadita escucha el griterío animoso de unos niños que celebran su velocidad:
-¡To loco, ahí, ahí, to loco amigorl, jua, jua!
Él asiente con la cabeza.
-Je -dice-, los chavales.





-Agradecimientos al moro y a Majiem: os he robado tres o cuatro cosicas-
Joder de Dios.

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LunaOskura
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Mensaje por LunaOskura »

El vídeo está muy bien. Sí señor.

El relato bien escrito, aunque me ha aburrido un poco.

Yo siempre me he imaginado a Pepelu tosiendo histriónicamente después de aspirar un Malboro, por ejemplo.

Ahora que sé que no fuma, boh, ya no me hace tanta gracia.

Lo de los pitis de chocolate sí, jatetú. Porque tiene que ser verdad.

Todo casa.
Sinceramente, querida, me importa un bledo.

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6dedosgordosdelpie
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Re: Un corsario como otro cualquiera

Mensaje por 6dedosgordosdelpie »

Os voy a contar un secreto. Pepegut se compró el Touareg en el concesionario de un amigo mío de confianza. Yo los presenté, dije: Pepegut, éste es Nacho, un amigo de confianza; Nacho, éste es Pepegut, un... amigo de un amigo al que conozco de vista y tal...

Hicieron migas. Y al final Pepegut le compró el coche.

Pues bien, ese amigo mío me contó que tras firmar la venta, salieron afuera a echar un piti. "Vamos a echar un piti", dijo mi amigo, y Pepegut contestó "¡claro!". Lo que no se esperaba mi amigo es que Pepegut, al verse sin tabaco tras rebuscar entre los bolsillos, no le aceptara un pito de confianza. "No no", dijo Pepe, "con que me des una calada del tuyo llega".

Según su versión, pepegut agarró el cigar con el índice y el pulgar, le dio una calada intermitente y casi abortada por la tos, y expulsó el humo sin haberlo tragado antes.

Yo me reí mucho cuando me lo contó. Tanto, que ideé una merienda-cena para reunirnos todos de nuevo en mi casa, con más invitados incluso, en plan La Cena de los Idiotas, y así reirnos todos de PPOGT. Lo malo es que llegó justo cuando mi amigo y yo nos estábamos probando vestidos de mujer, y quedó tan horrorizado que huyó dejando caer la botella de vino que traía como ofrenda en la entrada y corriendo con las manos en las mejillas, entre aullidos de pánico.

A esa merienda cena también asistieron Perro de Lobo y Majiem, cabe comentar. Recuerdo que mantuvieron una acalorada discusión acerca de la sexualidad de PPOGT. Perro decía que era guei, y Majiem que simplemente mariquita como los de los chistes de Arévalo. Al final quedó en tablas. Luego Majiem se me acercó a los postres y en petit comité me inquirió acerca de mi opninión sobre el tema. Yo di la vuelta a las palmas, me encogí de hombros con una mueca de indiferencia/asco/desconcierto y dije: pschssssszzz.




Ah, y el relato no es aburrido, mis cojones que no lo es; lo que pasa es que tú no tienes sensibilidaz. Fascista.
Joder de Dios.

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LunaOskura
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Mensaje por LunaOskura »

6dedosgordosdelpie escribió:lo que pasa es que tú no tienes sensibilidaz. Fascista.


Tengo mi corasonsito, como toda persona humana.

¿Acaso no sufro si me pellizcas los pezones con pinzas para batería?

¿Acaso no me estremezco al ver que otra persona se ha comido la última oliva (sí, oliva, no aceituna) del plato?

¿Acaso no odié un poco menos a los judíos viendo La vida es bella?


Ahora, cuéntanos más.
Sinceramente, querida, me importa un bledo.

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Corvux corax
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Re: Un corsario como otro cualquiera

Mensaje por Corvux corax »

Oye, Dedo, podrías terminar la letra de la canción, vamos, digo yo. Queda fea sin los subtítulos al final. Si fuera un bis, vale, pero hay una parrafada considerable que no tiene texto.

Eres viscoso, repugnante, reptílico.
dunker escribió: 22 Feb 2022 20:43 Lo que decidan Las Mujeres Y PUNNNNNTO.
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arafat
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Re: Un corsario como otro cualquiera

Mensaje por arafat »

Yo no puedo más que decirte que el vídeo deberíamos editarlo en DVD y venderlo en la FNAC.

De hecho lo robo para ponerlo en el general.
El perrico, definiendo la HAMBROSIA a ma112nu escribió:Un curasán aceitoso y calentico chorreando en el plato, la sonrisa de un niño, las ttks, un perolo de gazpacho manchego con medio kilo de pan para mojar, las ttks, las pelis de chinos dándose hostias, los ninjas, Mr. T, Mr.T luchando contra los ninjas, cualquier animal comestible, las ttks, correr desnudo por la playa alrededor de la gente mientras silbo el opening de battlestar galactica, la shandy cruzcampo de abadía belga, los torreznos, cualquier cosa rebozada, cagar en espiral, cosas asín, manu, cosas asín.

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6dedosgordosdelpie
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Re: Un corsario como otro cualquiera

Mensaje por 6dedosgordosdelpie »

Al final sí subtitulé todo el vídeo, hasta el último segundo.

Os aseguro que no es tarea fácil buscar aforismos constantes para Pepe, de modo que se pueda describir con escrúpulo todo el potencial mongol y fascinante de su personaje. Tuve que tirar de Ella Baila Sola y Raphael para un par de apuros, pues todas las frases están improvisadas sobre la marcha, y si en el momento de escribir no se me ocurría nada, repetía estribillos o mutaba canciones tradicionales.


Así todo, creo que no me quedó tan mal. Deberíamos -de hecho- hacer una selección de nuestras frases favoritas de PPOGT en el vídeo.

La mía es: ¿Por qué Adriá no emplea más sobrasá?


[Yo también odié a los judíos después de esa película. Los odié más, quiero decir. Tengo un amigo judío. Lo odio bastante. La FNAC me parece un Corte Inglés para duvedés muy pretencioso y mariquitas. Está, además, lleno de Guay Trash, o sea, mierda modernuqui. Puajh.]


6D
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arafat
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Re: Un corsario como otro cualquiera

Mensaje por arafat »

6dedosgordosdelpie escribió:[Yo también odié a los judíos después de esa película. Los odié más, quiero decir. Tengo un amigo judío. Lo odio bastante. La FNAC me parece un Corte Inglés para duvedés muy pretencioso y mariquitas. Está, además, lleno de Guay Trash, o sea, mierda modernuqui. Puajh.]


Por eso mismo no descarte que sea fetiche de PepeOGT y vaya como un loco (qué digo, como un TO LOCO) a comprarse todos los tiempos perdidos de Proust a la FNAC.
El perrico, definiendo la HAMBROSIA a ma112nu escribió:Un curasán aceitoso y calentico chorreando en el plato, la sonrisa de un niño, las ttks, un perolo de gazpacho manchego con medio kilo de pan para mojar, las ttks, las pelis de chinos dándose hostias, los ninjas, Mr. T, Mr.T luchando contra los ninjas, cualquier animal comestible, las ttks, correr desnudo por la playa alrededor de la gente mientras silbo el opening de battlestar galactica, la shandy cruzcampo de abadía belga, los torreznos, cualquier cosa rebozada, cagar en espiral, cosas asín, manu, cosas asín.

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Re: Un corsario como otro cualquiera

Mensaje por 6dedosgordosdelpie »

¡Cigarrillos de chocolate!
Me han hablado bien de un tal Palahniuk...
¡Cigarrillos de chocolate!
Me comprado siete libros de un Palahniuk.
¡Cigarrillos de chocolate!
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Perro De Lobo
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Re: Un corsario como otro cualquiera

Mensaje por Perro De Lobo »

Gran aproximación al mito, 6D. Cuando digo mito no me refiero a

RAE escribió:mito.

(Del gr. μῦθος).

1. m. Narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico. Con frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes acontecimientos de la humanidad.

2. m. Historia ficticia o personaje literario o artístico que condensa alguna realidad humana de significación universal.

3. m. Persona o cosa rodeada de extraordinaria estima.

4. m. Persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen.


, sino que lo uso como contracción, de mallorquinito.

Espero que si te publican esta historia, algún día, lo hagan en tapa dura y se pueda comprar en FNAC.
He sido asaltado fieramente por la concupiscencia carnal

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