Po pilla.

La editorial asocial, desde la mas inmunda basura hasta pequeñas joyas... (En obras)
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Straika
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Po pilla.

Mensaje por Straika »

Y entonces yo me dije "oh shit" la vida es una porquería.

Por aquel entonces el consumo de estupefacientes era una práctica rutinaria. Entre biturbos, lagartazos, lomazos, bombitas, calos, aduanas, piratas, tortillas, yogures y brownies transcurria su psicodélica existencia.

Se levantaba una mañana y se subía al alfeizar de la ventana. El sol aún no había salido, el cielo era verde y la luz del alba titilaba como siempre. Las nubes que coronaban el horizonte parecían papeles en llamas que se iban deshaciendo gradualmente.

Algún murcielago despistado y alguna paloma madrugadora recorrían el cielo en vuelos circulares. ¿qué da mas asco, un murcielago o una paloma? Yo no logro discernirlo.

Se subió con parsimonia a la barandilla, soplaba una breve brisa por lo que el cristal del balcon rebotaba en su habitáculo produciendo un sonido de campana sorda.

Apoyó las manos en el techo y respiró hondo. Estaba bastante ilusionada, flexionó las rodillas y saltó. Al principio tuvo algo de miedo. Por dos segundos vaciló y tuvo una diapositiva de sí misma despedazada en aquel horrible suelo de granito. Sospecha no del todo infundada ya que hasta ahora no paraba de caer.

Pero justo a unos cuatro metros del suelo estiró los brazos refrenando significativamente la caida. Intentó elevarse batiendo los brazos como si de alas se tratase, pero por más que se zarandeó no consiguió elevarse un palmo más del metro y medio que le separaba del suelo.

Eso complicaba notablemente las cosas, pues se había vestido para un vuelo entre las nubes igneas. Lo único presentable que llevaba puesto eran unas gafas de sol, y aun estas eran cuestionables en el ámbito del buen gusto. Eran demasiado grandes para su escualida y angulosa cabeza. Por lo demás llevaba su pijama de pingüinitos, sobrio y funcional.

Descubrió que al menos sí podía desplazarse hacia delante, intentó doblar hasta la entrada del edificio pero ella no mandaba. Solo daba energía, comenzó a desplazarse hacia la autopista a una velocidad uniforme. Gracilmente esquivaba los coches como una liebre flotante en un mar de asfalto turbulento.

El infinito turbulento, pensó.

De repente despertó, no sabía donde estaba y no llevaba puestos sus pantalones de pingüinitos, es mas, no llevaba pantalones, solo una ceñida camiseta roja, y tenía el sujetador desabrochado.

Estaba completamente oscuro, consiguió un poco de luz y examinó el perimetro. Aquello era una colección de enseres destartalados y cuadros horteras. Hubo uno que le produjo especial asco, era uno de esos con bebés rodeados de flores que en teoría deben mover a la ternura, ella sintió un deseo atróz de matar a alguien, fuese quien fuese, el caso era que alguien sufriese una lenta y tortuosa agonía para compensar lo asquerosamente almibarado de aquella foto. Pero primero, debía encontrar sus pantalones.

Intentando, mas no consiguiendo, ser sigilosa recorrió la habitación buscando sus agujereados vaqueros. Esperaba no haberlos extraviado, ya no solo porque le gustasen sino porque ir descubierta de cintura para abajo suponía dar una imagen demasiado poco seria para su gusto.

Finalmente los encontró cuidadosamente plegados en una silla junto con el resto de sus pertenencias. Pensó en liarse un porro para no tener que preocuparse de algo tan rudimentario como pensar. Pero después penso que para saber cosas se requiere pensar, y ella quería no solo saber dónde se encontraba, sino cómo había llegado allí. ¿volando a ras de suelo tal vez?.

Una vez vestida y equipadas sus pertenencias se acercó a la puerta, agarró el pomo, respiró hondo para contener el nerviosismo y abrió la puerta de modo brusco.

Etrusco rima con Brusco, pensó.

La luz que iluminaba el pasillo era de neon y titilante. De modo sordo se oían golpes y gritos de gente, fuera lo que fuese que estaba ocurriendo detrás de ese pasillo no era una velada tranquila desde luego.

Su instinto de conservación le indicó que debía salir de allí lo antes posible, el pasillo sólo tenía tres puertas a la derecha. No se lo pensó, entró por la que estaba mas a la izquierda por algún tipo de superstición inversa.

Era una oficina, muchos escritorios con sus correspondientes ordenadores, pero todo estaba patas arriba. Incluidas las sillas, todo el personal de la oficina estaba sudoroso, todos llevaban camisa blanca con rayas verticales azules, la mayoría se las habían desabrochado y lucían churretosa faz.

Se acercó frotandose los ojos, presa de la incredulidad, los mas cercanos hablaban de una invasión de hombres lagarto. Le instaron a que se armase con cualquier cosa que pudiese encontrar y que plantase cara.

Se quiso morir, de todas las oficinas del mundo le tenía que tocar amanecer en la que estaba siendo invadida por una sociedad de hombres rata.

Miró en derredor buscando algo con la suficiente contundencia como para derribar al hombre rata-lagarto. Nunca supo de donde brotó aquella herculea fuerza, el caso es que consiguió arrancar de cuajo una pata tubular metálica de una silla que por allí estaba.

Agarrando la pata a modo de bate se aproximó a una de las escaleras. En ese preciso momento un hombre rata-lagarto bajaba por esa escalera. Su piel era anaranjada, llevaba una futurista pistola conectada a una mochila que cargaba en la espalda. Solo iba cubierto por la zona del pecho y el torax. Para ser un hombre rata-lagarto tenía mucho de cocodrilo.

No se lo pensó dos veces y corrió a esconderse. Aguardó en un lateral de la escalera. Estaba nerviosa y muerta de miedo. Si fallaba el golpe lo siguiente que vería y sentiría sería la quemazón de un rayo laser atravesando su escuálido cuerpo.

"Solo quiero que en mi entierro suene Knocking of heaven doors, la versión de los guns and roses".

El lagarto-rata con cara de cocodrilo bajó a toda prisa mirando a diestra y siniestra. Cuando iba llegando abajo, de la derecha surgió un grito ahogado y ella emergió blandiendo la pata tubular metálica de la silla en direccion a su dentada mandíbula. CRASH!

Me duele la mandíbula, pensó.

El pasillo estaba poco iluminado, el piso parecía desordenado, y sin embargo, limpio. Al fondo se oían los soniditos del televisor, alguna suerte de programa infantil. Evocó su infancia con nostalgia, en el mundo de los adultos ser niño estaba muy mal visto, y ella nunca lo entendió o hizo como si no lo entendiese.

Tres jovenes estaban viendo la tele en lo que comunmente se conoce como actitud de repatingaje. Cuando ella irrumpió en la habitación una de ellas le dedicó una sonrisa de etiqueta y le preguntó si conocía a un tipo.

Sí, le conozco.

Lo que vino después fué un disparatado relato sobre rusos que hablaban de zidane, gente que se baña en un río de ponzoña, ataques subitos y repentinos de calor. Todo ello anegado con litros de cerveza, chupitos de absenta y cortometrajes caseros. Finalmente resultó que aquel lugar era una base aledaña al nido. Por avatares del destino había sido arrastrada allí, no se sabe aun si voluntaria o involuntariamente.

Salió a la calle y experimentó una de las sensaciones mas raras que puede experimentar el ser humano. Si hubiese que bautizarlo con un nombre conocido se hubiese llamado renacimiento. La sensación de salir a la luz y no tener ni puñetera idea de donde se está.

Poco a poco los edificios fueron tomando forma y la gente rostro. No estaba lejos de su destino, pero la lluvia y el cielo gris tiraban de culo a cualquiera que tuviese la perspectiva de andar un trecho. Los romanticos probablemente contradigan esa noción, pero los románticos no tienen los zapatos rotos ni los pantalones de campana.

Se puso la capucha y comenzó a andar. El problema de tener el craneo pequeño, a parte de la obviedad de portar un minúsculo cerebro, es que cualquier gorro queda enorme. Aquella capucha negra rematada con pelillos le daba todo el aspecto de un pesebre y le limitaba el radio de visión a un escaso metro por delante de su chata naríz.

No veo una mierda, pensó

El suelo parecía mojado de brillante que estaba, unos tipos con grandes metralletas cercaban la entrada de aquel lugar. Pensó en hacerles una foto pero habia sido perfectamente adiestrada para no interferir en los planes de quienes portasen instrumentos de dolor, tunos incluidos.

Sin embargo cuando flanqueo a los dos tipos ninguno pareció prestarle la mayor atención. Se sintió como un ser puro de alma porque aquella escena le recordó a la historia interminable. A la prueba de las esfinges que te desintegran con los ojos. Esa escena en realidad daba a entender que atreyu era un cagueta y fuyur un hijo de puta. Solo así se explica que un dragon volador de la suerte con el que has mantenido una extraña relacion sexual de tocamiento de oreja con orgasmo incluido te deje en la estacada en una situación de ese tipo.

Era sorprendente, pero mas allá del aeropuerto sólo había desierto. El suelo era una arenosa uniformidad que se extendía mucho mas allá de donde alcanza la vista. Y como era de noche, todo estaba salpicado de una manta de estrellas veraniegas.

Miró a las estrellas y quiso ir hacia allí, la ultima vez que intentó volar le había salido mal. Pero si habia un sitio mas idoneo para despegar ese era el aeropuerto, por muchos tipos armados que tuviese en su puerta.

Tomó carrerilla y se sorprendió de la velocidad que consiguió alcanzar. Levantó un pequeño surco de fina arena a su paso y cuando consideró que su velocidad era adecuada flexionó las piernas y se impulsó hacia arriba con fuerza.

Se elevó en el aire con gran potencia, la sensacion adrenalínica que le invadió en aquel momento solo podía ser explicada con la visión vertiginosa del suelo alejándose a gran velocidad. Como era el desierto, y no habia nada salvo arena, no pudo saber exactamente la altura a la que se encontraba, solo veía un fondo anaranjado.

De repente dejó de elevarse y comenzó a descender como un globo de helio que pierde fuerza al día siguiente de que tus padres, entre llantos, lloros y pataletas te lo compren con la premisa de que al día siguiente se va a ir a tomar por culo. Pero podría ser peor, mejor helio que drogas.

El suelo seguía acercándose, pero la caida era suave, eso le mosqueó, nunca iba a ser capaz de volar en condiciones. Cayo durante un buen rato, tuvo tiempo de pensar en muchas cosas, a cual mas irrelevante. Para su sorpresa, al hacer contácto con la alfombra de arena se elevó a una velocidad diez veces superior a la del salto anterior. Y en esa ocasión no tuvo tiempo de ver nada, solo una emborronada masa negra, blanca y a ratos brillante. De repente se vió flotando en el espacio.

¿Cómo puedo respirar aquí? Pensó.

No hay mejor modo de hacer vida sana que no tener nada con lo que colocarte. Ese pensamiento surcaba su mente mientras rebuscaba en el mueble bar algo con lo que emborracharse en aquella noche loca., y lo encontró.

La vida pirata es la vida mejor. Era una chica bastante aburrida en realidad, quiero decir, nuestros nietos jamás comentarán sus hazañas. Pero poseía un género extravagante de magnetismo al modo de las lámparas de lava o las esferas de rayitos que hacía que su presencia fuese algo requerido.

Cuando llegó llevaban esperándole una hora. Pero nadie recriminó nada, era lo justo. La noche comenzó con un sano nivel de insanidad, prosiguió rebasando el límite de lo sano llegando al de socialmente aceptable, pero culminó con lo que los expertos denominan desparrame total.

Estaba amaneciendo, pero como estaban orientados al oeste no podía ver la salida del sol, eso daba totalmente igual porque aunque hubiesen entrado en erupción simultanea todos los volcanes del planeta, ella no se habría dado cuenta.

Me están mirando, pensó.

Gracilmente e ignorando cualquier cosa relativa a la ley de la gravedad. Acometizó, porque aquello tenía todo el aspecto de ser un cometa a la deriva. El suelo era de color marrón oscuro, tal vez porque no había luz suficiente. Parecía tierra, pero tenía la dureza de una roca.

Muy al fondo se oían ruidos metálicos y se intuían fogonazos, echo a correr hacia ellos. Huir era tontería, el cometa no era mas extenso que un campo de futbol y ella se encontraba en uno de los límites.

Cuando llegó al otro extremo sin apenas fatigarse encontró una suerte de teatro con una gran puerta de garaje al fondo. Comenzó a andar hacia a ella sin reparar en que había un pasillo justo a la izquierda del que emergió una horrible criatura.

Era similar a un grotesco cerebro gigante rojo con las patas azules y un horrible y venoso ojo en el centro. Le miraba amenazadoramente y abrió la boca para lanzarle un rayo iridiscente.

No tuvo tiempo de verlo venir, lo primero que sintió fue como si le metiesen en una freidora repleta de aceite hirviendo. Después perdió la visión. Lo último que escuchó fué un pitido estridente, mal sonido para ser el último, nada que ver con los Guns & Roses.

-----------

- ¿los guns & roses? ¿eso qué es?

- Ya te dije que XRHG30 estaba un poco ida de la terminal.

- aaaah. ¿por eso le matáste?

- No, por invadir nuestro cometa.

- ¿crees que merecía esa muerte?

- ¿crees que eso le importa ahora mismo? No importa lo que encuentres al final del camino, ni siquiera importa el camino, la cuestión es que lo recorres.

- ¿y para qué se recorre si no sirve de nada?.

- Porque se vive con la creencia de que a dos manzanas nos espera la apoteosis catártica.

- ¿y no tiene lugar?

- No, no existe tal apoteosis, solo tú puedes inventártela o bien puedes morirte en este preciso momento pensando que vaya mierda de camino, y qué tomadura de pelo sin sentido.

- Bien, eso haré.
Aro.

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Perro De Lobo
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Re: Po pilla.

Mensaje por Perro De Lobo »

WAT
He sido asaltado fieramente por la concupiscencia carnal

Álvaro
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Re: Po pilla.

Mensaje por Álvaro »

Corwyn saliendo de un hospital Neoyorkino.
Sujetador desabrochado.
Un huevo de epítetos.
Apoteosis catártica.
´-

Álvaro
El forero antes conocido como alvarito
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Registrado: 15 Nov 2006 02:44

Re: Po pilla.

Mensaje por Álvaro »

Me he puesto a leerlo en diagonal y me he visto obligado a frenar un poco para ir enterándome. Esa es buena señal.

He leído un huevo de cosas lisérgicas y mi mente ha decidido que como eran un montón de cosas lisérgicas podía resumirlas así: "Y entonces la tía se tira y parece que se va a escachar contra el suelo, pero entonces SPOILER y "un montón de cosas lisérgicas" y entonces: me gustaría que sonara el Knockin' on Heaven's Door de los Guns & Roses en mi funera. Y entonces "otro montón de cosas lisérgicas". Y entonces: [SPOILER]". Sin menospreciar los viajes ácidos, pero es que no son horas.

Por otra parte los viajes ácidos pueden ser un buen ejercicio de estilo, y como estilo lamento decir que tengo la impresión de que escribes como el que se pone a escribir en plan "me apetece escribir algo literario hoy" y empieza a largar un huevo de adjetivos explicativos (que creo que eran los epítetos) cuando no lo hace coloquialmente en la puta vida.

Aparte de eso, me gusta el fondo de la cuestión, la historia existencialista ésta. Y las dos o tres referencias pseudofrikis o... en fin, muy nuestras, entendiendo como "nuestras" la franja generacional y el ámbito cultural.

Eso y que siempre es un placer leerte escribir "sujetador", claro.

¡Ciau pescau!
´-

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mayhem
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Re: Po pilla.

Mensaje por mayhem »

Pues a mí me ha gustado, a pesar de no saber diferenciar si es más asqueroso un murciélago o una paloma, a pesar de ponerle tilde a atroz (lo siento, Straika, normalmente no reparo en estas cosas, pero cuando lo hace alguien que escribe bien como tú, pues no puedo refrenarme) y a pesar de otra cosa que ya he olvidado por entretenerme con lo de la tilde.

Si se trata de una alegoría a la historia de la filosofía/literatura/pensamiento occidental, me parece muy de puta madre, muy logrado a la vez que triposo y desenfadado.

Si no trata de nada de eso, es que llevo cuatro white russians menos de los precisos para leerte.

Pero que bien.

Venga.
Dolordebarriga escribió:Mayhem, te nombro phorero del año

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Mclaud
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Re: Po pilla.

Mensaje por Mclaud »

Soy el unico que aprecia la clara influencia de Beckett?.
tonetti escribió:¿Estás intentando razonar con Maclukis? (...) BAstante dacuerdo con macklukis (...) Muy de acuerdo con lo que dice maclakis

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Doctor Beaker
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Re: Po pilla.

Mensaje por Doctor Beaker »

Yo a Beckett no lo conozco, pero a Philip Dick me hizo acordar un montón.
“Un libro permanece, está en su anaquel para que lo confrontemos y ratifiquemos o denunciemos sus afirmaciones. El diario pasa. Tienen una vida efímera. Pronto se transforma en mantel o en envoltorio, pero en el espíritu desprevenido del lector va dejando un sedimento cotidiano en que se asientan, forzosamente las opiniones. Las creencias que el diario difunde son irrebatibles, porque el testimonio desparece”
Raúl Scalabrini Ortiz, Política Británica en el Río de la Plata

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