Gandalfini escribió:En esa misma calle o en la otra, es que SV y la Palma en esas manzanas son iguales y nunca sé qué garito está en cuál de las dos, está el Mercurio o Mercury o algo así, que es caro, pero te ponen rock antiguo, del bueno y con vinilos. No hace falta que pidas Pink Floyd para que lo pongan.
Pues no he estado. Yo también me he retirado de la zona malasañera, pero cuando iba, además de garitos "de hablar", como Lola Loba, Star Café y así, me gustaba frecuentar el Louie Louie y el Only You, cuyo calimocho con canela ejercía una poderosa atracción sobre mí. Y el Mission Cleimb, pero cuanto más hablamos más nostalgia me da todo.
Gandalfini escribió:¿Quién tiene unas esposas que se desmontan solas? Joder, y eran toledanas.
Jaja, joder hace mil que no salgo por ahí madre mia, ni había visto el edificio ese que pones.
El Rey Lagarto la verdad es que se saturaba pasada la 1:00 de malísima manera. Momento en el que era bueno largarse dando tumbos hacia el Nasti (palabras mayores en lo que a mugre, guarris divertidas, ambiente garagero...) o hacia La Vía Lactea para potar en la entrada y acto seguido irte a un Sprint a por un bocadillo de bacon con queso.
¿Y la tasca esa que estaba cerca del Angie que tenía un fondo enorme que se convertía en una especie de taberna donde te sableaban por cutre-jarras de sangría y se podía jugar a cienmil juegos de mesa diferentes y llenos de alcohol solidificado y gotas de mayonesa con colonias civilizadas de hongos?
Joder, pues ese edificio lleva ahí ya bastantes años. Fue un duro golpe para mí.
No sé si será el Red Bar, el de los sillones costrosos, los juegos de mesa y la familia rancia que subía los precios cada semana.
La Vía Lactea, mother of mine, el primer garito de copeo al que entré en mi vida. 2 copas 500 pelas en la hora feliz. El gafapastismo es tal que no lo soporto, como me dijo un día uno de otro foro: si te ligas aquí a a una es como si te estuvieras ligando a tu madre.
El Red Bar. Sigue existiendo. Yo lo que echo de menos es tener hambre a las dos de la mañana y dirigir mis pasos hacia el Pizza&Pita, ese antro de suelo pegajoso que no cierra jamás. Quien no haya estado, no ha vivido.
Joder, todos hemos hecho lo mismo durante nuestra etapa malasañera.
Entrañable al 1000% el indio ese con acento madrileño que te servía las raciones que le salía de los cojones cuando el garito ya estaba hasta los topes.
Y el Red Bar. Uoah, inmejorable para ir alegrando a las incautas que se dejaban hacer la ruta turística por la zona.
Cuando me dejaban acercarme a menos de cincuenta metros a una mujer.
¿El Pizza era ese que era un cuadrado y ya? Si es ése, la primera vez que entré vi una cucaracha del tamaño de Manhattan en la pared y me fui de allí gritando ¡AQUÍ VA A COMER TU PUTA MADRE! Y mis amigos aun así, compraron comida.
Aaaah, ése es el del triángulo con dos bancos siempre llenos de yonkis. Que por cierto a ese triángulo le han puesto por nombre el del cantante yonki (muy buen puesto) ése que se ha muerto hace poco.