Wray Heights es el jodido infierno
Publicado: 27 Mar 2006 15:41
De entre los miles de supervivientes que deambulan por la ciudad de Malton, algunos en grupos más o menos homogéneos y otros de manera solitaria, zombies desesperados por sorber algo de cerebro humano para sobrevivir otro día más en esa pesadilla donde todos desean estar muertos. Un barrio sobresale por su especial crueldad: el suburbio maldito de Wray Heights, cuartel general y sede de una secta satánica cruel y alocada llamada de los adoradores de Policarpo Díaz, que marcan a sus miembros con las dos letras P y H a fuego en sus caras. Tal es su brutalidad que hasta los zombies les temen y gruñen con horror al ver las terribles pintadas que bordean la zona muerta “HIJOSDEPUTAHIJOSDEPUTAHIJOSDEPUTAH”
Su primer líder, un ser terrible y grotesco apodado Dolor de Barriga, comenzó a construir un movimiento que dejó todavía por determinar, cuando devorado por sus propios hijos, fue defenestrado como líder del klan. Entre ellos son temibles, capaces de devorarse los higadillos por un quítame allá esas pajas; pero ¡ay del incauto que se aproxime al territorio de la secta! Le matarán y revivirán indefinidamente solo por compartir entre ellos el indescriptible placer que les provoca su tortura continua, así lo manda San Poli dicen.
Forastero, abandona toda esperanza al entrar en Wray Heights, dentro del mundo apocalíptico en el que nos ha tocado vivir, aquello es el Horror entre el Horror, el Horror Absoluto. Y los seguidores de San Poli, ahora liderados por curreta Norna tonetti y juggernaut, se están organizando para lo que llaman El Holocausto Final, la gran ceremonia azteca del Dolor y del Caos concelebrada para rendir pleitesía a San Poli Diaz, patrono de yonkis, exboxeadores actores porno amateurs y demás asociales de internet. Quieren agrupar a todos los paradox, miembros de un poblado rival, para su exterminio total. Ya no matan para alimentarse como hacemos los demás o por el mero placer de descargar un poco de plomo, para ellos es Misión Divina y no dudarán en inmolarse por el Santo Patrón y la Yihad de San Poli, que en su primer mandamiento especifica clamadamente “MATALOS A TODOS Y LUEGO PREGUNTA”. Están bien organizados y se coordinan noche y día en lo que han bautizado como LA SOLUCIÓN FINAL, genocidio milimétricamente planeado de todos los que no sean miembros de la secta.
Nadie puede comprender como incluso en este mundo dantesco ha podido surgir una organización tan bestial de gentes que otrora fueron ¿humanos? Ni los peores demonios sedientos de sangre y llenos de odio pueden equipararse a los PH. Su locura homicida ha alcanzado límites apocalípticos y no pararán jamás, como una plaga enloquecida de langostas o una marabunta de hormigas rojas gigantes destruirán todo a su paso, this is the end, my friend.
En homenaje a ellos, dejo aquí una historia que escribí hace tiempo y está basada en hechos reales (aunque cueste creerlo):
HOLOCAUSTO CANÍBAL
Uno de los episodios más terroríficos de los que se tiene noticia, sucedió en África, como no. Yo lo conocí leyendo un libro de viajes sobre Tanzania. Sucedió que a mediados del siglo XVII, mientras la armada portuguesa sometía a un sitio a la pequeña isla de Zanzíbar (uno de los mayores enclaves comerciales de África Oriental con el Índico). Observaron atónitos como miles de personas provenientes del Continente, trataban presas del pánico de llegar a ella; y los propios isleños les suplicaron ayuda para combatir al Terror que venía del Sur, podrían hacerse sus dueños, pero debían defenderles de la Gran Pesadilla. Los marinos portugueses, hombres rudos y hechos a cualquier contratiempo, jamás imaginaron lo que se encontrarían. Oleadas de salvajes enloquecidos con su piel negra pintada de vivos colores, atacaban arrasando todo lo que encontraban a su paso, con una fiebre destructora que ni el propio Atila sufrió. Mataban todo aquello que encontraban y sólo dejaban con vida a algunos supervivientes, que a lo largo de su camino les servirían de almuerzo. Su filosofía era moverse comiendo a los que encontraran a su paso, no les interesaba la caza, ni la pesca ni la recolección, ni mucho menos hacerse con sembrados agrícolas para su propia manutención, con carne humana les bastaba; y era lo que habían ido a buscar, cuando arrasaban en su odisea antropófaga a un poblado devorando a todos sus habitantes, seguían su camino buscando otro, eran cientos de guerreros, muy bien armados y adiestrados para lo que era África en aquellos tiempos. Una horda caníbal.
Los portugueses trataron de disuadirles de atacar la costa alrededor de Zanzíbar con cañonazos desde sus barcos. Pero no tuvieron demasiado éxito, aunque lograron salvar a la isla, pues los caníbales no disponían de naves con las cuales cruzar el estrecho de mar que la separaba de África.
Aquellas bestias con hambre humana, seres enloquecidos por algun tipo de droga alucinógena, que demostraban en combate un valor suicida y una ferocidad animal, provenían de un lejano país a miles de kilómetros de allí, nada más y nada menos que lo que hoy se conoce como Zambia; y los más espeluznante es que habían recorrido aquella considerable distancia a pie, masacrando a cientos de aldeas para devorar a sus habitantes. Aquello tan atroz era su forma de vida. Tenían los dientes afilados y horripilantes marcas rituales por todo su cuerpo, eran los cazadores de hombres e iban en grupos numerosos, gustaban de comer crudas a sus presas, abrir sus vientres con sus azagayas mientras aún estaban vivas y devorar sus vísceras palpitantes.
Eran la marabunta caníbal, el terror de África.
SUPLICO QUE ME NOMBREN POETA Y NARRADOR DE LAS GLORIOSAS GESTAS DE LA MÍTICA RELIGIÓN DE SAN POLI
Su primer líder, un ser terrible y grotesco apodado Dolor de Barriga, comenzó a construir un movimiento que dejó todavía por determinar, cuando devorado por sus propios hijos, fue defenestrado como líder del klan. Entre ellos son temibles, capaces de devorarse los higadillos por un quítame allá esas pajas; pero ¡ay del incauto que se aproxime al territorio de la secta! Le matarán y revivirán indefinidamente solo por compartir entre ellos el indescriptible placer que les provoca su tortura continua, así lo manda San Poli dicen.
Forastero, abandona toda esperanza al entrar en Wray Heights, dentro del mundo apocalíptico en el que nos ha tocado vivir, aquello es el Horror entre el Horror, el Horror Absoluto. Y los seguidores de San Poli, ahora liderados por curreta Norna tonetti y juggernaut, se están organizando para lo que llaman El Holocausto Final, la gran ceremonia azteca del Dolor y del Caos concelebrada para rendir pleitesía a San Poli Diaz, patrono de yonkis, exboxeadores actores porno amateurs y demás asociales de internet. Quieren agrupar a todos los paradox, miembros de un poblado rival, para su exterminio total. Ya no matan para alimentarse como hacemos los demás o por el mero placer de descargar un poco de plomo, para ellos es Misión Divina y no dudarán en inmolarse por el Santo Patrón y la Yihad de San Poli, que en su primer mandamiento especifica clamadamente “MATALOS A TODOS Y LUEGO PREGUNTA”. Están bien organizados y se coordinan noche y día en lo que han bautizado como LA SOLUCIÓN FINAL, genocidio milimétricamente planeado de todos los que no sean miembros de la secta.
Nadie puede comprender como incluso en este mundo dantesco ha podido surgir una organización tan bestial de gentes que otrora fueron ¿humanos? Ni los peores demonios sedientos de sangre y llenos de odio pueden equipararse a los PH. Su locura homicida ha alcanzado límites apocalípticos y no pararán jamás, como una plaga enloquecida de langostas o una marabunta de hormigas rojas gigantes destruirán todo a su paso, this is the end, my friend.
En homenaje a ellos, dejo aquí una historia que escribí hace tiempo y está basada en hechos reales (aunque cueste creerlo):
HOLOCAUSTO CANÍBAL
Uno de los episodios más terroríficos de los que se tiene noticia, sucedió en África, como no. Yo lo conocí leyendo un libro de viajes sobre Tanzania. Sucedió que a mediados del siglo XVII, mientras la armada portuguesa sometía a un sitio a la pequeña isla de Zanzíbar (uno de los mayores enclaves comerciales de África Oriental con el Índico). Observaron atónitos como miles de personas provenientes del Continente, trataban presas del pánico de llegar a ella; y los propios isleños les suplicaron ayuda para combatir al Terror que venía del Sur, podrían hacerse sus dueños, pero debían defenderles de la Gran Pesadilla. Los marinos portugueses, hombres rudos y hechos a cualquier contratiempo, jamás imaginaron lo que se encontrarían. Oleadas de salvajes enloquecidos con su piel negra pintada de vivos colores, atacaban arrasando todo lo que encontraban a su paso, con una fiebre destructora que ni el propio Atila sufrió. Mataban todo aquello que encontraban y sólo dejaban con vida a algunos supervivientes, que a lo largo de su camino les servirían de almuerzo. Su filosofía era moverse comiendo a los que encontraran a su paso, no les interesaba la caza, ni la pesca ni la recolección, ni mucho menos hacerse con sembrados agrícolas para su propia manutención, con carne humana les bastaba; y era lo que habían ido a buscar, cuando arrasaban en su odisea antropófaga a un poblado devorando a todos sus habitantes, seguían su camino buscando otro, eran cientos de guerreros, muy bien armados y adiestrados para lo que era África en aquellos tiempos. Una horda caníbal.
Los portugueses trataron de disuadirles de atacar la costa alrededor de Zanzíbar con cañonazos desde sus barcos. Pero no tuvieron demasiado éxito, aunque lograron salvar a la isla, pues los caníbales no disponían de naves con las cuales cruzar el estrecho de mar que la separaba de África.
Aquellas bestias con hambre humana, seres enloquecidos por algun tipo de droga alucinógena, que demostraban en combate un valor suicida y una ferocidad animal, provenían de un lejano país a miles de kilómetros de allí, nada más y nada menos que lo que hoy se conoce como Zambia; y los más espeluznante es que habían recorrido aquella considerable distancia a pie, masacrando a cientos de aldeas para devorar a sus habitantes. Aquello tan atroz era su forma de vida. Tenían los dientes afilados y horripilantes marcas rituales por todo su cuerpo, eran los cazadores de hombres e iban en grupos numerosos, gustaban de comer crudas a sus presas, abrir sus vientres con sus azagayas mientras aún estaban vivas y devorar sus vísceras palpitantes.
Eran la marabunta caníbal, el terror de África.
SUPLICO QUE ME NOMBREN POETA Y NARRADOR DE LAS GLORIOSAS GESTAS DE LA MÍTICA RELIGIÓN DE SAN POLI