El Pais, hoy.El motor de Piqué es la competitividad, la ambición, la necesidad de retos, una actitud que a veces se confunde con la falta de respeto, sobre todo por parte de quienes se presentan como los jueces del bien y del mal en un mundo en que a menudo se dramatiza lo más trivial y funciona el populismo más banal. A mayor presión, cuanta más grande es la expectación, mejor acostumbra a ser la respuesta de Piqué. Suscambios de orientación del juego son únicos en el fútbol.
No es seguramente un modelo de deportividad, y hasta se puede discutir sobre su grado de rivalidad, pero no es sospechoso, sino consecuente con su forma de ser y sobre todo digno de la camiseta que defiende con el Barça y la Roja; acaso se le puede pitar por la rabia que da, en la misma medida que Cristiano Ronaldo.
El Pais, hace tres años.Hace sólo unos meses, antes de la final de Copa contra el Barcelona, Mourinho llegó a la conclusión de que la única manera de ganarle al Barcelona pasaba por usar el físico al límite del reglamento y la intimidación como camino para tensar el partido. Así que la trifulca de Piqué con Pepe en el túnel de vestuarios del Bernabeu unos días antes, al término del partido de Liga, le vino de perlas: "He vivido en Barcelona, conozco esa casa y se que les enseñan a odiar a los jugadores del Madrid", le dijo el portugués al equipo. Y concretó en referencia a los jugadores españoles: "Vosotros pensáis que son vuestros amigos y no lo son. Ellos son del Barça, no son vuestros compañeros". Mourinho empujó a los jugadores españoles a una conducta sorprendente, por impropia de tipos como Ramos, Arbeloa o Xabi Alonso, una trampa en la que cayó hasta Iker Casillas, obligado como capitán a sumarse al discurso único de su entrenador.
(..)
Un año después, contra el deseo de Mourinho, los futbolistas de la selección, unos y otros, han reconducido las relaciones. Han aceptando sus culpas, cada uno las suyas, y aunque es cierto que hay cosas que no se olvidan y que nada volverá a ser igual en las relaciones personales, es evidente también que sobre el terreno de juego, desde la Supercopa, las cosas han cambiado. "Con nuestros compañeros de la selección no habrá ningún problema, todos mantuvieron una actitud ejemplar", recordó ayer Gerard Piqué, que en su momento tuvo que dar explicaciones a sus compañeros del Madrid.
La clave en El Pais, como siempre, es la negrita. Y ser del Barsa, claro.