Villarato más guardiolato igual a esto
ALFREDO RELAÑO | 04/12/2010
Va a ser verdad lo de que Guardiola mea colonia. Su insistencia irrazonable en que el Barça viajara en avión y sólo en avión, se tradujo primero en un conato de aplazamiento del partido con Osasuna (pacto bilateral Barça-Federación) y luego, ante la indignación de Osasuna, que no tragaba, y el ambiente de reproche general, en un viaje tarde y mal, que se podía haber hecho antes. Vía AVE a Zaragoza y luego corto recorrido en autobús a Pamplona. Al final hubo partido, pero tres cuartos de hora más tarde de lo previsto. A la media hora, debería habérsele dado el partido por perdido, pero se le concedió esa gracia.
Porque mientras Guardiola se sentía estupendo, clubes históricos, como el Atlético o el Valencia, y otros que no lo son tanto pero merecen el mismo respeto, se afanaban por sortear, por carretera o tren, y en condiciones mucho más complicadas, el bloqueo aéreo. (Por cierto, mi felicitación a esos gambas que han dejado a trescientas mil personas en los aeropuertos y a esta España, ya en dificultades, de nuevo en lenguas. Nunca tan pocos hicieron tanto daño a tantos). Acudir en tiempo y forma a un partido es obligación cuyo descuido se penaliza con la pérdida del partido y de tres puntos más de sanción.
Pero el Barça es especial, ya se sabe. Sólo él se retiró de la Copa (¿recuerdan? contra el Atlético) sin sanción. Sólo él jugó una vez a las doce de la noche (¿recuerdan? contra el Sevilla). Sólo él retiró a dos jugadores de la Selección para jugar la Supercopa (¿recuerdan? Xavi y Puyol, contra Islandia). Sólo él pudo acudir a la justicia ordinaria sin reproche, tras lo del cochinillo. (La Federación cambió la norma, luego el Barça se retiró de esa vía y la Federación le aplicó el beneficio de retroactividad administrativa y no cumplió el cierre). Todo eso es villarato, no sólo (que también) lo de Iturralde y demás.
El Barça se cree ya con derecho a todo
Alfredo Relaño | 05/12/2010
El Barça es especial, ya se sabe. Sólo él se retiró de la Copa (¿recuerdan? contra el Atlético) sin sanción. Sólo él jugó una vez a las doce de la noche (¿recuerdan? contra el Sevilla). Sólo él retiró a dos jugadores de la Selección para jugar la Supercopa (¿recuerdan? Xavi y Puyol, contra Islandia). Sólo él pudo acudir a la justicia ordinaria sin reproche, tras lo del cochinillo. (La Federación cambió la norma, luego el Barça se retiró de esa vía y la Federación le aplicó el beneficio de retroactividad administrativa y no cumplió el cierre). Todo eso es villarato, no sólo (que también) lo de Iturralde, Teixeira y demás.
Por eso ha llegado a atreverse a tanto. Por eso un personaje tan poco esclarecido como Jorge Pérez llegó a ver razonable pasar el partido al día siguiente, sin ningún respeto por Osasuna y su público, ni por las televisiones, ni por nada. Sólo la indignación de Osasuna, cuyo presidente, Izco, se plantó, y algunas mentes razonables en la casa hicieron que desistiera de su caprichosa postura. Y viajó a Pamplona, donde llegó tarde y se le consintió jugar pasada la media hora que las normas prevén. En puridad, debieron darle el partido por perdido y haberle quitado otros tres puntos.
A todo esto, mientras el Barça se sentía estupendo, clubes históricos, como el Atlético o el Valencia, y otros que no lo son tanto pero merecen igual respeto, se afanaban por sortear, por carretera o tren, y en condiciones mucho más complicadas, el bloqueo aéreo. (Por cierto, mi felicitación a esos gambas que han dejado a trescientas mil personas en los aeropuertos y a esta España, ya en dificultades, de nuevo en lenguas. Nunca tan pocos hicieron tanto daño a tantos). A cualquiera de esos clubes le hubiera parecido inconcebible hacer otra cosa. Al Barça, no. Y además acabó echando la culpa a la Federación.
De un día para otro, vaya huevos.
