Shiz escribió:Menos mal que no quieres cargar las tintas; así, como de puntillas, vas sacando los trapos sucios según te tiro de la lengua. En la siguiente respuesta me dirás que su madre es una buscona. Y sigues empeñado en recordarme lo evidente, ante lo que me rindo desde el principio: el fenómeno Nadal. Pero es que yo sólo digo que Federer no pudo contenerse y que en mi opinión, esas lágrimas mostraban reconocimiento. Donde "reconocimiento" es "este tío no me va a permitir llevar a cabo mis planes". Qué más dará lo que dijera en el pasado si el tiempo pondrá a cada uno en el lugar que le corresponde. Por qué ese rencor.
Pues porque al que estaban quitando protagonismo es español; si el que se llevaba la copa hubiese sido Tsonga te hubiese entrado congoja como a mí. Que daban ganas de cogerle aúpa, tú. Como también está bien recordar que el manacorí es mucho más fuerte mentalmente, por lo que mantener la compostura le es más sencillo. Casi natural. Y lo digo sin pretender quitarle mérito alguno, pero sabes que es así.
Que Nadal sea español puede hacer que le apoye a la hora de ganar, pero no que no vea las cosas como son. Cuando empecé a ver tenis, un español ganando era algo que ocurría sólo de vez en cuando, hablo antes de la irrupción de la escuela catalana y de la posterior explosión del tenis español en pleno. Vi muchas finales, cómo las celebraba el vencedor y cómo se quedaba el perdedor.
Y en aquella época las rivalidades eran bastante más duras psicológicamente que ahora: Connors y MacEnroe se odiaban (literalmente); Borg no pudo soportar que MacEnroe le superase en Wimbledon y directamente se retiró; Vilas aún hoy está escocido porque Borg dominó la tierra batida con superioridad insultante (Vilas dominaba a todos los demás pero Borg le barría a él de maneras a veces humillantes); a Lendl le temían todos los jugadores pero el público no le respetaba lo suficiente por perder final tras final (incluso hoy se le subestima a la hora de situarle en la historia). Todos estos jugadores tenían muy altas metas y unos a otros se las truncaron mutuamente. Hablamos de gente que, en algunos casos, involucraba verdadera animadversión personal en sus partidos. Pero el tenis es el tenis, y el momento de la entrega de trofeos pertenece a quien gana.
Si Tsonga hubiese ganado en vez de Nadal, hubiese pensado exactamente lo mismo que pienso pero con más razón: ya que para Tsonga hubiese sido su primer Slam y hubiese resultado todavía más chocante ver cómo se le arrebataba el momento. Con los años, las ceremonias de entrega que se recuerdan con agrado son aquellas en las que el vencedor es la estrella. Como cuando Yannick Noah correteaba por las gradas, o cuando el GRAN Gustavo Kuerten, al ganar la última bola de la final de Roland Garros, dibujó un corazón con la raqueta en la tierra batida y se dejó caer en el centro. Toda esta gente ganó a alguien en su día, y ese alguien se quedó tanto o más jodido que Federer. Para alguna de esa gente, era quizá la única oportunidad de ganar un Slam, mientras que el suizo ya ha ganado 13 puñeteros slams, eso es más de lo que ganaron Bjorn Borg, MacEnroe, Agassi, etc etc.
Mientras Federer ha estado ganando Slams y poniendo sus pucheros en el fuego, el propio Gustavo Kuerten, por ejemplo, ha estado arrastrándose por torneos de ínfima categoría por culpa de sus lesiones: un hombre que ganó 3 Roland Garros pero que podría haber ganado, quién sabe, cinco o seis, si el cuerpo no le hubiese fallado. De hecho se acaba de retirar hace nada, en un segundo plano, sin dar la nota... hablamos de un jugador de un talento casi mágico sobre tierra, alguien que estaba haciendo historia y que realmente sí tendría motivo para echarse a llorar por sus derrotas.
Este señor sí que es elegante.
Federer en cambio lo ha conseguido todo. Él también ha cortado las alas a jugadores que podrían haber logrado cosas: Roddick ha peleado como un cabrón pero no ha podido con el suizo. Ferrero, que tiene un talento sublime, ha intentado recuperarse pero Federer le ha cortado el paso en más de una ocasión. Hewitt no volvió a ser el mismo cuando Federer aprendió cómo dominarle.
Ahora le ha tocado a Federer morder el polvo, es algo que siempre ocurre. Y no ha sido de improviso. Nadal lleva cuatro o cinco años progresando continuamente, tocándole la cara una y otra vez, mejorando continuamente en todos los aspectos de su juego. Esto se veía venir sin discusión desde hace un año por lo menos. Lo que Federer tiene que hacer es tragárselo con pan. Ya ha conseguido mucho y es lo bastante bueno como para conseguir más, así que tanto drama es innecesario.
Puede retirarse mientras aún está en forma como hizo Sampras, o puede intentar ser competitivo el mayor número de años posible como hizo Agassi. Pero lo que no tiene que hacer es adoptar el papel de princesita herida continuamente, especialmente cuando repito que fue el primero en subestimar a Nadal.
E imagina lo que tiene que ser para un jugador de 18/19 años que el mejor del mundo, el nº1, tu ídolo, diga de ti que "no eres para tanto". ¿Te imaginas eso? Además de apiadarte de Federer, ¿puedes entender lo que algo así debió significar para Nadal?
Otto escribió:Djokovic también lloró en los JJ.OO. cuando después de todo un partidazo con Nadal perdió el partido en una volea fácil con toda la pista vacía.
(...)
Sólo los más grandes lloran.
Para empezar: Djokovic es un niñato gilipollas del quince, y ni siquiera tiene los huevos ni la hombría de los Grandes Gilipollas del pasado como Jimmy Connors, John MacEnroe o incluso ejemplos más recientes como Lleyton Hewitt.
El señorito Djokovic fue el que hace un par de años, tras ser barrido de una pista de tierra por Nadal, dijo con todo el jeto que "había tenido el partido bajo control", algo de lo que aún se está riendo mucha gente cuando lo recuerda. El señorito Djokovic es el que se ha retirado un puñado de veces en partidos comprometidos justo cuando iba perdiendo. La última vez, en este mismo Open de Australia, hasta Federer -que detesta a Djokovic- ha dicho que "no le extraña" y que el serbio es muy tendente a salir por patas cuando las cosas van mal. El señorito Djokovic es el que tiene una familia de gitanacos insoportables que consiguió lo nunca visto: que Federer, en mitad del partido, se girase hacia el box de familiares y dijese "shut up!" con toda la mala hostia. El mismo Djokovic que se divierte imitando una y otra vez al resto de tenistas, pero que es incapaz de asimilar que le eliminen de los Juegos.