Genial.
Y aprovechando las fotos, voy a iniciar un debate sobre lo de Laporta. Veo que ha habido críticas desde ciertos sectores sensacionalistas (radio, prensa, tv) hacía la fiesta que se pegó Laporta y la posterior ¿pillada? fotográfica. La crítica básicamente es: "Un representante de una institución no puede dar esa imagen. Un representante de una institución no puede salir de fiesta, decir tacos, fumar en público, gastarse dinerales en restaurantes... de hecho, un representante de una institución ni siquiera debería cagar en público, porque cagar es obsceno y
en público podría significar que nuestros niños empiecen a cagar en las calles".

Ya no voy a recalcar la obviedad de que todo el mundo ha salido de juerga alguna vez en tu vida, aunque sólo fuese para no volver a hacerlo nunca más. Tampoco voy a pararme en que criticar una nimiedad como que el presidente de un club deportivo celebre
algo yéndose de copas es una pérdida de tiempo que no tiene demasiado interés. Voy a llevar el debate mucho más alla.
Lo que hay que hacer es un repaso a la sociedad actual y llamarnos un poco hipócritas. Aquella frase de "Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra" todo el mundo tiene que estar bien enterado de que va, es algo que hay que explicarlo en 1º de primaria. Aquí o somos todos unos santos y nos metemos en los putos templos o nadie tiene derecho a criticar a nadie, y quien lo haga, es un jodido hipócrita. ¿O hay alguien presente que pueda tirar la primera piedra? ¿Hay alguien en la radio que pueda? ¿Hay alguien en la política? ¿En el periodismo? ¿En la tele? A ver, me encantaría saber quién es.
El caso es que el ser humano en lo más hondo de su interior busca la perfección y la enfoca en los personajes públicos o institucionales. Ellos tienen que ser perfectos y no tener ningún fallo, fallos como los que tenemos las personas de a pie: ellos tienen que ser como realmente deberíamos ser todos. El afán por meter a los famosos dentro de una sub-película de la vida real, y opinar de ellos como si fueran putas marionetas manejables que deben actuar como realmente debería ser, dentro de un marco de sentido común honrado, bondadoso, bueno, sano. Pero que nadie sigue porque es contaminado por existir la innegable vanidad en la práctica, no así como en la teoría, donde uno puede hablar lo que quiera y lo que le de la gana. Y es aquí cuando entra en juego la hipocresía.
Y sí, Laporta sólo ha despertado una crítica social que llevaba dentro. No escribo esto por él, lo hago por todos. Normalmente un tema despierta algo que debo escribir, y me sale solo. Esto por si viene algún pringao a decirme chorradas sobre "defender" a Juan.