Caballeros, el tema es el siguiente:
¿Tampón o compresa?
Les recuerdo que empieza y elige opción Perro De Lobo, que el primer asalto de cada uno deberá ser meramente argumentativo (sin citas directas o indirectas a los argumentos del rival) y que en los segundos asaltos pueden actuar como les dicte su (mala) conciencia. Tienen de plazo hasta el domingo 29 de febrero.
Que gane el mejor.
8ª jornada: Perro De Lobo versus Grumete.
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Barbie Superstar
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Perro De Lobo
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Lo que va a ser divertido es lo que yo vengo a decir.
Que en vista del poco tiempo del que dispondré durante esta semana, pido un aplazamiento del combate hasta el domingo próximo, el nosecuantos de marzo.
Porfaporfaporfaporfaporfa...
PD: Mis disculpas a mi adversario.
Que en vista del poco tiempo del que dispondré durante esta semana, pido un aplazamiento del combate hasta el domingo próximo, el nosecuantos de marzo.
Porfaporfaporfaporfaporfa...
PD: Mis disculpas a mi adversario.
He sido asaltado fieramente por la concupiscencia carnal
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Perro De Lobo
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Quiero defender las compresas.
Pero no las de ahora, sino las de antes. Las compresas de verdad, sí. Esas monstruosidades color crema. Las que eran de un par de centímetros de grosor. Esas que no tenían chorradas de alas, ni forma de tanga, y no olían a nubes ni a niños muertos.
Una buena mujer, de amplias caderas, una buena criadora, podía confiar en que aquella especie de pañal sin elasticos que se ponía cada mañana, iba a soportar impávidamente todo ese torrente de regla, esa cascada escarlata que abundantemente fluiría entre sus muslos a lo largo del día.
Esa mujer, práctica y experimentada, no pensaría ni por un momento en sustituir su protección personal por un minúsculo trozo de gasa, ni en penetrar su flor con una bala de tela con un cordón. No, esa mujer tiene una MORAL, una capacidad de deyección de plasma sanguíneo en su entrepierna, y estrógenos a carretillas. Esa mujer no piensa en el jodido olor de las nubes, ni viaja con la zorra anoréxica de Silke, ni oye el retumbante sonido de un tumor canceroso en su cerebro. Es una mujer de verdad, tiene la figura de una diosa de la fertilidad, y trabaja a destajo diez horas diarias para mantener a su familia.
Se llama Juana.
Juana no confía su aseo personal y diario a un montón de zorras ligeras de ropa que salen en la tele poniendose boca abajo. ¿Quién en su sano juicio lo haría? Su madre le dio importantes lecciones, que pasaban de generación en generación, como la información de su adn mitocondrial, pero eso no viene al caso. Una sucesión de leyes ocultas y secretas, inaccesibles a los hombres, que avivaban el misterio de lo femenino. Juana no entendía la espiral de indecencia de los tiempos modernos, donde las niñas, en lugar de guardar celosamente su flor, se empeñaban en marchitarla en callejones oscuros, con tipejos vestidos con trajes baratos, peinados con tupés pasados de moda o engominados, y apestando a tabaco y alcohol. Juana no entendía eso. Habíase perdido la emoción del amor puro y virginal, así como las sanas costumbres de unos tiempos más limpios y morales.
Ella, que cuando era niña, recorría cinco kilómetros para llegar al río, donde recogía el agua necesaria para el aseo y la cocina en unas enormes cántaras, se sentía triste al ver toda esa muchedumbre caótica, follando en las calles, vomitando en las tumbas de sus padres, drogándose las venas con venenos. Todo eso era malo, juraba ante el jarrón donde reposaban las cenizas de su bisabuela. Malo.
Pero lo peor de todo eran las niñas y sus tampones. Qué hijas de puta eran todas.
Juana llora en su cabaña cada vez que ve un anuncio de tampones.
Cabronas, hijas de puta.
Pero no las de ahora, sino las de antes. Las compresas de verdad, sí. Esas monstruosidades color crema. Las que eran de un par de centímetros de grosor. Esas que no tenían chorradas de alas, ni forma de tanga, y no olían a nubes ni a niños muertos.
Una buena mujer, de amplias caderas, una buena criadora, podía confiar en que aquella especie de pañal sin elasticos que se ponía cada mañana, iba a soportar impávidamente todo ese torrente de regla, esa cascada escarlata que abundantemente fluiría entre sus muslos a lo largo del día.
Esa mujer, práctica y experimentada, no pensaría ni por un momento en sustituir su protección personal por un minúsculo trozo de gasa, ni en penetrar su flor con una bala de tela con un cordón. No, esa mujer tiene una MORAL, una capacidad de deyección de plasma sanguíneo en su entrepierna, y estrógenos a carretillas. Esa mujer no piensa en el jodido olor de las nubes, ni viaja con la zorra anoréxica de Silke, ni oye el retumbante sonido de un tumor canceroso en su cerebro. Es una mujer de verdad, tiene la figura de una diosa de la fertilidad, y trabaja a destajo diez horas diarias para mantener a su familia.
Se llama Juana.
Juana no confía su aseo personal y diario a un montón de zorras ligeras de ropa que salen en la tele poniendose boca abajo. ¿Quién en su sano juicio lo haría? Su madre le dio importantes lecciones, que pasaban de generación en generación, como la información de su adn mitocondrial, pero eso no viene al caso. Una sucesión de leyes ocultas y secretas, inaccesibles a los hombres, que avivaban el misterio de lo femenino. Juana no entendía la espiral de indecencia de los tiempos modernos, donde las niñas, en lugar de guardar celosamente su flor, se empeñaban en marchitarla en callejones oscuros, con tipejos vestidos con trajes baratos, peinados con tupés pasados de moda o engominados, y apestando a tabaco y alcohol. Juana no entendía eso. Habíase perdido la emoción del amor puro y virginal, así como las sanas costumbres de unos tiempos más limpios y morales.
Ella, que cuando era niña, recorría cinco kilómetros para llegar al río, donde recogía el agua necesaria para el aseo y la cocina en unas enormes cántaras, se sentía triste al ver toda esa muchedumbre caótica, follando en las calles, vomitando en las tumbas de sus padres, drogándose las venas con venenos. Todo eso era malo, juraba ante el jarrón donde reposaban las cenizas de su bisabuela. Malo.
Pero lo peor de todo eran las niñas y sus tampones. Qué hijas de puta eran todas.
Juana llora en su cabaña cada vez que ve un anuncio de tampones.
Cabronas, hijas de puta.
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Grumete
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-¿Silke, por qué te gustan los tampones?
- A ver hijo mio, te lo vi a explicá
Hubo un tiempo, no hace tanto, en el que las mujeres poco podían hacer para que la gente no notase que su amigo Chechu (Rojo) las estaba visitando.
Tiempos aquellos en los que sus flujos menstruales las hacían ser divisadas cual 'Prestige' perdiendo fuel en la playa cuando se estaban dando un tranquilo baño.
Tiempos aquellos en los que una conversación era inviable por lo rancio de su aroma.
Esos tiempos pasaron. Es parte (afortunadamente) de nuestro pasado.
Los tampones son buenos. Los tampones son prácticos.
Las chicas de hoy en día, desean llevar sus mentruaciones con total disimulo, y para ello, necesitan de productos que, evidentemente, sean bastante menos aparatosos que unos Huggies Dry Nights. No es estético. Y encima se marcan demasiado bajo las minifaldas. Conclusión: las compresas no chanan.
Con un tampón pasas automáticamente a chanar que te pedes. Te vuelves el centro del universo, bailándo entre espirales psicodélicas y explosiones de color de diseño al ritmo de las tanga girls. Esa es la regla que las mujeres quieren tener, que las hace sentirse seguras gracias a que ni lo notas ni lo notan. Gracias a ese tampón que impide que su flujo se desparrame patas abajo. Las mujeres no quieren una compresa que las retenga las delicias en las bragas medio día. Eso es una cerdería.
Por si esta disertación no les ha parecido suficiente, he entrevistado a unas cuantas mujeres célebres para que nos den su opinión.
Pues sí, uso tampones, no entiendo las instrucciones de las compresas
Si los hubiese conocido antes...
Llevo un traje de Armani. ¿te parece a ti que soy de las que lleva compresas?
Yo en realidad tengo un gigantesco pene. Es el efecto Chernobil. Pero me gusta su textura en el final de mi tracto intestinal.
Pues eso. Si hablamos de tampones estamos hablando de seguridad, higiene y comodidad. Son el futuro.
No al retrogradismo. Si al futuro. Siguiendo este simple axioma, adentrémonos en una grandiosa era de prosperidad y tampones. Por un mundo mejor. Desterremos las compresas.
Siglos de invenciones y experimentación. Pero aún no hemos conseguido algo tan jodidamente grande.
- A ver hijo mio, te lo vi a explicá
Hubo un tiempo, no hace tanto, en el que las mujeres poco podían hacer para que la gente no notase que su amigo Chechu (Rojo) las estaba visitando.
Tiempos aquellos en los que sus flujos menstruales las hacían ser divisadas cual 'Prestige' perdiendo fuel en la playa cuando se estaban dando un tranquilo baño.
Tiempos aquellos en los que una conversación era inviable por lo rancio de su aroma.
Esos tiempos pasaron. Es parte (afortunadamente) de nuestro pasado.
Los tampones son buenos. Los tampones son prácticos.
Las chicas de hoy en día, desean llevar sus mentruaciones con total disimulo, y para ello, necesitan de productos que, evidentemente, sean bastante menos aparatosos que unos Huggies Dry Nights. No es estético. Y encima se marcan demasiado bajo las minifaldas. Conclusión: las compresas no chanan.
Con un tampón pasas automáticamente a chanar que te pedes. Te vuelves el centro del universo, bailándo entre espirales psicodélicas y explosiones de color de diseño al ritmo de las tanga girls. Esa es la regla que las mujeres quieren tener, que las hace sentirse seguras gracias a que ni lo notas ni lo notan. Gracias a ese tampón que impide que su flujo se desparrame patas abajo. Las mujeres no quieren una compresa que las retenga las delicias en las bragas medio día. Eso es una cerdería.
Por si esta disertación no les ha parecido suficiente, he entrevistado a unas cuantas mujeres célebres para que nos den su opinión.
Pues sí, uso tampones, no entiendo las instrucciones de las compresas
Si los hubiese conocido antes...
Llevo un traje de Armani. ¿te parece a ti que soy de las que lleva compresas?
Yo en realidad tengo un gigantesco pene. Es el efecto Chernobil. Pero me gusta su textura en el final de mi tracto intestinal.
Pues eso. Si hablamos de tampones estamos hablando de seguridad, higiene y comodidad. Son el futuro.
No al retrogradismo. Si al futuro. Siguiendo este simple axioma, adentrémonos en una grandiosa era de prosperidad y tampones. Por un mundo mejor. Desterremos las compresas.
Siglos de invenciones y experimentación. Pero aún no hemos conseguido algo tan jodidamente grande.
Mu' rico tó
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Perro De Lobo
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¿Pero qué leo? Señalas acusadoramente a las compresas como elemento retrógrado, y acto seguido alabas el hecho de que las mujeres oculten su regla. Eres un maldito opresor de las mujeres. Condenas al ostracismo al género femenino, a esconder la natural expulsión de sus granates geiseres rutilantes, hecho éste tal que debiera ser motivo de celebración por todas ellas, apuntando con sus piernas abiertas hacia la luna, en una explosión orgiastica de chispeante lluvia hormonal.
No quotearé en este post, me siento demasiado violento para eso.
Eres un cabrón machista, Grumete. El acto de menstruar debería ser motivo de orgullo, o al menos, no inspirar la vergüenza que tu supones como normal.O quizá asumes que el tampón es bueno porque lo relacionas con las bolitas chinas, que van tambien unidas con un hilito, y a ti te hacen reir cuando te las sacas del orto con un sonoro "pop".
Hago un llamamiento:
Mujeres del mundo! uníos! Regad las calles de las ciudades con el metálico aroma de la sangre recien derramada! Chorread orgullosas, caminad unidas y prended fuego al yugo opresor del tampón! Su mismo nombre es insultante, tampón es lo que se usa para los sellos de caucho, cuando te plasman el membrete en el banco. Acaso quieren que estampeis el tampón colorado sobre algún extraño documento?. El tampón es un invento del hombre, mirad su forma espermatozoica, no os representa! Es una ofensa, hijas de venus! Castrad al perverso Grumete!
No a la represión!
No quotearé en este post, me siento demasiado violento para eso.
Eres un cabrón machista, Grumete. El acto de menstruar debería ser motivo de orgullo, o al menos, no inspirar la vergüenza que tu supones como normal.O quizá asumes que el tampón es bueno porque lo relacionas con las bolitas chinas, que van tambien unidas con un hilito, y a ti te hacen reir cuando te las sacas del orto con un sonoro "pop".
Hago un llamamiento:
Mujeres del mundo! uníos! Regad las calles de las ciudades con el metálico aroma de la sangre recien derramada! Chorread orgullosas, caminad unidas y prended fuego al yugo opresor del tampón! Su mismo nombre es insultante, tampón es lo que se usa para los sellos de caucho, cuando te plasman el membrete en el banco. Acaso quieren que estampeis el tampón colorado sobre algún extraño documento?. El tampón es un invento del hombre, mirad su forma espermatozoica, no os representa! Es una ofensa, hijas de venus! Castrad al perverso Grumete!
No a la represión!
He sido asaltado fieramente por la concupiscencia carnal
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Grumete
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Serás gilipollas...
Tu eres un mamonazo. No solo alabo el hecho de que las mujeres oculten su flujo menstrual, sino que animo a toda la humanidad a que hagan sus funciones menstruales o de excrección en privado. Por no mencionar el hecho de que me llamas represor y has sido tú el que ha querido defender las compresas, -para más inri las de los tiempos de maricastaña, represoras por excelencia del citado flujo- usando como modelo de tus tristes argumentos una mujer para nada representativa de las actuales.
Según tu teoría entonces no neguemos nuestra naturaleza y comencémos a cagar en público, ¡por la calle! Así podrías dar rienda suelta a tu flagrante copro-fagia/filia. (Modifique la palabra libremente por la que considere más degradante)
Mamonazo, yo no defiendo que se sienta verguenza por la menstruación, lo que agradezco encarecidamente es no tener que sufrir sus olores ni su visionado. Es simple.
En cuanto a las bolas chinas las prefiero antes que los enemas de mistol, porque pareces tan mongui que seguro que crees que así te tienes que limpiar el culo...
Hablas de represión y de lo ¿insultante? de la palabra tampón cuando defiendes la compresa.
Señoras del mundo. Párense un momento a pensar. ¿Quieren ser de veras como Pedo De Loro quiere que seáis? ¿Quieren ser goteros ambulantes de sangre y hormonas y exudar un embriagante a la par que rancio aroma? ¿Quieren caminar por las calles de la mano de su pareja sin llevar sujetador y con las tetas a la altura de la cintura? Es más, ¿quieren llevar el mostacho -o los pelos del sobaco- más largo(s) que su pareja? Derramar vuestro flujo menstrual por la calle es tan estúpido como que nosotros derramemos nuestra semilla en la vía pública.
NO.
Las mujeres queréis ser femeninas. Queréis ser visualmente atractivas. Y nosotros los hombres lo agradecemos. Meditad profundamente las palabras de Pedo De Loro y os daréis cuenta de su absurdez.
Y es que, damas y caballeros, me niego a vivir en un mundo en el que esta salga presentando un programa con toda la entrepierna tornándose escarlata por momentos.
Damos paso nuestra (chof!) primera invitada (prffft chop) de la tarde
Me niego.
Ser mujer implica tener la menstruación unos cuantos años. Los hombres lo sabemos, y con todo nuestro espíritu filantrópico creamos los tampones. Por vosotras. Porque lo valéis. Estamos en el siglo XXI, estamos en el futuro, y el futuro ha hablado: TAMPÓN. Porque gracias a él podréis seguir montando a caballo o nadar en la piscina sin ningún problema. Porque ni lo notas ni lo notan.
Perro De Lobo escribió:¿Pero qué leo? Señalas acusadoramente a las compresas como elemento retrógrado, y acto seguido alabas el hecho de que las mujeres oculten su regla.
Tu eres un mamonazo. No solo alabo el hecho de que las mujeres oculten su flujo menstrual, sino que animo a toda la humanidad a que hagan sus funciones menstruales o de excrección en privado. Por no mencionar el hecho de que me llamas represor y has sido tú el que ha querido defender las compresas, -para más inri las de los tiempos de maricastaña, represoras por excelencia del citado flujo- usando como modelo de tus tristes argumentos una mujer para nada representativa de las actuales.
Perro De Lobo escribió:Eres un maldito opresor de las mujeres. Condenas al ostracismo al género femenino, a esconder la natural expulsión de sus granates geiseres rutilantes, hecho éste tal que debiera ser motivo de celebración por todas ellas, apuntando con sus piernas abiertas hacia la luna, en una explosión orgiastica de chispeante lluvia hormonal.
Según tu teoría entonces no neguemos nuestra naturaleza y comencémos a cagar en público, ¡por la calle! Así podrías dar rienda suelta a tu flagrante copro-fagia/filia. (Modifique la palabra libremente por la que considere más degradante)
Perro De Lobo escribió:Eres un cabrón machista, Grumete. El acto de menstruar debería ser motivo de orgullo, o al menos, no inspirar la vergüenza que tu supones como normal.O quizá asumes que el tampón es bueno porque lo relacionas con las bolitas chinas, que van tambien unidas con un hilito, y a ti te hacen reir cuando te las sacas del orto con un sonoro "pop".
Mamonazo, yo no defiendo que se sienta verguenza por la menstruación, lo que agradezco encarecidamente es no tener que sufrir sus olores ni su visionado. Es simple.
En cuanto a las bolas chinas las prefiero antes que los enemas de mistol, porque pareces tan mongui que seguro que crees que así te tienes que limpiar el culo...
Perro De Lobo escribió:Hago un llamamiento:
Mujeres del mundo! uníos! Regad las calles de las ciudades con el metálico aroma de la sangre recien derramada! Chorread orgullosas, caminad unidas y prended fuego al yugo opresor del tampón! Su mismo nombre es insultante, tampón es lo que se usa para los sellos de caucho, cuando te plasman el membrete en el banco. Acaso quieren que estampeis el tampón colorado sobre algún extraño documento?. El tampón es un invento del hombre, mirad su forma espermatozoica, no os representa! Es una ofensa, hijas de venus! Castrad al perverso Grumete!
No a la represión!
Hablas de represión y de lo ¿insultante? de la palabra tampón cuando defiendes la compresa.
Señoras del mundo. Párense un momento a pensar. ¿Quieren ser de veras como Pedo De Loro quiere que seáis? ¿Quieren ser goteros ambulantes de sangre y hormonas y exudar un embriagante a la par que rancio aroma? ¿Quieren caminar por las calles de la mano de su pareja sin llevar sujetador y con las tetas a la altura de la cintura? Es más, ¿quieren llevar el mostacho -o los pelos del sobaco- más largo(s) que su pareja? Derramar vuestro flujo menstrual por la calle es tan estúpido como que nosotros derramemos nuestra semilla en la vía pública.
NO.
Las mujeres queréis ser femeninas. Queréis ser visualmente atractivas. Y nosotros los hombres lo agradecemos. Meditad profundamente las palabras de Pedo De Loro y os daréis cuenta de su absurdez.
Y es que, damas y caballeros, me niego a vivir en un mundo en el que esta salga presentando un programa con toda la entrepierna tornándose escarlata por momentos.
Damos paso nuestra (chof!) primera invitada (prffft chop) de la tarde
Me niego.
Ser mujer implica tener la menstruación unos cuantos años. Los hombres lo sabemos, y con todo nuestro espíritu filantrópico creamos los tampones. Por vosotras. Porque lo valéis. Estamos en el siglo XXI, estamos en el futuro, y el futuro ha hablado: TAMPÓN. Porque gracias a él podréis seguir montando a caballo o nadar en la piscina sin ningún problema. Porque ni lo notas ni lo notan.
Mu' rico tó
Joder, me lo he pasado en grande con este combate. Ha sido fantástico. Me parecía estar viendo a dos políticos de mitin. Que demagogia tan fantástica. Además, con los mensajes de una longitud bastante manejable.
No voy a ensuciar más este hilo con mi cháchara. Les daría como ganadores a ambos, pero en vista de que no se puede, se tendrán ustedes que conformar con un:
EMPATE
Enhorabuena a ambos.
No voy a ensuciar más este hilo con mi cháchara. Les daría como ganadores a ambos, pero en vista de que no se puede, se tendrán ustedes que conformar con un:
EMPATE
Enhorabuena a ambos.
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Perro De Lobo
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