7ª Jornada: Marilyn Vs Lennon

[bud spencer]

El tema: Los Oscars Vs los Goya.
Hasta el domingo 22. Empieza Marilyn

[Marilyn Monroe]

No voy a caer en la tentación de defender lo indefendible solo por el hecho de que sea producto Made in Spain, eso se lo dejo a mi rival (discúlpeme señor Lennon, no es nada personal, ya sabe). Una cosa es haber nacido y vivir en España y otra es cerrar los ojos ante lo que resulta más que obvio. ¿Goyas? sí, por supuesto, pero todavía nos queda un largo camino para llegar hasta lo que sería un mínimo aceptable, tanto en calidad como en organización. Aunque nos pese en nuestro orgullo patrio no hay color señores, los Oscars son, y seguirán siendo por mucho tiempo, el evento cinematográfico más importante en nuestro calendario.

¿Y cuales son las razones por las que una simple estatuilla de bronce bañada en oro ha llegado a simbolizar tanto? Quizás sea debido a que desde un principio este premio otorgado por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de América tuvo unos objetivos muy claros: incentivar la mejora de la calidad técnica y cultural de las películas apoyando de una manera abierta a todos los profesionales del sector cinematográfico. Y lo que no se puede negar es que dicho objetivo se ha cumplido ampliamente desde la fundación de la academia en 1927 por Louis B.Mayer. El empujón que supusieron los oscars para el mundillo del celuloide ha dado como fruto obras maestras del cine que seguramente muchos hemos disfrutado: "Lo que el viento se llevó", "Ben-Hur", "Alguien voló sobre el nido del cuco", "El último emperador" o "El paciente ingles", (entre muchas otras) han sido merecedoras de, no solo una estatuilla, sino de hasta 11 de ellas.



Lamentablemente La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España no puede vanagloriarse de tener unos objetivos tan claros. Supuestamente se fundó en 1986 con el mismo leit motif que su colega americana, pero su andadura hasta el día de hoy ha estado muy desvirtuada, tanto por problemas internos y políticos, como por las desacreditaciones que sus galardones han sufrido por parte de los profesionales especializados. Esperemos que en un futuro, no muy lejano, estos galardones se consoliden de una manera abierta y puedan impulsar como se merece a nuestro famélico y necesitado cine.

Y que decir del espectáculo que supone la ceremonia de entrega de los oscars. Seguida por millones de espectadores en todo el mundo (salvo por Woody Allen que, por celebrarse casi siempre en lunes dicho acto, no acudía por estar tocando el clarinete en su club) es la CITA obligada para todo amante del cine que se precie. Actualmente se celebra en el Dorothy Chandler Pavilion y es retransmitida en directo a multitud de países en todo el mundo. Esa es otra característica importante de estos galardones, su internacionalidad. A pesar de estar dirigidos, en principio, hacia la industria cinematográfica americana su peso específico es enorme en todo el resto del mundo. Nunca llega tan alto una película de habla no inglesa como cuando es nominada o recibe el oscar de la categoría reservada para ellas. Nuestros Goyas serán eso, muy nuestros, pero la verdad es que fuera de España no pasan de ser una mera anécdota.



No hay nada como ser merecedor de un premio como ese, pero es que ganar un oscar no es moco de pavo. Las películas más galardonadas ven subir exponencialmente sus beneficios en taquilla desde la retrasmisión del famoso evento. Los actores, con su estatuilla bajo el brazo, reciben multitud de nuevas ofertas de trabajo. Nuevos proyectos se dan forma bajo el brazo protector del tal Oscar y el público llena las salas de cine para ver el trabajo de los galardonados. ¿Qué mejor aval para una película, actores o directores que el reconocimiento de sus propios compañeros? No es lo mismo que los que te juzgan sean unos extraños a que lo hagan los que verdaderamente conocen tu trabajo. Y esos son los que lo van a hacer porque cada categoría es juzgada por los más cualificados miembros de la academia: la del mejor director por directores, la del mejor actor por actores. Así se garantiza que las nominaciones sean lo más justas y merecidas posible sin caer en los errores que el desconocimiento del tema tratado pudiera ocasionar.



Ya no queda nada para la ceremonia de este año, pronto comenzará de nuevo el espectáculo. Después de unas interesantes nominaciones solo nos queda saber quien va a subir a recoger los preciados oscars al escenario. ¿Serán los favoritos en las apuestas? Tendremos que esperar un poco para saberlo, solo hasta el 29 de febrero, me muero de impaciencia. ¿Creéis que por fin Peter Jackson se llevará el oscar al mejor director por el Señor de los Anillos? ¿o que el nombre de Sean Penn sonará cuando se otorgue el oscar al mejor actor? Aunque sean los favoritos siempre es posible llevarnos alguna sorpresa.

Mientras llega el día me entretendré, aquí y ahora, en celebrar mi propia ceremonia:

Un sobre cerrado, dos nominados en la categoría de mejor combate, Lennon y Marilyn Monroe, el juez-actor de turno que abre con lentitud el sobre, una tarjeta que asoma entre sus dedos, nervios en el foro; lee, levanta la mirada y sus labios forman estas palabras:

And the Winner is…

[Marilyn Monroe]

¿¡¡¡¡¡¡¡?

Me siento como si estuviera hablando sola.

¿Qué pasa con este combate? Ya tiene telarañassssssssssssss

[bud spencer]

Quizás te sientes como si estuvieras hablando sola, tal vez y sólo tal vez porque estás hablando sola.
Pero tranquila, tu soliloquio tiene 3 puntitos de regalo.
The winners is ...Bill Murray


P.D: quería esperar a mañana para dar el veredicto, ya sabes, para ir más acorde con el tema de debate. Pero al final no.

[Marilyn Monroe]

Quizás te sientes como si estuvieras hablando sola, tal vez y sólo tal vez porque estás hablando sola.

Pues fíjate tú por donde yo pensaba que me había apuntado a un concurso de debates por parejas, no a uno de monólogos tipo club de la comedia.

P.D.: ¿Crees que al final ganará el señor Murray? ummmm, no sé, no sé, ojalá.