Tetalmente de acuerdo con la opinión mayoritaria; el perroflautismo chana, se ¿estudia? letras, botellón hasta los 30 y todos los años campaña de manis con subidón de adrenalina ocasional.
Por supuesto, es muy de izquierdas permitir que el contribuyente subvencione en un 90% a gente que se presenta a un 60% de los créditos que le corresponden y que aprueba aún menos; no digamos ya de permitirle estudiar carreras con una demanda laboral ínfima y sin moverse de su provincia.
Lo de premiar el esfuerzo es de fascistas y orientar la formación hacia las necesidades del mercado laboral es vender la universidad a las empresas para que alienen al proletariado.
Vamos, que unas cuantas hostias bien dadas les vienen bastante bien, yo tuve en mis tiempos (aún) más mozos la oportunidad de experimentar las cargas frente al Min de Eduación en tiempos de la Hija del Caudillo y chana que te pedes, ahora bien no esperes que el de enfrente o el de al lado sepan contestarte qué quiere decir el acrónimo LOU.
¿Acroqué? No tío, anarcosindicalismo, se dice anarcosindicalismo.Esto es lo que se propone con el Plan Bolonia, entre otras cosas:
La Universidad Carlos III va a introducir un Programa de Honores que pretende separar a los estudiantes en función de sus expedientes. El programa se aprobará mañana en Consejo de Gobierno en el Campus de Leganés.
Los alumnos admitidos deberán cumplir ciertos requisitos académicos, entre ellos se incluye haber obtenido una nota superior a 8.5 en la educación secundaria, sin tener en cuenta la nota de acceso a la universidad. Además, se valorarán las cartas de recomendación.
Este plan pretende que el porcentaje de alumnos que tengan acceso a él esté entre un 3 y un 5 % de los estudiantes.
Según el texto del programa, los honorables alumnos que ingresen en estos grados tendrían acceso a un grupo de clase reducido compuesto exclusivamente por estudiantes beneficiaros de este plan.
Este grupo dispondrá de ‘’tutorías personalizadas, prioridad en programas de becas e intercambios’’ y un contenido académico ‘’más exigente’’. Los participantes también tendrán prioridad en el acceso a la docencia de ‘’profesores ilustres’’. Además, estos alumnos dispondrían de programas específicos de prácticas, instalaciones exclusivas (comedores, salas de ordenadores) y prioridad a la hora de acceder a los servicios de alojamiento de la universidad.
Según el texto citado este programa se inspira en la filosofía de las universidades americanas y pretende subsanar las ineficiencias que genera el hecho de que se encuentren en el mismo grupo "estudiantes que acceden con notas cercanas al 5 con otros con nota de acceso superior al 8’’. El programa tiene como ‘’finalidad primordial’’ establecer un marco que proporcione una ‘’oferta diferenciada’’ e incentive a los estudiantes que estén fuertemente inclinados al estudio y dispuestos a realizar un ‘’notable esfuerzo académico’’.
Sin embargo, desde la Asamblea de Estudiantes de la Carlos III se afirma que ‘’este programa puede generar graves daños en el sistema educativo universitario dado que se da privilegio a unos pocos sobre la mayoría; centrándose en criterios de acceso que solo estarían al alcance de una élite que trasciende de lo educativo a lo social’’. Además, la implantación de este proyecto generaría ‘’una especie de estrato social dentro de la universidad’’ que, según los asamblearios ‘’implicaría cierto sentimiento de discriminación y limitaría el progreso de los alumnos que no pertenezcan al grado de honor al no tener la posibilidad de enriquecerse al trabajar en conjunto en las aulas”. Tal como afirma la Asamblea de Estudiantes ‘’resulta chocante que se utilicen los recursos limitados de los que dispone la Universidad para beneficiar a una minoría de estudiantes, en lugar de destinarlos al alumnado general’’.
Eso de premiar el esfuerzo y darle la oportunidad a los mejores, como se ve, pues está muy requetemal.
Ahora, si hay suerte y se generaliza habrá un 3% de los graduados de cada promoción que tendrán la oportunidad de comerse el mundo, y de comérselo por méritos propios y no por enchufismos. Y será una vía accesible por el precio de una matrícula pública (serán unos 2000€ parece), no por los 6.000€ mínimos de una privada.
Si no, pues nos pareceremos cada vez más a Grecia y cuando las fábricas hipersubvenciondas se vayan todas a Rumanía y los alemanes decidan irse a Túnez o Croacia, entonces protestaremos y tendremos que volver a la vendimia francesa a competir con los magrebíes por dos meses de romperse el espinazo a cambio del SMI gabacho.