Vengo a contaros algo que no os interesa a una mierda.
El otro día estuve en un concierto de Jorge Drexler.
¡Sí! ¡Jorge Drexler!
Hola amigo, soy Jorge Drexler, máximo exponente de rimar estrofas tirando de esdrújulas y sobresdrújulas hasta cotas que harían derretirse el cerebro de Melendi.

Por causas y azares no pude engancharlo hace 3 ó 4 semanas en la capital del imperio.
Pero lo vi en el califato, el teatro lleno, la banda impresionante, sobre todos el sr. que llevaba la cuerda, no dejando ninguna canción igual que en cualquier disco y con un despliegue de medios que ya quisieran los U2. Todo con un cacharrico japonés que se trajo del oriente que repetía en loop y con ligera distorsión las flatulencias, golpes y ritmos que el uruguayo le ponía.
El repertorio muy correcto, tirando de sus dos últimos discos sin olvidar canciones viejunas, rematando en el primer bis, y jodiendola en el último por el pequeño detalle de acabar un concierto con una canción que no se sabía ni él por ser novísima (previously unreleased que diría un americano). La del oscar fue el tío y la cantó a capella; pero de verdá, sin micro, sentado en el escenario solo con su voz y sin amplificación. Impresiona. O no si odias a los tristeautores.
En resumen todo emotivo, emocionante y, como no, epatante.
¡Jorge Drexler!
Sí, lo sé. Pensás que con esta cara de pena soy el típico uruguayo que solo sirve para echar de menos su tierra marchando a 10 'estooooo...' por minuto. No perdás el norte: Me follo a la Watling y vos no.
